viernes, 24 de agosto de 2012

¿Volver...?

¿Volver atrás?

No entiendo cómo los hay tan cazurros, que todas sus fuerzas y energías, las echan en que las islas sean lo que fueron. Me explico: Hubo un tiempo, en el que antes de que llegaran los normandos primero, y después todos los demás, estas islas estaban más pobladas de árboles; de esos árboles, se servían los guanches, para sus construcciones (techos en sus casas, pasadizos, troncos en cuevas, como postes, fuego, etc.). Y, en esa misma labor, los que llegaron después.
También los actuales desiertos fueron todos bosques, y a nadie se le ocurre reforestar los desiertos, para que luzcan como en eras anteriores. Pues, sigo, que toda la vida, la leña, los árboles, fueron combustible y material para el trabajo, fuera el que fuera. Y así la cosa, hemos llegado a la situación actual. Pero, con este matiz: jamás el hombre cortó o arrancó un árbol que le diera comida y fuera sustento.

Ahora, con frecuencia que como antes los árboles llegaba hasta a la costa, que se debe reforestar como entonces, acusando de brutal deforestación al consumo de la única energía posible en esas épocas anteriores al presente; no se talaba por maldad, sino por necesidad (está el bosque al servicio del hombre y no al revés). Haberlos hay que culpan que en lugar de árboles estériles, los hombres que nos precedieron, limpiaran la tierra de árboles dañinos, para sembrar y agricultura de la que comer y alimentarse. Y más sorprende que sin haberse descubierto la electricidad, muestren su escándalo porque se hacía leña y carbón, para diferentes usos. Sin que nada de eso y más, desaparecieran nuestros árboles, que siguen en pie milenarios, y los hay por todas partes (castañeros, higueras, nogales, etc.), pero que para algunos, árboles son solo pinos, y ciegos no ven sino pinos, o no los ven y quieren más.

Y emperretados están algunos, para que se vuelva a ese manto verde de árboles envenenadores del terreno y de esterilidad como fruto de los mismos, lamentado épocas pasadas, y culpando a todo quisque. No se dan cuenta, que tanto pino inútil, lo único que ha conseguido, es quitar o robar las tierras a pastores y agricultores, que ven cómo de donde comían, solo come los dedicados a asuntos de incendios, provocados, por quienes sabemos, y no cambian, poniéndoles la materia  más y mejor. Y encima nos engañan con el agua que iba a traer los pinos y es todo lo contrario, con ellos, ¡ni una gota! Ahí están: las presas vacías, a la par que riegan de gasolina (así es llamada por muchos la pinocha), dispuesta a arder con frecuencia y al menor descuido o adrede.

Y entiende uno, que no hay que limpiar el campo de pinocha, sino de pinos, y acabado el perro, se acabará la rabia, que dice el refrán. Sabido es, la madera de nuestros pinares no sirve para nada, se pudre y se hace gofio, comida por unos gusanos, que les son inherentes. Solo a un loco se le ocurre echar pinocha en la cama de sus animales (los pocos que quedan), y más loco todavía si esa pinocha, mezclada con el estiércol llega a la tierra, lo inutiliza de por vida, pues es puro veneno para la tierra, y para las personas. ¿Por qué no se permite, las cabras y ovejas, machaquen y partan con sus pezuñas en el trasiego de su ir y venir, esa materia ígnea, que tantas desgracias nos deparan? Ya va siendo hora, aceptemos la realidad presente; que se retire del campo la materia que incendia (los castañeros no arden ni con bidones de gasolina); planten árboles frutales, devuelvan la tierra al pastoreo y a la agricultura, suéltese el ganado, y se habrán acabado los incendios de por vida.

Los incendios, tienen responsables, y son los que se preocupan de llenar de pinos el campo, robando tierras a sus dueños, que en lugar de pastoreo y agricultura, se las llenan de un material más que explosivo y peligroso: los pinos, que son malos, hasta en sus sombras, y por no dejar crecer debajo de ellos, a nada, no deja salga ni otro pino, comiéndose lo que encuentre a la legua a su alrededor, secando remanentes, manantiales, fuentes, y es mentira atraigan el agua. Desde que se ha llenado las islas de pinos, ha dejado de llover, y se han secado todas las fuentes, remanentes, arroyos, barrancos, que hace 50-60 años había. Que se arranquen los pinos, se sustituyan por árboles frutales, y saldremos ganando.

El Padre Báez.

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