martes, 4 de enero de 2011

(116): TURISMO ARQUEOLÓGICO

 
  Grabado en Los Hogarzales (San  Bartolomé de Tirajana): guerra de los guanches contra los gallegos, mostrando arcos, flechas, barcos y cruces (Gran Canaria).
    Desde los mayas, al desierto, todos ofertan -menos nosotros- a los turistas sus yacimientos, su patrimonio. Aquí, cual si estuviéramos huérfanos de nuestra cultura, solo le damos sol que viene del Cielo, pero no del suelo, donde se halla nuestro legado más preciado de los guanches.
 
    Vienen, en sus vacaciones, y dado nuestro clima todo el año, y más cuando la temperatura se les baja, y buscando nuestro clima más templado, nos llegan del mundo, y salvo la costa encementada -sin arte alguno-, las playas oliendo a bronceadores, y el sol -repito- que no ofertamos, porque es cosa de Acorán (Dios), no les enseñamos nuestra cultura (piénsese en la zona por excelencia turística de Gran Canaria, y en sendas naves, desde hace más de veinte años, duermen el sueño de la paz las momias y esqueletos de un cementerio quitado de su ubicación, para que se alquitranara el mismo, y permanece cerrado y no a cal y canto, puesto que los coleccionistas han hecho allí su agosto, dada la poca seguridad de las naves o almacenes sepulcrales; a un paso de la playa, y no hay turista que vea, ni se les enseña lo que allí hay (en deterioro progresivo, por falta de mantenimiento).
 
    Una cultura cerrada, para que nadie -ni propios ni extraños- puedan disfrutar. Pero, es un ejemplo de los que entre una amplísima oferta se pudiera mostrar.
   
    En toda la isla, todo está lleno de la huella y presencia de los guanches, con sus manifestaciones artísticas o tesoros; en medio de barrancos, riscos, laderas, montañas (¡y eso que hay un turismo de senderismo, cada vez más numeroso y creciente!). Auténticas bellezas, perdidas, entre la maleza y la falta de señalización y custodia, de la que pudieran vivir -en época de crisis y paro-, más de cuatro, dedicados a mostrar cuales cicerones, o bien vendiendo los típicos recuerdos, prohibiendo la fotografía o grabación del mismo yacimiento y obligar así a la compra de lo propio: libros, refresco, tarjetas, etc. ¡Cuántos de mis propios títulos -entre los de muchos otros-, podrían ser objeto de exposición y venta, que explique nuestra cultura, como son: "Alma Guanche", "Arquitectura Guanche", "La Filosofía Guanche", "El Capitán Guayonja", "El Canario San Agustín", etc., entre otros títulos afines!; pero, ¡nada de nada! Son como topos, no ven. ¡Lo que se pudiera contemplar, y mostrar en las zonas más puras de Gran Canaria, donde la belleza es sobresaliente, y más con el complemento de nuestro patrimonio y yacimientos!
 
    Pues, con toda lógica, digo, si no les mostramos lo que tenemos, no es extraño, se marchen a los desiertos, o bien den el salto a los mayas.
 
    El padre Báez, que una vez más, pone no el dedo en la llaga, sino que señala con el mismo, a nuestros yacimientos (esta vez, en la dimensión turística [pero, por favor, no los lleven a los mal restaurados, con planchas de hierros, no sea se burlen y rían de nosotros]).

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