miércoles, 22 de agosto de 2012

Aquel...

Aquel profesor...

(enseñaba, con el ejemplo)

... vivía en La Lechucilla, y bajaba (también subía) al pueblo (San Mateo), caminando, con calzado propio de cualquier boyero, y es que antes de venir al Colegio o Instituto, donde daba clases, atendía a sus cabras, con lo que llegaba, a las aulas, con cierto olor a ganadero. Tuve conocimiento de esto, o esto sucedió hace cosa de 25 a 30 años. Nunca lo vi personalmente, pero sí que me llegaron noticias de él; que vuelto de sus clases atendía a sus cabras, cogiéndoles comida, ordeñándolas, limpiándoles la cama, etc.

Y cuento esto, porque aunque hayas estudiado, y seas arquitecto, ingeniero, médico, abogado, o lo que seas, pero estás en paro actualmente, pudieras ser ganadero o agricultor. Si no encuentras trabajo en lo que es tu profesión, ¿por qué no cambiar, aunque sea en espera de la otra? Un servidor recuerda, que estudiante hace cuarenta años atrás, ya se nos decía en las clases, que de cara al futuro, toda profesión, estaba llamada a cambiar en la vida laboral de cualquier profesión, hasta tres veces, dado el cambio y exigencias de los tiempos. ¡Universidades aquellas, que así nos preparaban y se adelantaban a los acontecimientos!), que el pueblo de tus padres, te da trabajo, por más que sea distante a tu propia y personal profesión, o para lo que te preparaste, y mientras esperas a encontrar en lo tuyo, ¿por qué no echas mano de lo que no necesita título, ni carrera?

Que vivimos –hablando del campo- de vacas flacas, o esto, o nada. Ya, nadie te va a dar trabajo; no hay trabajo, cada vez menos. En definitivas, se trata de recuperar el trabajo de nuestros padres, y a lo mejor el propio, hasta que se dejó para estudiar, pero hay que volver, y seguir en lo que aprendimos primero. Por supuesto, que esto –lo de siempre- nada tiene que ver con lo estudiado, pero ¿y qué pasa? ¿Falta flexibilidad, y adaptación? Hay que pegarle a todo. ¿O es que hay cualquier otra salida o solución? Al menos sales de la depresión, y es una solución provisional, o ¡quién sabe si para siempre! En Cáceres, conocí a un médico, que se dedicaba a la agricultura, y no se bajaba de tractor, arando y plantando y viviendo como aprendió antes que la medicina.

Soy esto o lo otro; y lo normal, es que se quiera trabajar en ello, pero ¿y si no hay trabajo en eso? Pues, le meto mano a lo que sea. Y el campo, la tierra, los corrales, etc., están esperando se ocupen de ell@s. Por lo pronto los idiomas aprendidos, valen para las cabras y los surcos, es decir, el verdadero idioma, es trabajar para comer, y para relacionarnos con el trabajo que propongo, aunque hayas hecho Erasmus, todo eso lo llevas dentro, y te hará distinto. La solución, la tiene cada uno, en sus manos, en las tuyas. No hay que pensar en otros países, ni en salir, cuando la tierra está vacía (aunque hay un enemigo: medio ambiente, pero..., con un poco de suerte, y trabajando de noche, a lo mejor vas y escapas).

Hay que volver a lo heredado: ese cacho de tierra abandonada, donde cabe agricultura y ganadería, y de ahí: la mayor riqueza (trabajo y comida). Allí, se vive mejor, y con menos. Es la mayor riqueza, allí los amigos, los vecinos, allí... ¡esto no va a cambiar, sino a peor!; por eso, que se vuelva a la agricultura y a la ganadería, y en lugar de decir: “soy esto o lo otro”, que digas: “¡por lo pronto, o por ahora, soy ganadero o agricultor!” También te puedes pasear en manifestaciones, pero éstas, no te solucionan absolutamente nada, pero tienes derecho a pasear pancartas, y gritar; tal vez te desahogues, y sigas igual o peor (depende de la policía, y que alguien la reviente [a la manifestación]).

El Padre Báez.

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