La cabra de Picasso...
... sí,
hasta el malagueño universal, no quiso irse de este mundo sin tener su propia
cabra: “La Chiva”, que pasó antes por yeso y acabó en bronce, que fue una forma
de inmortalizar a la cabra y así evidenciar -como venimos diciendo desde muy
atrás, y en repetidas ocasiones-, el poder de las mismas.
Además, es símbolo de
fertilidad para el autor. Curioso no se vea en ella lo real y clásico de toda
cabra, sino la “deformación” cubista, propia del estilo no clásico y realista de
la misma, pero muy aproximado. Cabe añadir -se podría decir mucho más, pero...-
que es cabra -la de Picasso- que supera el tamaño de una normal, y es obra del
autor a punto de cumplir sus 70 años; detalles de no mucha importancia, pero que
ayuda a la comprensión de esta escultura, que para un servidor, tiene el mérito
siguiente: en las diferentes manifestaciones del polifacético artista, no quiso
irse de este mundo sin dejar recogida de entre sus muchas obras, la que no podía
faltar, y ahí está su cabra, nuestra cabra, con todos sus atributos: pezuñas
acampanadas; ubre erótica y provocativa, cornamenta coqueta y alegremente
rematada a lo andaluz; lo de la chiva que le da nombre; la de lomo hundido por
los años del animal; de abombada panza y estrecho pescuezo; etc., etc.
El Padre Báez, atreviéndose con el análisis o comentario
–no muy afortunado- de una obra de arte, por la que pasa un tanto irrespetuoso,
por no hilar más fino sobre este animal, que no obstante su estilo, mantiene las
formas más elementales. Pues ya pudiera reflexionar el cabildo sobre esto:
seguro, que Picasso, no hubiera firmado el mandato de acabar con ellas a tiros,
por más que con ello a gente de su tierra se le pagara un sueldo por tal
menester.
“... un baifo de
tus rebaños...” (salmo 49). / “... las praderas se cubren de
rebaños...” (salmo 64). / “... el numeroso
rebaño...” (de la carta de la Iglesia de
Esmirna sobre el martirio de san Policarpo).
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Ciertamente, me abruma y sorprende, me extraña y..., no
sé, no sé:
Disculpe mi atrevimiento por
estas palabras que le escribo... Pero he visto y leído ciertas cosas de usted y
necesito comunicarle mi agradecimiento...
Por ello, le ruego que acepte mis felicitaciones... Es un regalo todas sus palabras y le agradeceré eternamente su cordura emocional... Si todos descendemos de un mismo Padre, usted es la prueba al regalarnos sus consejos como buen hermano...
Espero que siga siendo así siempre y no cambie nunca, pues todos perderíamos un gran hombre y un excelente consejero...
Por ello, le ruego que acepte mis felicitaciones... Es un regalo todas sus palabras y le agradeceré eternamente su cordura emocional... Si todos descendemos de un mismo Padre, usted es la prueba al regalarnos sus consejos como buen hermano...
Espero que siga siendo así siempre y no cambie nunca, pues todos perderíamos un gran hombre y un excelente consejero...
Espero que no olvide nunca
mis agradecimientos cuando algún día recaiga en dudas, pues son sinceras y
respetuosas, movidas por la necesidad de agradecerle todas sus palabras que
regala a todos....
Sin otro particular, le
saludo con mucho aprecio... Gracias. (Estéfano
Viu).
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