miércoles, 14 de marzo de 2012

Si lo llego a saber, no voy...


Fui, porque desde lejos siempre al subir, veía aquel andén...
... con muchas cabras, pero...
sucedió, que eran de tres dueños distintos:
en el primer grupo, solo había una cabra...
si bien acompañada de unas cinco ovejas pelibuey, con su carnero pertinente y sus tres crías...
pero éstas, para carne (¡gordas como cochinos!),
y una sola cabra (me dijo, que antes tenía más, pero...
... que ya -por su edad- no podía sino con una (¿?).
Luego, seguí, hacia las otras, y sí , en este grupo, habían tres, y más arriba, unas veinte -contando macho y baifos-, pero...
Regreso, y sobre las mismas, allí estaba, la que estaba sola -entre las ya citadas ovejas-, pero...
Es el caso, que antes, al subir, y lo mismo al bajar o volver, por poco si no me comen -¡es un decir!- y uno, hasta me rozó con el hocico (josico)...
Aquello, era una jauría, de unos amarrados, otros sueltos, un revoltijo de perros, de polvo, pero sobretodo de ladridos, aquello, parecía una guerra, y de por medio la casa.
Entonces, voy a tomar el café –invitado-, y la invitación si cortado o solo; si cortado, con leche de cabra, de la única cabra...
Y la pregunta, pero ¿y tantos perros? Respuesta: ¡Oh...!
Pero, ¿y no son muchos?
Respuesta: ¡No son tantos!
¿Cómo? –añadí-
Respuesta: ¡Son ocho!
Usted perdone; he contado nueve...
Respuesta: ¡Ahj..., sí -los fue como memorizando, con uno en los brazos, y tres alrededor de ella, madre de tres niños- sí, son nueve...

¿Y a mí qué coño me importa? Como si quiere tener noventa, ¡allá ellos!, pero...
¿Y en comida, cuánto se gastan?
Respuesta:...
Y el anciano, que no puede, con más de una cabra, cuida de nueve perros.

La conversación siguió:
Pero, ¿para cuidar la casa?, ¿no basta con uno?
Respuesta: es que ni la cuidan, sino que..., por aquí, n nadie pasa, y si pasa, pues, no pasa nada...

El Padre Báez.

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