sábado, 18 de febrero de 2012

El Tabaibal:


El Tabaibal, tienen siete islas mayores, y otras tantas o más, menores y una población -sin contar a los turistas- de unos dos millones de habitantes.

Sigue siendo una colonia espakistaní, y al presente -por tanto- no ha sido declarada su independencia de los godos. Seguimos sin alcanzar la mayoría de edad, y estamos ligados o unidos  al destino de esa madrastra que nos explota y obstaculiza nuestro desarrollo (se queda con nuestro petróleo, y nos obliga a arrancar cuanto árbol frutal nos de comida).

Nuestro clima es el mejor del mundo, y nuestras tierras son las más fértiles del planeta; y ello hizo que en siglos pasados, fuéramos los exportadores más prósperos de los dos continentes entre los que nos encontramos: África y Europa, llegando con nuestros productos al Oriente y al Occidente (Japón y EE.UU.). Fuimos, “la huerta del mundo”.

Pero, poco a poco, han ido convirtiendo nuestras islas -como dice Don José Rodríguez, del periódico El Día de Tenerife- en un “secarral”, y han ido arruinando nuestra economía agrícola y ganadera, que ha provocado el mayor paro y hambre de nuestra triste historia (salvo la anterior al siglo XV, donde fuimos muy felices).

En la actualidad, con el éxodo de los agricultores al sector turístico -lo llaman “servicio (porque pasamos de ser dueños y señores a ser: sirvientes, esclavos, domésticos, chachos, limpia-retretes, hacedores de camas...)”, y al presente escasea lo más elemental, y que esta tierra produciría abundantemente: el gofio (millo, papas, coles...), que son nuestros productos básicos, para vivir sanos y con dignidad. Hoy el desempleo camina al 50 % de la población...

La situación sanitaria, con tanta: droga, tabaco, alcohol, sexo, carnaval, aborto, etc., es una epidemia multiforme, donde la infección cabalga camino de la extinción de la gente “más linda de entendimiento del mundo”. Consúltese a “Le Canarien” (1402).

Miles de tabaiberos (antes “canarios”), abandonan las islas con el título universitario debajo del brazo, y se ve venir que muchos más -sin titulación- también marcharán a hacer fuera lo que les impiden hacer aquí (cultivar tierras extrañas, y cuidar animales de otros).

De la educación, ¡mejor ni hablar!: ha bajado tanto la calidad de la misma, que da hasta pena. Todo ello ha provocado, que si son de aquí, no los admiten a no ser en terceros y más bajos países. Aquí, no se estudia, ni aprende inglés; solo carnaval y fútbol. Estamos en la cola o último puesto del saber y ser.

Y con tanto carnaval, bailamos en una inestable política, sin economía propia alguna, y con una situación social deprimente; todo ello nos ha llevado a ser los más pobres -en todos los sentidos (incluido el religioso)- del país que no nos suelta. Eso sí, tenemos los mejores puentes, los mayores y más largos túneles, puertos sin uso, etc. (beneficios que han sido y son para otros; nosotros: los vemos hacer, sin más).

Las señas de identidad casi han desaparecido, y nuestro ingente y rico patrimonio en yacimientos arqueológicos, los llenan de planchas de hierro, y los deforman en sus estructuras, con daños irreparables, en un sin sentido destructor (al igual en otros campos: no nos dejan cultivar y nos obligan a arrancar todo lo que nos de comida), sin más.

Y lo peor: ya sin comida: todo nos lo traen de fuera, sin saber cómo y a qué precio y enfermedades nos cuestan. Todo esto, nos pone ante un futuro: incierto y caótico, en el que hemos entrado ya con gran pena, tristeza y dolor. Antes, todo el mundo trabajaba con tranquilidad. Y ahora, nadie lucha, por salir de esta situación.

El Padre Báez.

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