sábado, 1 de enero de 2011

LA NUEVA CÁRITAS:

 
    La otra, echa al personal a la calle; pero, en realidad, es que ya casi no hay pobres. Y ello, porque son tantos los barcos cruceros, que los turistas, nos dan de comer; cada turista que llega al puerto, baja con una bolsa de comida para los pobres; ahora, los pobres, no van por las parroquias o distintas casas de Cáritas, sino que van directamente al puerto, y reciben allí la ración de comida extranjera. Los turistas, nos van a  sacar del hambre, de la crisis, y del paro. Las colas que antes iban a Cáritas, ahora se forman en el Puerto, esperando a los turistas caritativos, que bajan, con bolsas llenas, y repiten, para darnos de comer.
 
    Aquí, tenemos agua, tierra, semillas, ancianos que conocen el oficio, pero no plantamos nada (salvo pinos y acebuches, que dan recina y aceite de la buena), no cuidamos animal alguno (¡qué asco!, "semos mu finos"), y esperamos, los turistas, nos traigan de su agricultura y de su ganadería, y nos den de comer. Y ellos, son los que van a resolver la economía política. Ya nosotros, salimos de la crisis, porque vuelven los barcos cruceros, y los turistas, son muy generosos, y vienen a matarnos el hambre. Es una gozada, verlos llegar, trayendo bolsas de comida, para los pobres; y una maravilla, ver a los pobres en fila, esperando a los barcos, y a que bajen los turistas buenos a darnos la comida regalada.
 
    ¡Oh, qué seríamos nosotros, sin el turismo! Nos moriríamos de hambre. Los ricos turistas de los cruceros, nos salvan de morir de hambre; son tan generosos, que son como templos o iglesias flotantes, que vienen a salvarnos, a darnos de comer. Ya sobran las Cáritas de los curas, que como somos laicistas, aconfesionales, ateos, indiferentes y pro-mahometanos y budistas, los nuevos "religiosos", comparten con nosotros sus riquezas. Ya casi, podemos vivir de brazos cruzados, porque los cruceristas, nos dan de comer. Gracias a ellos, ya no hay paro, y la crisis, se acabó en Canarias. Somos el objetivo mundial, y nos traen de comer de todas las partes del mundo, y gratis.
 
    Nos regalan la comida, que ellos cultivan en sus países, nos traen el fruto de sus animales y de sus industrias. Nosotros, no tenemos sino que poner carita de pena, y extender la mano, y darles las gracias, con un gesto de veneración, casi adoración. Somos, los pobres pajaritos ("canarios" para más señas), a los que enjaulados -no nos dejan tocar la tierra el Miedo Ambiente, ni tener una cabra- que nos traen la comida, al pico (los padres pájaros turistas). ¡Qué bueno, y qué alegría, y cómo esperamos con avidez, llegue por la punta de la Isleta, el carnaval y los turistas con la bolsa de comida para los pobres! Toda la capital y gentes del interior, ¡p´al puerto!
 
    Ya no hace falta ir a las grandes áreas comerciales; ya nos traen la comida, sin gastar nosotros dinero. Ahora, la salvación -alimenticia- ya está asegurada. Mientras vengan barcos con cruceristas -no confundir con cruciferistas- no nos morimos de hambre, y llenamos nuestras despensas, y tenemos de reservas, porque son tantos los barcos, y tantos los turistas ricos y buenos, que nos van a tupir a comida; algunos, hasta nos dan dinero, para pagar el agua, la luz, el teléfono, los disfraces de carnaval, el paseo para ver el campo verde y las presas rebosando, y ... ¡p´todo! ¡Qué suerte la nuestra!: tener turistas que nos evitan pasemos hambre y que todo el mundo coma y trabaje, y se acabe la crisis. Somos unos privilegiados de los dioses (no digo "Dios", sino "dioses"); es que somos ya panteístas.
   
    Cáritas, va a cerrar sus puertas, porque los barcos hacen ahora, lo que antes hacían los cristianos (católicos, para más señas y precisión). Ahora, sí que se acaba con la Iglesia. Ya no hay razón de ser, ni de existir: ya se acabaron los pobres (bueno: pobres siguen habiendo, pero lo que pasa es que ya no pasan hambre, porque los turistas, a algunos, les traen hasta garrafas de agua; ¡vamos: de todo! Pues, que la salvación, nos viene por el mar (también por aviones, pero más por barcos). ¡Qué suerte la nuestra: vivimos sin trabajar la tierra, y sin ensuciarnos con el estiércol de los animales! ¡Que trabajen los turistas, y nos traigan sus réditos, y sus restos!
 
    El Padre Báez, que sigue proponiendo se acabe el Miedo Ambiente, y dejen soltar el ganado y cultivar la tierra, como siempre se hizo; que los turistas (todo lo de más arriba es mentira), no nos matan el hambre, sino que si no trabajamos la tierra, entonces, sí que nos moriremos de hambre.
   

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