lunes, 22 de febrero de 2016

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Un poco más sobre generalidades de las cabras...
... para su mejor y mayor conocimiento. Bueno es se sepa en algunos lugares las llaman chivas; se tienen conocimiento de ellas ocho mil a. a. d. C. A pesar de ser mal sonante y un insulto según y qué o quién, el macho de la cabra es cabrón, si bien hay sinónimos, como el de macho sin más. Muchas cabras con sus cabrones y baifos, forman lo que llamamos un ganado. De talla pequeña o media, según sean de explotación o libres. Lo de ellas es escalar o saltar.
Las nuestras, por más que libres y por los riscos y montañas, no son salvajes (salvaje el cabildo que las mata). Son domésticas en su inmensa mayoría. De ellas -como ya tantas veces he dicho-: leche, queso, carne, cuero, pelo, estiércol, etc. La baifa deja de serlo para pasar a machorra. El macho de la hembra se diferencia -si mayores- por el olor agradabilísimo del macho (según gustos y parecer), como por el ubre su compañera. De cola o rabo no muy grande, suelen tener barba, y en el mismo cuello las adornan unas graciosas mermellas (o “bermellas”). Fuera de su medio propio, pudieran ser dañinas, no así entre nosotros, en las islas. Entre sus variadas razas, la nuestra es la mejor del mundo (y a pesar de ello, el cabildo las mata), en cuanto todo, y por descontado en leche. Ya comienzan a ser endémicas y están en peligro de extinción de seguir el cabildo con su política anticabras o matacabras. Solo ellas viven donde ninguna otra especie ni vegetal ni animal pueden vivir, en zonas de riscos, altura y lejanía de población, y se alimentan de esterilidades, como espinos, zarzas, y otras malezas. Así son de beneficiosas en todo. Hay plantas que ni prueban por más que antes murieran de hambre (que no es el caso), y así tienen en pinos, sabinas y cedros sus mayores enemigos, ¡ni los prueban: pues morirían! Marcan sus años en anillos de sus cuernos, y lo normal es que lleguen a los 10/12 años término medio. Para su reproducción, hasta los 4/5 años. Y el macho, es buen reproductor durante ese mismo tiempo. Según los climas y zonas, depende su gestación. Por lo general el baifo mama durante mes o mes y medio, y pasa a comer hierba. Las nuestras son grandes, son fuertes, son ligeras, de grandes y largos ubres. Les encantan la sal, el agua, el descanso, el pasto, la hierba verde, y de ahí un doble ordeñe (mañana y tarde). La leche de cabra tiene hasta propiedades medicinales, por ser tan buena, ya sea cruda como guisada, y de ellas el mejor queso. También son de buena carne. Y toda vez la cabra tira p ál monte, hay que llevarlas y dejarlas (no como hace el cabildo que las mata) a lugares montañosos, riscos, sitios estériles, pedregosos, son sus preferencias, y no donde arboledas a las que sí dañan, si están a su alcance. Libres de enfermedades las libres, no así las en corrales y explotaciones...
El Padre Báez, que intenta acercar al lector a un retrato descriptivo de las cabras, con especial incidencia en las nuestras, por más que generalidades de todas, en un más o menos. Y si es verdad, que lo que no se conoce no se ama, vaya cuanto precede, para que conociéndolas no hagamos lo que hace el cabildo, que las mata, ¿será por cuanto desconocen de ellas? Otro gallo nos cantaría si presidente o/y consejero fuera pastor de cabras, que quien sabe cuidar de un ganado -o rebaño- sabrá bien y mejor llevar una institución de ese calibre: el cabildo.
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“... tienen orejas, y no oyen...” (salmo 113 B). / “... caerán  a tu izquierda, a tu derecha...” (salmo 90).
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Correos como éste, como que anima; a un servidor, le toca: dar las gracias (se refiere a la subida al almogarén de Amurga):
DIOS le guarde Padre Báez, y ¡feliz Domingo! Su último programa de tv., ha sido muy educativo. Gracias y, ¡siga adelante! (jm cr).

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