sábado, 25 de julio de 2015

el centro

El centro, ¿las personas o las tabaibas?...
“... un hombre que sembró buena semilla en su campo...” (de Jesucristo en el evangelio de san Mateo 13, 24-30)./ “... en un administrador, lo que se busca es que sea fiel... hasta ahora hemos asado hambre... nos persiguen... nos tratan como a la basura del mundo, el deshecho de la humanidad...” (de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 1-16)./ “... ¿hasta cuándo... buscaréis el engaño?...” (del salmo 4).
... el centro es la persona. Hay que entrar en la realidad, y encontrar un nuevo modelo. Hay que ver la no rentabilidad de las tabaibas..., y la permisividad del pueblo, con ellas..., y hay que vincular al pueblo en este asunto..., hay que incorporar a la gente del y en El Tabaibal..., juntos..., pues somos los destinatarios, todos juntos..., hay que partir con la gente..., tenemos que comprometer a la gente..., y ello, mirando al futuro...
Hay que establecer una estrategia común..., hay que vincular a la gente, al pueblo, en ello..., hay que conseguir una participación más fructífera (o fructiva) del pueblo..., no hay, ni tenemos rentabilidad alguna con las tabaibas..., las tabaibas, no son eficaces, no hay eficiencia alguna en y con ellas. ¿Qué rentabilidad se sigue de ellas? No son (las tabaibas) útiles; no tienen valor utilitario; no tienen valor alguno. Padecemos una gran crisis o carencia de rentabilidad, devenida de las tabaibas..., las tabaibas son gratis (es decir: no valen). La cualificación de las tabaibas, es ésta: son gratis. Hay -pues- que repensar las tabaibas. Hay y tenemos que cambiar todo esto; hay y tenemos que transformar todo esto. Hay que adecuar las tabaibas a la realidad actual... Hay que transformar esta realidad tabaibera absurda..., hay que analizar lo que está pasando con las tabaibas. ¿Es que vamos a seguir así? ¿No va a cambiar nada? Hay y tenemos que mejorar. Hay y tenemos que  trabajar en equipo. Tenemos y hay que innovarnos (¡innovación!). Hay y tenemos que incidir en el mundo tabaibero. Tengo que mejorar, y que la cosa sea eficaz. Hay que mejorar la situación tabaibera. Que haya participación, para mejorar y cambiar nuestro entorno, nuestro espacio vital. Hay y tenemos que analizar la situación, y la realidad..., situados en el lugar. No solo e individualmente el Miedo Ambiente con el Seprona (es decir: el Cabildo), sino que hay que  relacionar el asunto, con el pueblo..., y transformar el territorio. Hay y tenemos que construir, un nuevo modelo..., y salir del modelo tabaibero, que nos ha traído a esta situación actual de paro y hambre...
El Padre Báez.
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CAPÍTULO SEGUNDO
EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN
62. ¿Por qué incluir en este documento, dirigido a todas las personas de buena voluntad, un capítulo referido a convicciones creyentes? No ignoro que, en el campo de la política y del pensamiento, algunos rechazan con fuerza la idea de un Creador, o la consideran irrelevante, hasta el punto de relegar al ámbito de lo irracional la riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para un desarrollo pleno de la humanidad. Otras veces se supone que constituyen una subcultura que simplemente debe ser tolerada. Sin embargo, la ciencia y la religión, que aportan diferentes aproximaciones a la realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas.
I. La luz que ofrece la fe
63. Si tenemos en cuenta la complejidad de la crisis ecológica y sus múltiples causas, deberíamos reconocer que las soluciones no pueden llegar desde un único modo de interpretar y transformar la realidad. También es necesario acudir a las diversas riquezas culturales de los pueblos, al arte y a la poesía, a la vida interior y a la espiritualidad. Si de verdad queremos construir una ecología que nos permita sanar todo lo que hemos destruido, entonces ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser dejada de lado, tampoco la religiosa con su propio lenguaje. Además, la Iglesia Católica está abierta al diálogo con el pensamiento filosófico, y eso le permite producir diversas síntesis entre la fe y la razón. En lo que respecta a las cuestiones sociales, esto se puede constatar en el desarrollo de la doctrina social de la Iglesia, que está llamada a enriquecerse cada vez más a partir de los nuevos desafíos.
(de Laudato si, encíclica de Francisco).

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