sábado, 22 de enero de 2011

(135): LA SITUACIÓN REAL DE LA ARQUEOLOGÍA GRANCANARIA

    El ídolo de Tara (que es de Gáldar) y el de Jinámar (que es de Las Palmas de Gran Canaria), son ciertamente, las piezas de mayor valor que tenemos los grancanarios, de los guanches. Son dos auténticas joyas del arte guanche. Encontrados por casualidad respectivamente (les voy a ahorrar el proceso de sus hallazgos). Que aquí, basta comenzar cualquier obra, para que aparezcan distintas piezas y yacimientos arqueológicos, que corren con distintas suertes, según sea el poder económico, y la corrupción arqueológica de turno. En este sentido, ¡cuantos cuerpos bajo tierra, donde fueron depositados, que no enterrados, por los guanches! Cuerpos, con mil o dos mil años de antigüedad.

    ¡Cuánto por descubrir y conocer! ¡Cuántas exploraciones por hacer! ¡Mira que hay noticias por verificar! ¡Cuántos restos de asentamientos, que depararían poblaciones enteras! ¡Cuántas edificaciones en proceso de deterioro y olvido! ¡Civilización y cultura guanche, que no les interesa a estos que mal llevan el cargo para los que fueron puestos! ¡...
    Hay mucho por descubrir: grabados, tumbas, templos (almogarenes), etc.
     De vez en cuando, de forma fortuita, aparecen restos y construcciones, que una arqueología de matemáticas, se limita a darnos números de centímetros medidos, sin más descripción, ni investigación. Nada se exhibe, ninguna iniciativa, nada se proyecta...
    ¡Cuanto material y piezas “perdidas”!, que debieran formar parte de nuestro acervo cultural; todo ello es información de: unas vivencias, cultura, ciencia, arte, etc.
    El único proyecto, y la única técnica –cuando otros utilizan avanzadísimos métodos científicos, con sofisticados aparatos de medición de estructuras, con aparatos ópticos, etc., etc.; nosotros aquí, el solo uso de planchas de hierro, para solucionar todos los problemas de los yacimientos, con la sola técnica y solo material, sin ir más allá. Nada de reproducciones tridimensionales; nada de proyectar luz estructurada; nada de inteligencia artificial; nada de cámaras digitalizadas, con ojo artificial; nada de capturar imágenes; nada de computadoras que interpreten ese conocimiento; nada de tercera dimensión; nada de interrogar la superficie... aquí el solo meter planchas de hierro, ¡y basta!
    Todo un ajuar por tratar, esperando el sueño de los justos; falta inteligencia y voluntad (no es cosa de dineros); laboratorios tenemos aunque simples y primarios, donde dar unos tímidos primeros pasos, pero solo se hace almacenar y almacenar... Museos también tenemos que si se abren, que si se cierran, que si el carnaval más que los archivos y bibliotecas, y llos de la arqueología, se quedan en la guerra española última entre dos bandos asesinos por igual (uno menos que el otro: ¡esto, sí que interesa, que es historia; la prehistoria –la raíz-, ésta no interesa ni importa!; ah memos!
    El padre Báez, que investiga a título privado –uno más- por falta de colectividad e invitación alguna. Vendrán nuevos políticos, y seguro, no seré nombrado nada, ni consultado; pero seguiré dando datos. Ojalá hubiera algún equipo de investigación donde integrarme, pero... como uno es clérigo del cristianismo católico, y ellos ya no son cristianos como que no... (¡por parte de ellos!).

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