viernes, 17 de julio de 2015

prolongación

Las tabaibas prolongan la crisis...
“... estoy agotado... me acosan...” (del salmo 68).
“... terrible desgracia... en la ciudad: desfallecidos de hambre...” (del cántico del profeta Jeremías 14, 17-21).
“... se burlan de mi... me acorralan... me cercan...” (del salmo 21).
“... estamos... asediados por todas partes...” (de la carta de Santiago 1, 2-4).
“... el precio de nuestro rescate...” (de la oración de Vísperas del viernes III).
“... muchas son nuestras deudas...” (del himno de Completas del viernes).
“... estamos, al borde del abismo...” (del salmo 87).
“... encerrado, no puedo salir...” (del mismo salmo anterior [87]).
“... me rodean todo el día...” (idem. de idem.).
... perdemos vida con tantas tabaibas. El Tabaibal estaba habitado, de una riqueza humana muy grande. Había una gran diversidad, muy plural. Las tabaibas hacen desaparecer todo: pastores, agricultores, carboneros, etc.
Había gente dentro o en el interior de la isla; ¡pocos quedan ya, y a menos! Se ha perdido el entorno. Quedan pocas huertas. Todos se vuelven a lo urbano, se van a núcleos urbanos, y esto trae graves problemas. No se vive en el medio (la lana ya no se usa; el barro, tampoco; leña tampoco, se sacaba del entorno para vivir), y de ahí el conocimiento extraordinario, e ignorado: cómo se comportan los animales, hierbas medicinales, interpretar las estrellas, etc., y no se usa el territorio, ni los recursos... no se escribe en el territorio: monte, árbol, antepasados, etc.... relaciones sociales, riqueza, propiedad comunitaria... Se extraía recursos de la tierra y se exportaba; ahora... tabaibas. Han pensado la isla desde fuera. Ya, es un lugar vacío. Solo tenemos la anulación de derechos. Y somos, y tenemos un lugar de recursos extraordinarios y únicos en el mundo. Somos y tenemos una gran fuente de recursos, que son anulados por las tabaibas, en su enorme y exclusiva abundancia. Había, una gran sociabilidad. Hay otros caminos fuera de las tabaibas. Se daña a la isla con tantas y solo tabaibas. No producimos nada. Todo es una m.... Las tabaibas extraen lo que había como modelo social y económico. Se intensifican las tabaibas, que precisamente no dan madera y solo consiguen la deforestación. No somos ni tenemos industria de alimentación (como fue). Las tabaibas invaden la tierra. El tema del ganado: sin carne, sin leche... Las tabaibas deforestan la isla. Somos un lugar de entrada de todo, de fuera. Hay que parar las tabaibas. La tabaiba es voraz. Las tabaibas son depredadoras. Las tabaibas (el miedo ambiente) controlan el territorio. Esto lleva a la represión. No se consulta al pueblo. Las tabaibas expulsan a la gente. Insustentabilidad de la isla. Emigra la gente. Las ciudades no se sustentan. No crecemos. Todo son leyes para más libertad para el miedo ambiente, que destruyen el medio ambiente...
El Padre Báez.
Por supuesto, es de agradecer, correos como éste:
Muchas gracias de nuevo Padre Báez, el esfuerzo que usted continuamente está haciendo por concienciarnos por la importancia de proteger las buenas tierras y evitar que éstas sean colonizadas por plagas es muy loable, como también de suma importancia es que edite textos bíblicos con la sabiduría divina que tanto nos hace falta, y más en estos depravados tiempos que vivimos.
Un fuerte abrazo y cuídese.
P. Toledo.
--------------------------------------------------

46. Entre los componentes sociales del cambio global se incluyen los efectos laborales de algunas innovaciones tecnológicas, la exclusión social, la inequidad en la disponibilidad y el consumo de energía y de otros servicios, la fragmentación social, el crecimiento de la violencia y el surgimiento de nuevas formas de agresividad social, el narcotráfico y el consumo creciente de drogas entre los más jóvenes, la pérdida de identidad. Son signos, entre otros, que muestran que el crecimiento de los últimos dos siglos no ha significado en todos sus aspectos un verdadero progreso integral y una mejora de la calidad de vida. Algunos de estos signos son al mismo tiempo síntomas de una verdadera degradación social, de una silenciosa ruptura de los lazos de integración y de comunión social.
47. A esto se agregan las dinámicas de los medios del mundo digital que, cuando se convierten en omnipresentes, no favorecen el desarrollo de una capacidad de vivir sabiamente, de pensar en profundidad, de amar con generosidad. Los grandes sabios del pasado, en este contexto, correrían el riesgo de apagar su sabiduría en medio del ruido dispersivo de la información. Esto nos exige un esfuerzo para que esos medios se traduzcan en un nuevo desarrollo cultural de la humanidad y no en un deterioro de su riqueza más profunda. La verdadera sabiduría, producto de la reflexión, del diálogo y del encuentro generoso entre las personas, no se consigue con una mera acumulación de datos que termina saturando y obnubilando, en una especie de contaminación mental. Al mismo tiempo, tienden a reemplazarse las relaciones reales con los demás, con todos los desafíos que implican, por un tipo de comunicación mediada por internet. Esto permite seleccionar o eliminar las relaciones según nuestro arbitrio, y así suele generarse un nuevo tipo de emociones artificiales, que tienen que ver más con dispositivos y pantallas que con las personas y la naturaleza. Los medios actuales permiten que nos comuniquemos y que compartamos conocimientos y afectos. Sin embargo, a veces también nos impiden tomar contacto directo con la angustia, con el temblor, con la alegría del otro y con la complejidad de su experiencia personal. Por eso no debería llamar la atención que, junto con la abrumadora oferta de estos productos, se desarrolle una profunda y melancólica insatisfacción en las relaciones interpersonales, o un dañino aislamiento. (de la encíclica de Francisco: Laudato si).

No hay comentarios:

Publicar un comentario