viernes, 20 de abril de 2012

Perros obesos:

Siempre pensé, que el único perro que justifica su existencia, es el que cuida de un rebaño; y que ni siquiera sabe dónde vive el pastor, y si sí, no entra en la casa, ¡ni de broma! Echado en la puerta, como mucho.

Claro, que exceptúo: a los perros guías ciegos, perro de policías, perros terapéuticos (para ancianos, enfermos, gente que viven solas, etc.). Pero que en solo la capital, hayan más perros, que cabras en toda la isla...

Por supuesto, que tiene uno, además, sentimientos “caninos”, y se me parte el alma cuando veo a algunos chuchos abandonadas, canijos, perdidos, etc.
Nada digo cuando son maltratados...

Jamás podré olvidar a aquel que encontré muerto, en una cueva, con una alambre atado su pescuezo a una piedra, donde tuvo que morir de hambre, de sed, de ladrar y aullar, sin que nadie lo socorriera... 

Ahora me acuerdo de los lamentos de aquel otro, que oyéndolo un servidor varios días seguidos, lo busqué hasta que di con él: seguro se había soltado de su casa, y arrastrando la soga y enredado en unas cañas, no podía salir...

Me llené de valor, y a riesgo de que me mordiera, pues me enseñaba sus caninos y rugía, le metí mano al cuello -por debajo-, donde la hebilla que, abriéndola, saltó y echó a corre libre (era todo un señor perro o perrazo!).

Que si vengo hoy con este comentario, es por lo del título, pues desde hace algún tiempo, vengo observando a algunos canes, que creo es igualmente delitivo, por mal trato, al abusar con ellos a la hora de la comida...

... y tanto, que algunos más que perros, parecen cochinos, de gordos. Y la verdad, me dan pena, cuando los veo que los sacan a pasear, y cuales personas ancianas y enfermas, tienen que parar cada poco, porque...

... no pueden seguir, jadeando fuertemente. Hacen el paseo sin ganas, y se van asfixiando, respirando hondo y con dificultad mueven sus patas, y permanecen indiferentes a cualquier estímulo u orden.

Creo, que quienes tienen a esos perros tan obesos, la ley de protección de los animales, debe castigar a sus dueños, ya que con tanta comida, ya eso no es vida para el animal, sino un martirio vivir.

El instinto, los llevan a comer, y seguro que con grasas y porquerías y faltos de ejercicios (¡sueltos, para que correteen y persigan lo que sea!), se les ponen que no parecen ni perros.

Y, cuando tanta hambre, comienza a sentir la población humana, va siendo hora, que algunos, amantes de los canes, compartan algo de comida con los pobres, y así de paso, sus mascotas, adelgazarán y tendrán más salud.

Y es que no deja de ser un sin sentido, que alguien (humano), ande flaco por el hambre, y que hayan perros que no pueden ni caminar, por la gordura de tanto comer.

El Padre Báez.

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