viernes, 24 de julio de 2015

hambre

Las tabaibas nos dan hambre...
“... lo sembrado en tierra... dará  fruto y producirá...” (Jesucristo, en el evangelio de san Mateo  13, 18-23)./ “... en la ciudad... calamidades...” (del salmo 54).
... por más que nos hablen del fútbol  -para despistar-, este pueblo, cada vez pasa y tiene más hambre. De hecho es un término, que ni citan los medios de comunicación, ¡y menos los políticos! Y sin embargo, es el plato más abundante diariamente en las mesas: vacío. El hambre, se pasea entre nosotros -destruyéndonos-, y llevándonos a la m..... (miseria), y mientras sigamos con las tabaibas, va a ser imposible librarnos de ella; que cada vez va a más.
Y ya la cosa, no es castigo divino -en quien ya no se piensa debido a tanto materialismo-, sino que es obra de los que mal nos gobiernan (cabildo, gobierno, europa, españa...). La causa del hambre -nadie lo dude- no es otra sino la sustitución de las cosechas de todo en otros tiempos -aún recientes-, por el único cultivo extensivo de las tabaibas. La solución, no es Cáritas, sino devolver a la tierra el cultivo y la ganadería (desapareciendo para ello el Miedo ambiente y el seprona [el cabildo], que lo impide y castiga). La verdad -y no hay otra-, mientras sigamos pasivos ante este estado de la cuestión, permitiéndolo con nuestro silencio y miedos, vamos a tener más y mucha más hambre (con el paro incluido). Los políticos nos empobrecen, a la par que ellos se suben en riquezas injustas y abusivas, con sus trapicheos de importarlo todo. Pronto seremos dos millones de tabaiberos con hambre, menos los que nos gobiernan. El hambre, ha dejado de ser patrimonio de africanos y otros, para sentar sus posaderas entre nosotros, los del primer mundo, que contemplamos fútbol, sin dar un palo al agua (arados y azadas). Y en El Tabaibal (antes Canarias), donde más hambre hay de toda españa. Y, lo que más me preocupa, es que la clase dominante, no escuche (o vea) el grito del hambre de un pueblo que la disimula con el: “¡pío-pío (que es como la pide el pollito a su madre la gallina, la comida)! Y, lo peor de toda esta movida o hambruna, es que la clase política haga dejación de alimentar al pueblo (no permitiendo la vuelta al campo), y lo derive a Cáritas, para que la Iglesia le saque las castañas del fuego; mientras, ellos les siguen dando fútbol y carnaval a la masa (que come deportes). Y no es justo, se laven las manos acerca de alimentar al pueblo, y los manden a otras manos. Ya no se come en los comedores domésticos, sino en los caritativos. Se ha cambiado el campo por barrios, ¡y estas tenemos! Se ha llenado el campo de tabaibas donde antes había: papas, millo, coles, garbanzos, etc., por tabaibas, beroles, pinos, escobones, etc. (todo esto protegido, con: zarzas, cañas, tuneras, etc., “basuras”, en decir de un pastor [Miguelito, el de Caideros de Gáldar]). Mientras no se erradiquen las tabaibas (y cuanto ellas representan), vamos a tener hambre, y ¡a más!, ¡mucho más! Y, el hambre, es, lo que más humilla a la condición humana, pues la degrada..., es el hambre, la peor de las plagas, y en ella andamos...
El Padre Báez.
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VII. Diversidad de opiniones
Finalmente, reconozcamos que se han desarrollado diversas visiones y líneas de pensamiento acerca de la situación y de las posibles soluciones. En un extremo, algunos sostienen a toda costa el mito del progreso y afirman que los problemas ecológicos se resolverán simplemente con nuevas aplicaciones técnicas, sin consideraciones éticas ni cambios de fondo. En el otro extremo, otros entienden que el ser humano, con cualquiera de sus intervenciones, sólo puede ser una amenaza y perjudicar al ecosistema mundial, por lo cual conviene reducir su presencia en el planeta e impedirle todo tipo de intervención. Entre estos extremos, la reflexión debería identificar posibles escenarios futuros, porque no hay un solo camino de solución. Esto daría lugar a diversos aportes que podrían entrar en diálogo hacia respuestas integrales.
61. Sobre muchas cuestiones concretas la Iglesia no tiene por qué proponer una palabra definitiva y entiende que debe escuchar y promover el debate honesto entre los científicos, respetando la diversidad de opiniones. Pero basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa común. La esperanza nos invita a reconocer que siempre hay una salida, que siempre podemos reorientar el rumbo, que siempre podemos hacer algo para resolver los problemas. Sin embargo, parecen advertirse síntomas de un punto de quiebre, a causa de la gran velocidad de los cambios y de la degradación, que se manifiestan tanto en catástrofes naturales regionales como en crisis sociales o incluso financieras, dado que los problemas del mundo no pueden analizarse ni explicarse de forma aislada. Hay regiones que ya están especialmente en riesgo y, más allá de cualquier predicción catastrófica, lo cierto es que el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista, porque hemos dejado de pensar en los fines de la acción humana: «Si la mirada recorre las regiones de nuestro planeta, enseguida nos damos cuenta de que la humanidad ha defraudado las expectativas divinas»[35]. (de la encíclica Laudato si, de Francisco).

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