lunes, 16 de marzo de 2015

Tabaibas con goros…
“... la peste que se desliza… la epidemia que devasta… malvados… la desgracia… la plaga llegará hasta tu tienda (casa)…” (del salmo 90)
“... plantarán viñas y comerán sus frutos...” (del profeta Isaías 65, 17-21).
“... en el resbaladero, los precipitas en la ruina... se pierden...” (del salmo 72).
“... un novillo... un carnero... machos cabríos...”
“... siembras año por año...” (del salmo 89).
“... ignorantes e insensatos, caminan a oscuras” (del salmo 81)..
… en Azuaje. Donde la naturaleza es pletórica, rebosante, superior, llena de variada, rica y amplia vegetación, donde -no podía faltar- las tabaibas, y ello porque la humedad, el agua, los chorros y barrancos “corriendo”, y con hierro en aguas que fueron baños y terapia en otros tiempos, donde solo entrar por el barranco, ya el olor a naturaleza pura, donde el verde es a rabiar, donde el silencio es sagrado, donde la madre naturaleza ha parido lo mejor en todo: en Azuaje.
Dejado atrás el puente que sigue, te adentras hacia el interior de dicho lugar, y al final del recorrido, en amplia zona de aparcamiento, y pegado al risco, hay sendas tabaibas, entre otras especies vegetales, pero todo ello impregnado de una rica flora, que hace de ensueño el lugar, digo, que por donde el aparcamiento último ya frente al antiguo y desvencijado balneario, sendas tabaibas pegadas al risco. Y conste, que como cosa normal, no debiera ocuparme del hecho en sí, a no ser que reparara, como -seguro que por mano cabildicia, y bajo la atenta mirada del sepro y del miedo- algún jornalero, tuvo el trabajo, de hacer cercos o goros a las pobres tabaibas, como señal de protección, sin que otras plantas no lo merecieran al ser más escasa, porque es que dejas atrás El Pagador -donde la antigua aduana por los productos en ese tránsito, peaje o trasiego- que subes hacia Moya y te desvías a la izquierda, hasta bajar y entrar -hacia Firgas- a dicho barranco de Azuaje, y henos aquí, borrachos por las tantísimas como abundantes e incontables tabaibas por todas partes, y ello desde la costa y perdiéndose en escalada y en introducción, hacia el interior y por barrancos, por lomas, laderas, planicies, etc., etc. Y, que ante tan rica como abundante proliferación tabaibera, me vengan a proteger tres hediondas tabaibas, pegadas a un risco, librándolas del parachoques de algún coche, como que -para tamaño trabajo- no se encuentra justificación, y hasta da rabia por ver tontería mayúscula, que se proteja tres tabaibas con círculo de piedras, formando en su entorno un goro, como que es señal de lo bajo, de lo ordinario, de lo absurdo de este pueblo, o de sus dirigentes, que se ocupan de salvar y proteger la vida de tres miserables tabaibas, que a pesar de su leche -pegajosa y envenenadora- otra cosa o nada produce, ni para nada sirve, y ello, con tenerlas por toda la isla sin que rincón alguno se libre de su omnímoda presencia, y que venga con el circulito de piedras a proteger las tres dichas, como que estamos ante un esperpento nunca jamás visto, al menos por un servidor: monumento a la idiotez, memez o necedad. Pues, que me le pongan cerco a un árbol frutal como que es de recibo, normal y necesario; pero ¿proteger tres tabaibas, tres, en Azuaje, como si con ello salváramos de desaparecer el espécimen tabaibero? No, no… este pueblo, ha perdido el norte.
El Padre Báez.
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No todo iba a ser sobre las tabaibas, que como ven hay algo más:
Muy buenos días padre Báez. Le escribo principalmente para darle las gracias por cómo nos acerca más a nuestros antiguos; soy un amante del pasado de nuestras islas. He visto algunos vídeos en YouTube enseñándonos y explicándonos cómo eran sus/nuestras vidas; también lamentablemente lo mal cuidados que están estos lugares y el abandono total de lugares sagrados para nosotros. Yo soy de Tenerife, pero he vivido en Gran Canaria y algo también he visto. En fin, sólo agradecerle y animarle para que siga haciendo vídeos al respecto ya que somos muchos los seguidores que siempre estamos pendientes a sus palabras, también invitarle si lo desea a Tenerife para compartir con usted lugares maravillosos; algunos que están siendo perdidos por la mano del hombre y otros ignorados por completo.
Un saludo y un abrazo fuerte.
Oliver.

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