martes, 10 de marzo de 2015

riego

Riego de tabaibas…
“... soy un pobre desamparado…” (del salmo 85).
“... carneros y toros... una multitud de corderos cebados...” (del profeta Daniel 3, 25. 34-43).
“... preste atención al hambriento... preste atención a su hambre...” (de los sermones de san Pedro Crisólogo, obispo).
“... la tierra ha dado su fruto...” (del salmo 66).
“... ovejas de tu rebaño...” (del salmo 73)..
… ¡Dios, Dios mío! Ya está bien, no ya que nazcan sin ser plantadas, y que cual plaga todo lo llene, como para que ahora vengan y las planten, y encima les pongan riego por goteo para que no se sequen, que por otra parte son plantas que aún sin agua pegan y crecen frondosas.
Pues, les cuento, que por aquello que de romántico tienen los cementerios, y porque llamados “campos santos”, uno, cada vez que tiene ocasión, los visita y hasta rezo un padrenuestro y responso, por las benditas ánimas del purgatorio y en especial por las de los cuerpos sin vidas que allí se encuentran, pues, que va uno hacia Mogán, y por la carretera vieja, y se para en el del Pedrazo, y heme aquí, para mi asombro, que en su entorno, hayan plantado -símbolo tal vez la muerte- sendas tabaibas, cuyo lugar por lo que significan me pareció hasta adecuado, pero que encima tuvieran mangueras para el riego por goteo, como que se pasaron, y ya en el colmo, que ni respeten el campo santo, cementerio o necrópolis, ¡ya está bien, hombre! ¿Tabaibas en el cementero? ¿Se las habrá puesto alguien a su madre (o cualquier otro parentesco o amigo? Sinceramente, ya es una pasada, que las tengamos en todos los campos, y encima también en los campos santos, como que no, no, no es de recibo. Unos geranios rojos (símbolo del amor), tal vez como que cuadraban más, pero tabaibas, para redoblar la muerte, es como cargarse la resurrección, porque las tabaibas solo llevan muerte, y tal vez por ello, como que pega, pero que ni así. Por favor, a quien corresponda, haga lo que tiene que hacer. Que vaya uno al cementerio a ponerle flores a sus muertos, a rezar por ellos o limpiarles la lápida y se encuentre con las tabaibas allí plantadas y regadas, como para llorar con ganas si apartándolas uno se pasa la mano por los ojos por secarse alguna lágrima por el difunto, y que por culpa de las tabaibas te salgan a chorros, y crea cualquiera que ese derroche de lágrimas sea por el muerto y que diga: ¡no, no es por el difunto, sino por las malditas tabaibas!, como que ni procede, ni es lo correcto, ni lo que corresponde, que ya bastante dolor lleva el que se acerca a las tumbas o nichos, como para que encima tenga que llorar por culpa de las tabaibas y todo se preste a confusión, como que no, no, no… tabaibas en un cementerio, ¡no! Bueno, ni en ninguna parte, ¡digo yo!
El Padre Báez.
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Un muy bonito correo, con sugerencias:

Padre Báez, ¡buenas noches!... siempre leo el tabaibero. Espero que esté bien... yo todavía con la salud algo floja y no adivinan de qué... si marcho antes que usted sabe que tiene un padrino en el cielo, aunque sin color amarillo. A ver cuándo le echo algún piropo a las tabaibas para  que las quiten y planten higueras. Oiga, si descubrieran algo medicinal en ellas, seríamos ricos  en malas leches convertidas en buenas... que siga orando, sembrando y dando esperanza. Estoy en lo de publicar en  (…) el libro. Si necesito orientación se la pediré. Cuídese y a ver cuándo le visito para tomarnos un café que no tenga leche tabaiba, ni caigan gotas en los ojos... ¿Se acuerda cuando nos caía alguna chispa  de ella cuando éramos chiquillos? Saludos a (…), a (…) a (…)  y a otros que hace tiempo no veo... (…).

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