jueves, 1 de octubre de 2015

sirven

Nos sirven tabaibas...
“... ¡Ojo con esos perros...!” (Flp. 3, 1 y ss.)./ “... haya trigo abundante en los campos...” (Sal. 71).
... es la respuesta a la crisis; mejor: la madre de la crisis. Así fue el inicio. Así lo decidieron, contando con la inocencia de la gente. Al fin y al cabo, los que sufren las consecuencias de la crisis, no son ellos. La gente, se ha quedado sin propiedades, aún teniéndolas, pero..., como si no tuvieran nada. Todo ha sido poner reglas, y más reglas (normativa). Y llegó el colapso. Deciden ellos. Todo controlado. La gente sin protección. Todo es pérdidas. Somos insolventes. Sin reservas. No nos mantenemos. Desastre. Caída.
¿Recuperación? ¿No nos rescatarán? Nuestra depresión, ¿no es profunda? Nos acompaña la ignorancia académico-universitaria y la miopía política, y así padecemos: incapacidad industrial, fraude, corrupción, carecemos de recursos..., la economía no vuelve, ¿qué futuro nos aguarda? Pasmos de la estabilidad a la fragilidad, y ahí estamos. Y sabemos el por qué (que no repetiré). Volver a como antes, no parece posible. Y, ¿cuánto va a durar esto? No tenemos industria, nada exportamos. La política (los políticos), ha optado por caminos equivocados, distraídos. Nos han transformado. Nos han desequilibrado. Nos han desestabilizado. Ni ahorramos, ni invertimos. Aumentamos la demanda; disminuimos la producción. Nos contaremos. La economía se debilita. No rendimos. El suelo, solo y todo edificable. Crecen los desequilibrios. Sin recursos naturales. Sin reservas. Aumenta la dependencia. Las importaciones, nos cuestan mucho; y los préstamos, nos han costado mucho más. Y las ayudas, nos humillan. Retrocedemos. Y aumenta el envejecimiento, el desempleo y el equilibrio. No exportamos, todo lo importamos. No producimos. Parte de la solución pasa, por exportar más (algo), e importar menos, pero..., entonces, ¿cómo recuperar economía? Aumenta el desempleo, también la desestabilidad económica. Gastamos más que lo que producimos (¡bueno!, es que no producimos casi nada). Demandamos, pues, que nos suministren desde fuera, y no compensamos con producción ni exportación al importar todo y tanto. ¡Si al menos tuviéramos producción doméstica! Así que gastamos más (mucho) que lo que ingresamos (nada, o casi nada). Invertimos, más que ahorramos. Y todo se fue en construcción, y de aquellos barros, estos lodos...
El Padre Báez.
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188. Hay discusiones sobre cuestiones relacionadas con el ambiente donde es difícil alcanzar consensos. Una vez más expreso que la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común.
IV. Política y economía en diálogo para la plenitud humana
189. La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana. La salvación de los bancos a toda costa, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de revisar y reformar el entero sistema, reafirma un dominio absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que sólo podrá generar nuevas crisis después de una larga, costosa y aparente curación. La crisis financiera de 2007-2008 era la ocasión para el desarrollo de una nueva economía más atenta a los principios éticos y para una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y de la riqueza ficticia. Pero no hubo una reacción que llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo al mundo. La producción no es siempre racional, y suele estar atada a variables económicas que fijan a los productos un valor que no coincide con su valor real. Eso lleva muchas veces a una sobreproducción de algunas mercancías, con un impacto ambiental innecesario, que al mismo tiempo perjudica a muchas economías regionales[133]. La burbuja financiera también suele ser una burbuja productiva. En definitiva, lo que no se afronta con energía es el problema de la economía real, la que hace posible que se diversifique y mejore la producción, que las empresas funcionen adecuadamente, que las pequeñas y medianas empresas se desarrollen y creen empleo. (del obispo de Roma, el papa Francisco, en una de sus encíclicas, la LAUDATO SI).

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