lunes, 13 de febrero de 2012

Don Jorge López, q. e. p. d.


Se calla la voz del altavoz de Don Jorge López, aquel que en lo más alto de la torre, hacía ondear la bandera de la Paz, en fondo rojo, y luchó contra la corrupción y el paro; él, que vivió entre nubes -era metereólogo- en lo más alto del cielo, habrá encontrado un hueco, porque sus obras a favor y en defensa de la justicia, le habrá abierto las puertas de la Gloria, y ahora ya sí, sabe -pero no nos lo puede decir- quién robó las joyas a la Virgen del Pino, una de sus luchas.

Su voz, primero en Radio Las Palmas, en “Suena la Tarde”, pero más allá en Radios nacionales, y otras. Siempre acudía donde una manifestación, como invitado a una entrevista en radio, televisión, pero ya este año, no fue al carnaval, disfrazado de cardenal con la hoz y el martillo, por cruz; tampoco acabó de dar la vuelta a la isla a nado, porque los que lo seguían lo hacían desde donde no le podían ayudar si los necesitara.

Dejó a su gallo solo, y solo vivía; ahora ya con los espíritus de su esposa muerta muy pronto y joven, también con los espíritus de Bentejuí, Doramas, Tanausú... -es decir los nombres de sus perros.. Ahora ya, sin peluquín, Don Jorge, se reirá con las cosas que ha encontrado allá, en el más allá; ahora ya es feliz, y lo que hace falta, es que otro como él surja, y sea conciencia y voz del pueblo.

Don Jorge había donado su cuerpo a la ciencia, o para el bien que pudiera hacer algunos de sus órganos -ya le dije, era una pena, porque el cerebro, todavía no se trasplanta, con lo cual, lo mejor de él, se lo llevaría a la tierra. Fue entrevistado hace 15 días en radio Aventura, en Telde -por un servidor-, a donde llegó, impecablemente vestido: parecía un ministro de los de antes: su cartera, su corbata roja en traje y chaqueta negro, con su bastón con cabeza dorada de un león: su propia imagen en la lucha y defensa de sus causas, las que le llevaron a correr delante y a enfrentarse a la misma policía, y no callar ante nadie.

Era, un rebelde, con cusa, como se presentaba. Un tirajanero, que quería la independencia de su pueblo, y nos dejó varios inventos (en telefonía y para perros); su bloc, queda ya sin nuevas incorporaciones: allí sus frases favoritas, sus mejores fotos, sus opiniones. Creo, se nos ha ido un gran hombre y un gran amigo, compañero en luchas en emisoras de radio; pero vuelva a él: un hombre irrepetible: conciencia en el ayuntamiento (a la última entrevista, venía de estar con un concejal, que lo recibía, para exponer casos a resolver).

Por mucho tiempo, sus pintadas en Hoya de la Plata, que le debe ya una calle, tal vez a Don Santiago Vargas, le encarguen la estatua que merece en su Barrio -es una idea que sugiero, por cuestación popular-. Su coche, debe ir a algún museo; su atril, sea pieza que lo represente. Nos deja un buen legado; pasó por este mundo dejando huellas, intentando mejorarlo. Son muchas sus obras: el teatrillo, el campo de fútbol, el túnel de La Laja, y no es cuestión enumerarlas todas, que nos llevarían lejos.

Don Jorge, deja un hueco vacío en los Medios; ya no se le verá desayunar detrás del teatro Pérez Galdós...

Don Jorge López, descansa en la paz del Señor, que al llegar arriba, le habrá dicho a San Pedro: “¡déjalo entrar, que si no la arma ahí afuera!” Y habrá entrado, triunfal: derecho, marcial, erguido, como por su casa, la Casa de Toda Justicia.

El Padre Báez.

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