miércoles, 12 de enero de 2011

EL APÓSTOL SANTIAGO Y LA AGRICULTURA:

    Constancia y paciencia, parecen virtudes que no se prodigan mucho, como en otros tiempos. Los hay que ni tienen una, ni la otra, y sin embargo son adornos de todo hombre íntegro. Y para colmo, la gente se aleja cada vez más de la Palabra de Dios, que a través –en este caso- de la carta de Santiago, nos pide tengamos paciencia. Y esa nos es necesaria ahora más que nunca, porque la cosa va de largo, y no se le ve fácil final, aunque presagian con mentiras y engaños, que ya estamos saliendo; sí, pero en la salida; es decir, que esto, no ha hecho sino empezar. Por eso digo, qué bien la exhortación que nos hace el apóstol del Señor, pero como somos laicistas –dicen- aconfesionales, ateos, y no se cuántas cosas más, en cuanto a indiferencia cristiana y más en concreto católica, como que muchos , no van a hacer caso, ni al mismísimo Dios, como queda evidente en casos de abortos, uniones de iguales cual matrimonios, y otras aberraciones. Digo, que dice el apóstol de Jesús -de su Maestro lo aprendería-: que tengamos paciencia (aunque en un contexto distinto y en una cuestión también distinta, pero el consejo es válido trayéndolo al presente y a nuestra causa o desgracia. Que constancia tenían nuestros padres, cuando daban la palabra en matrimonio y en otros asuntos, la cumplían como cosa sagrada que es la palabra. No en vano el mismo Dios se llama Palabra; y en ella y en todo, debemos ser constantes y no veletas; poco vale quien no tiene palabra, y por tanto no es constante o de fiar; que un hombre para serlo, debe tener palabra, de lo contrario será “campana que suena”, que dice otro santo (san Pablo). La paciencia, le va a la saga a la constancia, pues se interrelacionan y una depende de la otra, por eso como que son virtudes gemelas o hermanas. Poca constancia tienen el veleidoso, que cambia de continuo y no tiene rumbo fijo y señalado. Los hay que lo quieren probar todo, y saltar de uno a otro sitio como el que no tiene echadero. Así que se nos dice que –en otras palabras- seamos tenaces, y que resistamos, que aguantemos y sigamos, que no abandonemos, ni tiremos por la borda, y ante las que nos están cayendo –y más que vendrán- que no desesperemos, y esperemos pacientes, en paz, con sosiego y calma, pues la cosa va a tardar en llegar y hay que resistir.
    Y ahora viene el ramalazo del apóstol, fijándose en el agricultor -esa figura casi desparecida-, pues se han vaciado los lugares de sus escenarios o campos de cultivos, y los que quedan son como reliquias y se les impiden ejerzan lo que siempre han hecho, pero cargados de años y multas, ya son inoperantes; no obstante quedan en la historia, y las sagradas escrituras, los recogen y ponen como modelos, aunque el Zapa, no tiene ni Ministro del ramo. Dice el apóstol del Señor, que: “Miren al labrador; espera el fruto precioso de la tierra aguardando con paciencia hasta recibir las lluvias tempranas y tardías. Tengan también ustedes paciencia; fortalezcan sus corazones...” ¡Lo que se pierden algunos por no ir a Misa, ni leer en sus casas la Biblia, en este caso el Nuevo Testamento, o más en concreto la carta del apóstol Santiago, que por otra parte, no hay socialista bueno que le gane!, pero sigamos con la consideración agrícola del apóstol, que: compara al hombre del campo, al sembrarlo y esperando algunos meses de forma paciente y constante, sabe que la semilla a su tiempo, cumpliendo lo que le es propio -su ciclo-, y ello gracias  a la lluvia, va a dar el fruto correspondiente. El hombre del campo o agricultor, nos desespera, sino que espera, y es ejemplo a seguir en su razonar sabio y de fe, ya que conoce el comportamiento de la naturaleza que tienen sus leyes, y por otra, colabora poniendo de su parte sus sudores y sus manos en la tierra, para que esta de su fruto adecuado, confiando después de esto en la providencia divina, que pondrá –sin dudar su parte-, por aquello de a “Dios rogando, con el mazo dando”, que dice el refrán, que como somos aconfesionales y laicistas, no se si está bien ponerlo y decirlo, tal vez, haya que borrar todo lo que haga mención a Dios, porque presumen ser ateos. Digo, que: paciencia y constancia, es lo que hay que tener en casos y situaciones como las que nos tocan vivir, y aunque no sea bien recibida la Palabra de Dios, ahora como siempre, da en la diana; por eso, por apartarnos de ella, el mundo anda tan descarriado, y si quien nos preside, nos persigue, ¡acaba y vamos! Sus vicios son: desesperanzar, y suicidar y matar toda esperanza y vida, contrario a los labradores, que esperan en Dios, y colaboran con él, con lo que pueden.  
    El Padre Báez, que también es amigo de los labradores (de los pocos que quedan, y en esa medida y proporción vamos a seguir o no en la crisis).

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