sábado, 12 de septiembre de 2015

relectura

Mi relectura tabaibera del Documento Episcopal: “La Iglesia, servidora de los pobres”
“... no se cosechan higos de las zarzas...” Jesucristo, en Lc. 6, 43-49).
... continuando con la aplicación del Documento de los Obispos sobre la pobreza (“La Iglesia,, servidora de los pobres”), les presento mi visión personal, haciendo lectura desde las tabaibas: Nadie queda al margen del tema de la pobreza, ya que la subsidiaridad nos hace responsables, y debemos exigir a los políticos creen empleo abriendo las puertas cerradas del campo, al cultivo y ganadería antes que el cultivo masivo e inútil de las tabaibas, y en ello dejen entrar la trascendencia para que se ajusten al plan divino desde la creación, y permitan se vuelva a la tierra (que da trabajo y comida).
Ya que todo eso ha de cambiar, para librar al pobre de su pobreza y promocionarlo justamente, y ello desde la fe, que al perderla nos ha traído a esta situación que exige caridad (Cáritas y otras). Una vida más espiritual que nos lleve a una mayor justicia, que encarne la apertura a los pobres, poniendo al hombre en el centro (y no a las tabaibas). A la Iglesia, le es consustancial el compromiso social, del cual da testimonio y lo anuncia, trabajando por la justicia y denunciando la falta de la misma, acompañando a los más pobres, cuales hermanos, y exigiendo a los gobernantes sean justos, promocionen al pobre, y reformen o cambien cuanto sea necesario para la consecución de estos bienes. Y ante tantos desmanes, no callemos a la par que exijamos se erradique la pobreza, y se solucionen esos males implicándonos en ello. La pobreza, tiene sus raíces -en nuestro caso- en las tabaibas, eliminándolas, en parte conseguimos disminuir la pobreza, al tiempo que así se valora la vida y las familias, destinos de bienes sociales, por dignidad sin separación de sexos, y sin excluir o descartar a nadie, pues nadie es sobrante. Solo así, se reducirían las desigualdades, y es un deber -prioritario- de todos, y la mayor tarea, servir a los demás. Así, conseguiríamos una sociedad más justa en las comunidades cristianas, si respondemos con esfuerzo para cambiar este panorama de solo tabaibas, y que nos haga tener esperanzas en un mañana mejor y más justo, y como cantara María... “...Dios, ensalza a los pobres...”.
El Padre Báez.
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Hoy, antes que lo del papa, lo que me cuenta R. Domínguez:
LOS QUE SACAN DEL CAMPO A LOS GANADEROS Y AGRICULTORES, LES  HEMOS ELEGIDO CON NUESTRO VOTO. TENÍA ESPERANZA DE QUE VOTANDO POR D. ANTONIO MORALES PODÍA CAMBIAR LAS COSAS EN ESA GUARIDA DE SÁTRAPAS,  PERO VEO  QUE SIGUE IGUAL.  UNA SEMANA ATRÁS UN AMIGO QUE TIENE UNOS CULTIVOS ECOLÓGICOS EN TEJEDA, CASI LLORANDO ME CONTÓ QUE EL CABILDO, HABÍA SOLTADO CONEJOS  EN TODOS LOS CULTIVOS DE AQUELLA ZONA;  LOS CULTIVADORES DE TODA LA ZONA  ESTÁN MUY TRISTES Y PREOCUPADOS AL SENTIRSE QUE ESTÁN ABANDONADOS Y PERSEGUIDOS POR LOS QUE TENÍAN QUE PROTEGERLOS... NO HACE FALTA SER MUY LISTO PARA  ENTENDER QUE LO QUE ESTÁ CLARO ES ECHAR DEL CAMPO A SUS VERDADEROS DUEÑOS... ÉSTOS DE TODA LA ISLA QUIEREN HACER UN PARQUE TEMÁTICO. LO VEO CLARO. LOS TURISTAS POR TODAS PARTES OYENDO A LOS CICERONES LAS MENTIRAS Y TONTERÍAS  QUE CUENTAN DE LOS GUANCHES. QUE EN TIEMPOS DE ROMANOS, GRIEGOS Y FENICIOS LOS TRAJERON DEL CONTINENTE AFRICANO PARA POBLAR LAS ISLAS Y ASI TENER  ALIMENTOS Y OTROS MENESTERES... ESA SÍ ES LA VERDAD... ¡HASTA CUANDO HAY QUE SOPORTAR ESTO!... NO ME EXTIENDO MÁS... R. DOMÍNGUEZ.
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150. Dada la interrelación entre el espacio y la conducta humana, quienes diseñan edificios, barrios, espacios públicos y ciudades necesitan del aporte de diversas disciplinas que permitan entender los procesos, el simbolismo y los comportamientos de las personas. No basta la búsqueda de la belleza en el diseño, porque más valioso todavía es el servicio a otra belleza: la calidad de vida de las personas, su adaptación al ambiente, el encuentro y la ayuda mutua. También por eso es tan importante que las perspectivas de los pobladores siempre completen el análisis del planeamiento urbano.
151. Hace falta cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, nuestro sentimiento de «estar en casa» dentro de la ciudad que nos contiene y nos une. Es importante que las diferentes partes de una ciudad estén bien integradas y que los habitantes puedan tener una visión de conjunto, en lugar de encerrarse en un barrio privándose de vivir la ciudad entera como un espacio propio compartido con los demás. Toda intervención en el paisaje urbano o rural debería considerar cómo los distintos elementos del lugar conforman un todo que es percibido por los habitantes como un cuadro coherente con su riqueza de significados. Así los otros dejan de ser extraños, y se los puede sentir como parte de un « nosotros » que construimos juntos. Por esta misma razón, tanto en el ambiente urbano como en el rural, conviene preservar algunos lugares donde se eviten intervenciones humanas que los modifiquen constantemente. (del Obispo de Roma, o el papa Francisco, en su encíclica LAUDATO SI).

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