viernes, 7 de enero de 2011

(119): ALGUNOS CONSEJOS ARQUEOLÓGICOS

Puerta fortificada de entrada al macizo donde estaban las madres con niños pequeños y mujeres embarazadas, para resguardarse del robo de esclavos, desde donde se despeñaron al ser descubiertas (según tradición oral de pastores).


Y pensar, que por cualquier parte que nos movamos, pisamos sobre restos aborígenes. Es, como ir con los ojos muy abiertos, tal vez, tener una sensibilidad especial, o curiosidad.

Lo más cierto y verdad es, que nuestras casas, todas –salvo que se viva en casas-cuevas, y en este caso también- los cimientos todos, están sobre restos o yacimientos arqueológicos.

A poco que uno se fije, aparecen mil señales, del paso de nuestros antepasados, los guanches. Fueron dejando huellas, por todas partes. Lo más que abundan, son los trozos de sus cerámicas.

Por descontado: las cuevas. Siempre que haya en ellas en el techo, la brea; y en el suelo, los hoyos. Y si así, delante de la cueva, al cien por cien: los trozos dichos de sus útiles en barro, y restos de sus comidas (las conchas), entre otros restos u objetos.

Respeto máximo a cuanto sea de nuestro acervo cultural. Patrimonio de todos, de la humanidad. Nadie debe apropiarse nada de lo que encuentre, sino avisar y dejar lo encontrado donde estaba.

Es tan rico nuestro patrimonio, que tal vez por eso mismo, ni lo cuidan; pasa, que un trozo de cerámica, ya es un tesoro: pensar quién lo hizo, el uso que tuvo...

Y la desgracia de quienes conservan en sus casas, fuera de su ubicación y entorno, distintos útiles (piedras, huesos, cerámicas, etc.). No se ha de tocar nada de lo que se encuentre, y de no avisar a Patrimonio, dejar lo que sea donde está.

Sirvan estas breves notas, para preservar, conocer y respetar lo nuestro: está por todas partes; debemos tener como reliquias -que no se tocan-, cuanto encontremos. Cada día, aparecen nuevos objetos o restos de nuestros antepasados.

Somos millonarios en material arqueológico. Y es que antes que nosotros –continuación de ellos- ellos, los guanches, vivieron, caminaron, trabajaron, etc., en el suelo y tierra que compartimos.

Nuestra cultura o/y civilización, dejará mucho cemento; ellos, nos dejaron piedras, grabados, cerámicas, sus restos físicos, sus casas, sus..., ¡tanto, y tanto!, que deberíamos estudiarlos, conocerlos, para que nuestra autoestima suba. De ellos, se dijo, eran –somos- los hombres más inteligentes del mundo.

Prueba de lo anterior, es que en todas las facetas de la vida, el canario (donde perdura el guanche), uno de los nuestros, fue Presidente de España (Negrín); otro, fue Presidente de los Obispos Españoles (Monseñor Elías Yánez), y ¿para qué seguir: en la literatura, arquitectura, música, canto, pintura, etc., etc.?

El Padre Báez, que les anima a conocer nuestra cultura, y a defenderla, amarla y respetarla. Ya que no lo hacen los que deben hacerlo (la clase política, a ellos encomendada esta tarea, de la que hacen dejación), y encima, estropean todo lo que tocan, metiendo hierros por un tubo, allí, donde los guanches dejaron piedras, sin más.

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