lunes, 24 de enero de 2011

LA VACA MUERTA

    ¿Mi pobre tierra, mi pobre tierra!, ¡qué desgracia de cabildo tenemos!, ¡qué ruina de gobierno! ¿qué hacen los Ajuntas y mientos?
Mis amigos, hasta no hace mucho, en esta tierra nuestra, habían hasta calabaceras colgando de los cercados, con calabazas hermosas, y los camiones, las llevaban al Merca y desde allí,  alos super-mercados, y desde los mismos a sus casas. Y en el caldero sabor de esta tierra (¡oh, los tunos blancos que me comí ayer en el barranco de los Ríos, no hay placer mayor, ni nada más dulce y rico; fresco, sabroso, ¡qué maravilla, oh Dios!) Pues, que vuelvo a lo que venía: que antes –hasta hace poco- se te moría un animal, y lógicamente lo enterrabas, pero se producía un milagro: que donde estaba pudriéndose el animal, ya fuera un becerro, una cabra, el cochino, una gallina -¡lo que fuera!-, la sementara o yerba crecida encima del animal enterrado era un vergel, un bosque, ¡qué crecida, qué color, qué sabor, de lo que fuera: trigo, cebada, archita!, ¡lo que fuera, repito! Pues, les acabo de poner un par de ejemplos, de los miles y miles que les pudiera poner, y es que si para botón basta una muestra, les voy a poner dos. Resulta, que si a Ud, se le muere una vaca, una cabra, una oveja, un cochino, una gallina, ud., no la puede enterrar. ¡No señor!, se busca la ruina, si el animal está fichado, y ud lo entierra, creen que sigue vivo, y por si su animal estuviera enfermo, y eso camina por el subsuelo, y llaga a todas las granjas, ud es peor que un terrorista, que puede acabar con la cabaña animalera –cada vez menos (los que sí crecen son los perros, ya que solo en la capital, censados hay 51.000 perros, y esto sin contar los del resto de la isla y los no censados, es decir más perros que vacas-ovejas-gallinas-cerdos y cabras juntas,) que si se le muere el animalito de Dios, y de ud, ud -le decía- no lo puede enterrar, tampoco el cabildo se lo lleva al vertedero, ¡no señor! Pues, siéntese si está de pie, porque le puede dar mareo lo que le voy a decir: si se le muere una gallina –dije que ¡lo que sea!-, pongamos por ejemplo una vaca, pues, se la embalan, la meten en un frigorífico, y se llevan los restos del animal, el cadáver del animal, ya inflado y pestilente, se lo llevan a Zaragoza. Como lo oye. Cierto como dos y dos que son cuatro, o como Dios que está en el cielo (perdone si es aconfesional o laicista, por citar a Dios ya la segunda vez, que no es mi ánimo ofender a nadie sino que esto es de toda la vida y le va a uno costar erradicarlo). Pero, aquí no acaba mi historia –¡bueno la suya si tiene un animal, y se le muere- y es que si ud tenía al bicho asegurado, pues de alguna forma, paga menos, pero si no, le van a pasar la factura del envío a Zaragoza de su animal muerto, que para que me entienda le digo, que por cada kilo del animal sin vida, le van a cobrar 1,50 €, con lo que si término medio, una vaca de 600 kilogramos, le van a cobrar solo por la carne putrefacta que se llevan a enterrar a Zaragoza, le pasan la factura de 900,00 €, más otros gastos de funeraria y transportes y papeleos y gestión, y otras leches, la cosa  se le pone muy por encima de los 1.000,00 €, ¡vamos que por poco, lo que la vaca no le dio en leche en su vida. Y ahora dígame si es así como se ayuda al desgraciado canario a ser ganadero. ¿No es esto aburrir al personal y mandar a la mierda a la ganadería que le acarrea tales tragedias? Pero, me se olvidaba lo de las calabazas: que si ud hoy come un potajito y hay calabaza en él, sepa que esa calabaza, vino del Paraguay o de Argentina; las nuestras han desaparecido, porque estos mangantes y gánster, no te dejan plantar ni calabazas, a no ser las que cosechan los estudiantes, que en esto somos y vamos en cabeza, pasa que estas calabazas no se comen. Pues, que había un pobre hombre que con su camioneta, servía a una casa de dulces, los calabacinos grandes para dulce cabello, y se ganaba la vida en ir recogiendo los calabacinos o calabazas de cabello de ángel, hasta que la casa de los dulces –que no cito- se enteró que desde Valencia lo compraba ya hecho, dejó de comprar calabazas de las nuestras, para cómpralas a espakistania ya elaboradas. Pasa, que antes, los dulces de cabello de ángel, sabían a gloria, ahora no saben a nada, bueno ahora no saben, es que apestan. Y así nos va todo: animales muertos p´Zaragoza, y calabazas del coño su m.... Vd, no entierre una gallina, porque lo desgracian, y ud no plante una calabacera, porque lo multan. Lo que sí plantan ellos, los del cabildo con el visto bueno del gobierno, son pinos por un tubo, estos inútiles que mal, muy mal nos gobiernan. Pues mientras no coja un hombre del campo la presidencia del cabildo y que sea analfabeto y firme con el pulgar, de esta no salimos sino a peor. Señores, que en Tejeda, tierra por excelencia del almendro, te hacen los pasteles y dulces con almendra mallorquina y del Canadá, ¡manda huevos (¡los pasteles!), que decía el otro. Así que esto de la política cabildica y la otra, una pura mierda, una pura basura; y los políticos, lo último de la sociedad, a la cola. ¡Mira que enterrar una cabra canaria en Zaragoza!; mira que comer calabazas hispanoamericanas o latinoamericanas (a saber si no venía  droga dentro) que dicho sea de paso, el Gobierno del Zapa -me han dicho- ha prohibido el cigarro, para que desesperados consuman cocaína y drogas de diseño, que son más rentables y dejan más dinero al Estado, para salir antes de la crisis. Si esto es cierto –y lo creo- hay que ser asesino (¡bueno esto con la ley del aborto, ya lo sabíamos!).
    Pues lo dicho: ya no se ve colgar de ningún cercado una calabacera, y ni un animal muerto (antes se decía por el olor: “¡por aquí hay un animal muerto!”; ahora no: ahora todo huele a muy limpio, menos la política, que nos plantan, para resina y envenenamiento de la tierra, y luego no te dejan enterrar un gato, y gastos los de ellos comprado todo lo que podemos producir, al fin del mundo.
    El Padre Báez, que guarda más de lo que dice; pero esto de enterrar a nuestra animalia en Zaragoza, ¡que venga Dios y lo vea!. Y aquí, ni la prensa, ni la radio, ni la tele, nadie dice ni pío, por miedo a represalias, ¡qué asco de tierra (los que la habitan, claro). ¡Ah, y perdonen la falta de puntos y apartes; un servidor, como el Jaramago aquél (¡disculpen, quise decir Saramago!).

No hay comentarios:

Publicar un comentario