miércoles, 1 de febrero de 2012

La tragedia tabaibera:

El Tabaibal, es uno de los lugares de menor explotación del mundo. Sin embargo, es el lugar más rico del mundo en agricultura y ganadería, pero no dan trabajo o empleo a la gente (o personas) en esto. Lo prohíben todo
.
 La isla -en concreto la nuestra (el gran tabaibal), es ya una selva; todo se está volviendo bosque, desaparecen los restos de la agricultura en otro tiempo, y las alpendres no hay ni una ocupada ( a no ser que reconvertida para el turismo rural, ¡también están vacías!).

Por cualquier lado que se eche una mirada, y hasta donde alcance la vista, no se ve sino tabaibas, retamas, pinos, acebuches..., y el pueblo ya viviendo en condiciones miserables, si bien por dignidad y pudor, se guardan las formas, que poco a poco también desaparecen; pues el hambre y el paro crece, sin parar, ¡y a más!

Repito, el tabaibal fue uno de la grandes productores de comida, para el mundo; y tan grande, que se pueden ver todavía los almacenes..., pero han dado paso al medioambiente, a cerrar toda posibilidad de sobrevivir con lo que dé la tierra, y que destruye toda la cultura venida de atrás desde siglos.

Todo se les va en conservar una biodiversidad, con la que acaba con ella por no respetar lo que siempre hubo y así llegó a nosotros, y que retrocede con pérdida de flora y  fauna, de forma más que alarmante y acelerada.

Antes, todo el mundo trabajaba el campo; ahora, por todas partes hombres que deambulan, sin rumo, sin nada que hacer, y da hasta miedo. Esto es muerte. Futuro negro. No hay trabajo. Hay miedo. Nadie se queja. Todo es resignació (en lugar de indignación). No hay futuro. Todo cerrado...

Todo de árboles que no dan comida, y se sigue plantado lo mismo desde hace cincuenta y cinco años, sin parar, y sin cambiar (nos engañan con un castañero cada diez mil pinos).

Los que vinieron y venían, se están yendo y ya no vienen. Aquí hay (trabajo), hay posibilidad; no hay trabajo (lo tienen parado, prohibido [tocar el campo, y no se permite tener una cabra: a no ser que la identifiques, y te controlan...]).

Dependemos totalmente de un turismo, que nada deja, y todo lo que comemos viene de fuera. La gente sobrevive, gracias a los ancianos que cobran una pensión; los jóvenes (el 50 % sin trabajo)... Nadie dice nada de esto (salvo un servidor).

Y eso, que tenemos -a pesar de ser isla- inmensas tierras, sin explotar. Tenemos el mejor clima y la mejor tierra del mundo, y ¡nada! La crisis aumenta; se favorece a la crisis, con no ponerle freno, ni desviarla...

Cuando se construye algo es megalítico, cual si en época faraónica viviéramos y fuéramos (sobra poner ejemplos, ¡hay tantos!). La isla está toda atravesada en su interior (y no precisamente buscando agua).

Antes exportábamos de todo y a todos; ahora importamos todo y de todos. Cada día llega a la pobreza nuevas personas, más gente. Buscan todos trabajo, y no se les permite cultivar la tierra (tienen protegida toda hierba mala, que no se puede ni tocar, salvo sustanciosas y abusivas multas, cual si delito mayor fuera).

La miseria se pasea ya por los pueblos, como Mateo por su casa. Los turistas están contaminando la isla de forma exagerada, y la cosa afecta ya hasta a los peces, que no se reproducen... Industria -¿eso que es?- no tenemos ninguna.

Se destruyen fincas, cercados, cadenas, llanos y cumbres. Nos limpian barrancos, sin más producción, que pagar un sueldo a señoras y no a sus hijos y nietos (en edad y condiciones de trabajar, y no su progenitora o abuela) que harían algo, pero ¡nada: dinero tirado, que no revierte ni produce nada!

Ya la isla se vuelve inaccesible al que quiera ir a ver algo de arqueología o simplemente caminar, por fuera de los caminos empedrados que han destrozado los que habían de siglos atrás...

Ya el botánico no sirve; ahora botánico es toda la isla; no basta con una especie en un recinto, sino toda la isla cubierta de y para lo mismo (¡retamas y tabaibas, zarzas y cañas, pitas y escobones por millones!)...

Rutas imposibles hacer, por donde antes se transitaba, caminaba, ibas y venías, ahora cerrado, invadido ¡y no toques nada!, porque te vigilan por tierra y aire...

Ya no se siembra nada, sales y ves todo asilvestrado; a su antojo natural, sin labor de hombre alguno. Repito: ni los peces ya se reproducen... Ya no hay ciclo natural de nutrición... Nadie denuncia nada de esto... Todos callan...

Es una salvajada, vivir esclavos de decisiones políticas absurdas. Se prohíbe a un pastor hacer un corral porque atenta contra el medio ambiente, ¡Oh Dios, a lo que se ha llegado! Y si se le cae una pared: ¡no la levante, déjela en el suelo; no vuelva a plantar donde antes, y si interrumpe un camino, no importa!

Lo prioritario es el turismo, al que no se le muestra nada de nuestra riqueza arqueológica; más aún restauradores de yacimientos se los están cargando (caso el Maipés, La Guancha, ¿y para qué seguir?): lo llenan todo de planchas de hierro, deforman y cambian las formas guanches, por extrañas y contrarias..., y se les renueva y encargan a la misma empresa para nuevas intervenciones...

La autoridades no te permiten actuar en el medio, en el campo. Están forzando a la gente tabaibera a que se marchen de la isla. Nadie se manifiesta en contra de esta política. Miles y miles de parados, resignados...

Solo trabajan los funcionarios uniformados o no, sin producir nada. Se destruye la fuente de riqueza: la tierra. Ya no hay optimismo, ni alegría. Nada se extrae de la tierra, ni del ganado. Falta la voluntad política para cambiar turismo por campo. No se enfrenta a la crisis. Parece el Estado está ausente. No somos un Estado. Todo da igual, solo carnaval. Es una locura! No tenemos reserva alguna de nada. No hay actividad productiva alguna.  Se destruye la agricultura (te obligan a arrancar parras [¡es un ejemplo!]). Se arrasa con los terrenos de cultivo (plantados de pinos y otras malezas [cardones, tabaibas, beroles...]).

Vas por la carretera, y vas viendo lo que la agricultura fue en otro tiempo; ahora, ¡nada! Donde habían nogales, ahora pinos; donde castañeros, ahora pinos; donde higueras, ahora pinos; donde el ganado, ahora pinos, pinos, pinos...

Ya ni pasto para el ganado (el ganado come pienso y está encerrado [¡el poco que queda, residual...!]).

No hay ayuda, sino persecución; se abandona la tierra..., si cultivas o haces algo, te están controlando, para multarte siempre y por nada...

O te metes en el Ejército, o te espera la muerte... ¡O hágase guardia de algo!; también puedes ser policía... o guardia forestal..., ¡vaya a denunciar!: que esto sí que es un buen trabajo: El hombre, lobo contra otros hombres. Esto, es un desierto...

El Padre Báez.

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