lunes, 17 de enero de 2011

(129): PLANCHAS DE HIERROS EN LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

 
    Repitiendo el título, digamos que “las planchas de hierros en los yacimientos arqueológicos”, no dejan de ser “arte” contemporáneo sobre el arte dos veces milenario de los guanches; una superposición (como si sobre un cuadro de Velázquez o Goya, pusiéramos otro de Dámaso o Manrique). No, no está bien; es suplantar. El arte contemporáneo, es actual y como mucho de ayer por la tarde; mientras que el de los guanches, pertenece al arte clásico, al pasado.
 
    Hay otros foros, donde los artistas del presente, pueden mostrar sus obras, pero no usar nunca un soporte clásico para mamarrachadas de ahora.  Tampoco va nadie a un yacimiento arqueológico guanche, pensando  ver algo de lo de ellos, y encontrase con algo nuestro. Razones éstas, por las que le llega ya la hora a los yacimientos de la retirada de lo ex pureo (las dichosas planchas de hierro).
 
    ¿Se imaginan ustedes –mis amigos- la cara de sorpresa del visitante, que va a ver algo de piedra –el material con el que trabajaban los guanches- y se encuentra con esas estructuras de planchas de hierro insertadas, sobre y tapando lo que hicieron los primeros? Un servidor ha visto cómo al poco rato de entrar en estos recintos, los visitantes cambian de semblante, y en muchos casos he sido testigo del cambio emocional de agitación y nervios por la falta de respeto a la verdad histórica y daño propiciado al yacimiento. Casos he visto, hasta de terror acongojante a la vista de algo que no tiene justificación alguna, sino el absurdo y la falta de respeto a la cultura de los guanches.
 
    De cierto y verdad, más parece cosa infantil que de profesionales que se llaman y dicen de la arqueología (tras cuyos títulos –si los tienen- se escudan para hacer en ellos lo que les venga en gana. No se puede visitar algo del ayer, para ver cosas de hoy (es un engaño, y un daño –irreparable y cuanto m´`as tarde en quitarlas, mayor será el daño imborrable [no hay producto ni nada que desaparezca o quite el óxido del corten]) al patrimonio).
 
    Tampoco está bien, que: junto, en, dentro, al lado, pegado de un yacimiento nadie vaya a tomarse una copa, y confundir con un restaurante un yacimiento que nos lleva al pasado, donde esos modernos complejos –que rompen con la estética y la obra- se les añaden indefectiblemente (y si hay jueces que mandan destruir edificios como la Biblioteca de Las Palmas de Gran canaria, junto al Hoyo, ¿no hay quien mande quitar las planchas de hierro de los yacimientos y a tirar cuantas obras se les ha hecho en los mismos?
 
    Ni es de recibo, hayan hecho unos bancos férreos, para que se contemple el yacimiento y parterres donde dejar que la maleza surja libre, y los lagartos encuentre bajo las planchas sus mejores escondrijos (Ver: poblado de Guayedra). Quien allí se siente –o en otro lugar (Ver: Maipés), no lo hace para contemplar una reinterpretación férrea de lo pétreo hecho por los guanches. Hay que saber delimitar.
 
    El padre Báez, que sueña ver algún día los yacimientos guanches, sin las planchas del presente, que tanto dañan y contradicen a los guanches, al ser un material que no usaron ellos (¿acaso se restaura un bloque de una pirámide de Egipto con una plancha de hierro, o con otro bloque similar?).
 
 
 

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