domingo, 26 de julio de 2015

modelo

¿Qué modelo de vida nos presentan las tabaibas?...
“... se te acercará la desgracia... la plaga llegará hasta tu casa...” (del salmo 90).
... ¿Qué alternativas tenemos con las tabaibas? Lo que necesitamos, no son tabaibas, sino otros cultivos (de subsistencia). Lo esencial, no son las tabaibas. Lo fundamental no son las tabaibas. Hay que traer el futuro al presente. Hay que inventar el futuro, y que éste sea creativo. Seamos creativos. Tengamos pensamientos estratégicos (más que programas). No valen los programas, que no pasan de ser estéticos.
Y ello ¿por qué? Porque no es lo que procede. Lo que se hace, me sobra (llenar la isla de tabaibas). Lo programado -y viene de atrás- no vale, ni sirve de nada. Sí valdría una programación estratégica, con unas líneas principales de acción contra las tabaibas. Hay y tenemos que ser creativos a tal fin. Hay que optar por una acción alternativa. Denuncio proponiendo (mi propuesta: volver a la agricultura y a la ganadería). Sí, soy una voz que propone (humildemente). Soy -sin falsas humildades- un referente para otros; invito a otros. Propongo austeridad (como un estilo de vida). Con total transparencia: cuento a todos lo que hago y pienso (no oculto lo que hago y pienso). Y ello, bien sobrado de prudencia, ¡bien lo sabe Dios!, lo que me callo (y disculpen hable de mí -de un servidor- , después de más de 500 comentarios tabaiberos). Según estimación de muchos, con calidad; según los mismos, no me falta coherencia; y son muchos los que aprecian mi gratuidad al respecto. Porque, veamos: ¿satisfacen las tabaibas nuestras necesidades? El pueblo, debe tomar al respecto decisiones. El pueblo, ha de participar (¿no es eso la democracia, o solo se es demócrata al emitir el voto sin más?). Está claro -copiando al papa en el verbo- hay que primerear (priorizar) a las personas. Seamos -¡de una vez!- eficaces. Mantengamos nuestra identidad (tradiciones, cultura, sabiduría, etc.). No es una buena práctica, llenarlo todo de tabaibas. Habría que evaluar el papel de las tabaibas. No es normal este partidismo tabaibero: solo tabaibas, sin más...
El Padre Báez.
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64. Por otra parte, si bien esta encíclica se abre a un diálogo con todos, para buscar juntos caminos de liberación, quiero mostrar desde el comienzo cómo las convicciones de la fe ofrecen a los cristianos, y en parte también a otros creyentes, grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles. Si el solo hecho de ser humanos mueve a las personas a cuidar el ambiente del cual forman parte, «los cristianos, en particular, descubren que su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de su fe»[36]. Por eso, es un bien para la humanidad y para el mundo que los creyentes reconozcamos mejor los compromisos ecológicos que brotan de nuestras convicciones.
II. La sabiduría de los relatos bíblicos
65. Sin repetir aquí la entera teología de la creación, nos preguntamos qué nos dicen los grandes relatos bíblicos acerca de la relación del ser humano con el mundo. En la primera narración de la obra creadora en el libro del Génesis, el plan de Dios incluye la creación de la humanidad. Luego de la creación del ser humano, se dice que «Dios vio todo lo que había hecho y era muy bueno» (Gn 1,31). La Biblia enseña que cada ser humano es creado por amor, hecho a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26). Esta afirmación nos muestra la inmensa dignidad de cada persona humana, que «no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas»[37]. San Juan Pablo II recordó que el amor especialísimo que el Creador tiene por cada ser humano le confiere una dignidad infinita[38]. Quienes se empeñan en la defensa de la dignidad de las personas pueden encontrar en la fe cristiana los argumentos más profundos para ese compromiso. ¡Qué maravillosa certeza es que la vida de cada persona no se pierde en un desesperante caos, en un mundo regido por la pura casualidad o por ciclos que se repiten sin sentido! El Creador puede decir a cada uno de nosotros: «Antes que te formaras en el seno de tu madre, yo te conocía» ( Jr 1,5). Fuimos concebidos en el corazón de Dios, y por eso «cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario»[39]. (Laudato si, la encíclica de Francisco).

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