sábado, 15 de enero de 2011

(127): VISITAS ARQUEOLÓGICAS

 
     
   Se me antoja pensar –y creo no equivocarme, y a las pruebas me remito- en torno a las visitas a los distintos lugares arqueológicos que tenemos se ha dado un auténtico desplome. Es decir: nada de nadie. Y ello, con lo que se aprende, al irse a tiempos atrás, a cuando los guanches y su cultura (como que viajamos más al futuro).
 
    De hecho, los dichos lugares están cerrados, por más que las vallas rotas y caídas, permitan la entrada a furtivos, curiosos y a algún turista despistado. Es el caso, que si tuviéramos –por poner un ejemplo- un millón de turistas, ¿cuántos de ellos, visitan un solo lugar arqueológico? No me atrevo a dar una cifra por no llegar a la decena. Y esto, no es grave, sino gravísimo.
 
    Veamos: a pesar de tener tantísimas zonas arqueológicas, y todas abiertas –de cualquier manera al público- no por ello se incrementa los visitantes, muy al contrario. Sin embargo, es un fenómeno, que debiera ir a más, y no como los cangrejos: hacia atrás y sin freno, que diría el otro. Pasa, que museos y zonas arqueológicas, permanece cerradas. Y hay –por todos los medios- que incentivar la vuelta  y a recuperar los visitantes a nuestro patrimonio cultural e histórico.
 
    Y, si para lo anterior hace falta dar gratuidad a los visitantes, los festivos y en vacaciones, también a diario a mayores y a niños, que se haga, con tal de emprender una tarea urgente, en la que nos va la cultura, la historia, las raíces, etc. Los estudiantes todos –a cualquier nivel,- deben tener esa asignatura: visitar los yacimientos arqueológicos. Y, cuando se habla tanto del turismo como la solución de la crisis (y no por la agricultura y la ganadería), que se haga ya - de una vez por todas-, turismo cultural, más allá del de simple sol y playa.
 
    Parece mentira, no se eche mano a la nueva tecnología –internet o páginas electrónicas-; la pedagogía y enseñanza de nuestra propia historia in situ, confrontando lo leído o explicado, por profesores canarios y debidamente preparados; la apertura de los museos; la publicidad; revistas y periódicos; la televisión autonómica; etc.
 
    En esto de la arqueología al 50 % debiera ir enfocado al turismo, igual que a los nativos o residentes en la isla. Y no se ignore, en la medida el número de visitantes pasen por los lugares citados, en esa misma proporción, iba a crecer la economía y la recuperación del empleo, más allá de limpiar barrancos (cosa que lo hace mejor y a su tiempo, la propia naturaleza).
 
    Presumen de tener turismo de cruceros; ¡presuman de llevarlos a nuestras zonas arqueológicas, para que se lleven en el recuerdo lo mejor de Canarias!
 
    No se debe olvidar, que el trabajo arqueológico no acaba o termina nunca, es de sesión continua, ya que siempre están apareciendo nuevos hallazgos, razón por la que hay que abrir siempre, nuevas zonas arqueológicas, y trabajar en ello sin descanso. Y así como existe la cultura egipcia, maya u otra, se tenga a la par –¡y por más y mejor!- la cultura guanche. Y pensar, que en la zona turística por excelencia (Maspalomas) en un paseo junto al faro, hay un yacimiento, por donde pasan miles de turistas diariamente, sin una referencia al mismo, sobre dicho yacimiento.
 
    Los hoteles, se volverían a llenar, a pesar de tener camas y paredes obsoletas, si el gobierno y el cabildo y también el ajunta y miento, se empeñaran en ello. Eso sí, se prohíba a todo arquitecto, que quiera dejar su firma en un yacimiento, no lo haga, y no robe la paternidad de la obra a sus autores: los guanches. Que sobran salas y recintos, y se basta con lo hecho por sus primeros autores.
 
    El Padre Báez, que aporta su grano de arena, para salir de la crisis, del paro, del hambre, de la miseria, de la incultura, de...
 
 

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