martes, 7 de julio de 2015

provocan

Las tabaibas provocan el abandono rural...
“... los trabajadores son pocos...” (Jesucristo, del evangelio de san Marcos 9, 32-39).
·... obran el mal... abaten a pobres... mendigando el pan...” (del salmo 36).
... ¡bueno, más que las tabaibas, el cabildo! Las tabaibas son el medio del cual se vale el cabildo para limpiar el campo de campesinos, dado que no es compatible la coexistencia de las tabaibas y el cultivo de la tierra y el pastoreo. La disyuntiva es: tabaibas o sector primario, y para nuestra desgracia, el cabildo ha preferido la vida de las tabaibas y la muerte de la agricultura y de la ganadería.
Y, para conseguir su propósito, un doble ejército: el seprona por un lado y por el otro el miedo ambiente con su propia policía (antes llamados simplemente agentes, seguidos de un número). Y así, el campo se ha ido despoblando en la misma proporción que se extienden las tabaibas, prefiriendo lo no humano en el campo, sino la botánica endiosada, y así protegida las tabaibas, quedan desprotegidos los campesinos, que son a los que de forma directa y mortal les afectan las tabaibas, dado que en la urbe, las tienen hasta en jardines y rotondas pero no les afecta salvo que se rocen por ellas y se pasen las manos por los ojos. Ya no hay trabajo y es como si no necesitáramos de la tierra, que queda entregada en su totalidad a las tabaibas. El abandono de la tierra y su entrega a las tabaibas solo genera paro y hambre, sin utilizar la naturaleza, sino para conservar a las tabaibas y no a ser humano en su ambiente más ecológico: la tierra. Le ha privado al campesino del uso de la tierra; no hay posible desarrollo; se machaca el cultivo de la tierra y la guarda del ganado, para que se desarrollen solo las tabaibas, sin importar el hombre, sino una planta maléfica y dañina. Lejos estamos del mandato divino de cultivar la tierra para trabajar y comer. Salvan a las tabaibas, y no a las personas. Al fin solo existirán tabaibas y no personas. Nos han arrancado del ambiente los del miedo ambiente (el cabildo), dañando a la tierra al envenenarla con leche de tabaiba por todas partes. No permiten hacer nada en el campo; la inacción total que embosca y enmaraña la isla favoreciendo en su día tal vez incendios inapagables y mortales. El campesino no es el centro, sino las tabaibas; cada vez la relación hombre-tierra es menor, quedando reducido el campo o tierra para al senderismo, sin más. Solo interesa las multas y una economía basada en perseguir y sancionar a todo aquel que haga lo que haga en la tierra es multado, que engrosa las arcas del cabildo para la paga  o cobro de tantos “trabajadores” en la entidad. La política no mira ni ve el campo, sino la urbe o poblaciones. Políticos ineficaces y ciegos, que no ven la realidad, tal y como si la leche de tabaibas les hubiera caído a todos en los ojos. El campo es un negocio político por las multas que ponen a los campesinos. Alejan de la naturaleza a los hombres. Se nos aleja de la relación con la tierra. No se practica la agricultura, ni la ganadería. Deshumaniza el campo el cabildo y lo llena de tabaibas, sin más. Y así, la crisis, no va a terminar nunca, ya que solo de la vuelta al campo (trabajo y comida) se saldrá de la que nos está cayendo, y va a seguir mientras sigan las tabaibas. Se ha de volver a la tierra, encontrarnos con la tierra, cultivar la tierra... no se trabaja; comemos lo que otros -fuera- producen para nosotros. Vivimos en un tabaibocentrismo, que nos aleja del hombre. Y me pregunto: ¿se habrán enterado que el papa Francisco ha escrito una encíclica (Laudato si) pidiendo no se dañe a la casa común, que es la tierra? Está claro, que la universidad, ni los medios de comunicación, nada dicen al respecto, para no dañar a la voz de sus amos (los del cabildo), y callan cobardemente, siendo cómplices del daño que se le hace a la “hermana madre tierra”, en decir de san Francisco de Asís. No nos sostenemos; no nos relacionamos con la tierra (nos lo impiden, prohíben y multan si lo hacemos o lo hiciéramos). La tierra está baldía, solo tabaibas en ella...
El Padre Báez.
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26. Muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos negativos del cambio climático. Pero muchos síntomas indican que esos efectos podrán ser cada vez peores si continuamos con los actuales modelos de producción y de consumo. Por eso se ha vuelto urgente e imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión de anhídrido carbónico y de otros gases altamente contaminantes sea reducida drásticamente, por ejemplo, reemplazando la utilización de combustibles fósiles y desarrollando fuentes de energía renovable. En el mundo hay un nivel exiguo de acceso a energías limpias y renovables. Todavía es necesario desarrollar tecnologías adecuadas de acumulación. Sin embargo, en algunos países se han dado avances que comienzan a ser significativos, aunque estén lejos de lograr una proporción importante. También ha habido algunas inversiones en formas de producción y de transporte que consumen menos energía y requieren menos cantidad de materia prima, así como en formas de construcción o de saneamiento de edificios para mejorar su eficiencia energética. Pero estas buenas prácticas están lejos de generalizarse.
II. La cuestión del agua
27. Otros indicadores de la situación actual tienen que ver con el agotamiento de los recursos naturales. Conocemos bien la imposibilidad de sostener el actual nivel de consumo de los países más desarrollados y de los sectores más ricos de las sociedades, donde el hábito de gastar y tirar alcanza niveles inauditos. Ya se han rebasado ciertos límites máximos de explotación del planeta, sin que hayamos resuelto el problema de la pobreza. (de la encíclica de Francisco: Laudato si).

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