sábado, 27 de febrero de 2016

isla

Hay una isla: “Cabrera”...
... y no me pregunten por qué. Lo sé desde cuando en el Bachillerato, nos obligaban saber el nombre de todas ellas, ya fueran las nuestras, las de fuera, las de ellos, las del Atlántico, las del Mediterráneo; que por Baleares, y a poco de un entender, “Cabrera” de “cabra” debe venir, que se repite lo del nombre por la abundancia de lo que allí hay en más de una ocasión.
Es decir, por cualquier lado o por donde quiera nos volvamos, vamos a ver cabras o sus nombres. Y es reiteración, y esa abundancia es señal de la importancia de la cabra que al margen de darnos tanto, han dado nombre a islas, y no es la única ni la primera, y que ante tanta constancia de este nombre, haciendo referencia a las de cuatro patas, ¿cómo es que en el cabildo están ciegos, como para no ver atentan contra la mayor, porque estamos viendo -y estos son los primeros pasos- que las cabras están, han estado y deben seguir estando en todas partes, lo copan todo, ¿o no?, ¿por qué razón -si es que hay una sola razón, y que sea válida-, se ha de prescindir y acabar con las cabras? ¿Borraríamos sus nombres de islas, apellidos, lugares, etc.?
El Padre Báez, que no se cansa de mostrar la omnipresencia de las cabras por todas partes, por todos lados, y se pregunta como tantos: ¿por qué el cabildo arremete contra ellas queriéndolas eliminar del mapa y de la vida? ¿Se lo va a permitir el pueblo?, ¿No va a reaccionar en contra? ¿Hasta cuándo esta masacre? ¿Cabricidio, por qué?
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“... son unos mentirosos...” (salmo 115).
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Gracias desde Escocia:
Querido Padre Báez:
En primer lugar, le agradezco que haya respondido a mi email. Hubiera entendido que con lo ocupado que debe estar, no disponga de tiempo suficiente para contestar a todos los emails que debe recibir. Pero no ha sido así, lo cual le honra.
En cuanto a lo de conocernos en persona, sería un honor tener ese privilegio.
Me encantaría de hecho compartir con usted (y por qué no, con las personas que están detrás de las cámaras) un rato agradable con una taza de café (de Agaete, por supuesto), hablando de nuestra tierra y de todo lo que usted hace por incentivar, promover y poner el sector primario en el lugar que merece. Del mismo modo, me ofrezco voluntario para acompañarles y echar una mano con alguna de esas grabaciones que requieren largas caminatas. Desconozco cuándo podré disponer de unos días de vacaciones para visitar a la familia, pero le mantendré informado por si fuera posible compartir ese café y esa caminata. De hecho, hablando del café de Agaete, ya tengo varias personas que me lo han pedido aquí en Glasgow, así que como ve, yo también estoy haciendo mi pequeña aportación promocionando nuestros productos.
Una vez más, ¡gracias por su labor!
Un abrazo.

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