domingo, 18 de marzo de 2012

Lo que nadie...

Lo que nadie ha dicho del XXXVI Rally El Corte Inglés...

Sucedió el viernes día 16, que subía un servidor, hacia La Breña, sobre las 18,30 y subía por El Ejido, para acortar camino, dada la hora (a las 19,00 tenía la Misa y Novena al Glorioso Patriarca San José, titular y patrono de la Iglesia y lugar), cundo de pronto, me sorprende -dejada atrás la rotonda de la maternidad-, una  avalancha de coches y motos, que pensé un accidente u otro evento los había retenido, y por eso, caía aquella lluvia de coches que de forma anormal, bajaban en exceso de número, pues aquello parecía no terminar, hasta que pensando, pensando, caí en la cuenta había oído mientras almorzaba días atrás, algo sobre un dichoso Rally, y en efecto, no sé que distancia hay en kilómetros desde el lugar señalado, hasta La Breña, pues, durante dicho trayecto -unos 25 minutos- la caravana interminable de coches, no cesó lo más mínimo, sino que miles, y miles de coches, no dejaban de bajar, y por pensar, toda vez que el pensamiento es libre, y en decir de Santa Teresa, “la mente es la loca de la casa”, un servidor, pensaba: ¡qué pena, toda esta gente no venga de cultivar la tierra, sino de ver o mirar a unos pilotos pasar como rayos cerca de ellos!, como totorotas -y me perdone quien no piense así- por ver pasar unos coches, con publicidad, mucho ruido, y poco o no sé qué más. Pero, esto no es, sino el introito, de lo que me entero cuando al día siguiente, sábado día 17, me llego como cada sábado a celebrar la Eucaristía o Misa, a Cazadores (a las 17,00 horas), que al llegar a las 16,30 me esperaba -como cada sábado (pero esta vez sin su señora e hijos)- quien me contaba la tragedia, todavía blanco de la indignación, porque el día antes, y me señalaba el lugar, me decía su mujer, tuvo una caída tal, que se partió la pierna, y que el hueso de la misma, era visible, con lo que el dolor, los gritos, y la petición de ayuda, para llevar urgente a esa mujer accidentada, no sirvió de nada, porque a pesar de dar la noticia y por los medios más modernos y sofisticados (emisoras, teléfonos, móviles, etc.), la noticia corrió por todos: organizadores, seguridad, personal sanitario, y por más que se trataba de una diabética, y en aquellas condiciones, y a pesar de dos helicópteros que sobrevolaban la escena, en cruces de grabación y de prevención, ni uno ni otro tomaron tierra para evacuar a la accidentada, y por más que se pedía una ambulancia, y se suspendiera la prueba de niños grandes jugando a cochecitos siendo ya mayores, no hubo forma de parar la cosa esa, porque le accidentada, no importaba, y todo lo que tenía que hacer era esperar a que acabara y pasara el vehículo cero, para poder salir entonces y no antes y poder pasar la accidentada, cuya pierna se deformaba, por la hinchazón, y expuesta al polvo, infección, sin el atendimiento pertinente, y tanto que allí podía haber muerto, y nadie paraba la cosa esa de coches que corren, y los que volaban, no descendían. Pero, no acaba aquí la tragedia. Dejemos ya a esta mujer -joven madre de dos niños y esposa de su marido- ya hospitalizada, donde por su diabetes, el hueso volvería a su sitio horas más tardes, a carne viva, con los gritos y dolores fueron algo alarmante; pero, volvamos al marido, que se dispone a denunciar el hecho y me cuenta: que la policía de Telde no le quiso tomar la denuncia, y se negaron a ello; que va a los organizadores del Rally - después de mucho preguntar-, y de uno a otro, todos pasándose la pelota, hasta llegar a uno que lo amenazó con denunciarlo a él, por denunciar  lo que le había ocurrido, y no ser socorrida, ni atendida su mujer, sino que la carrera de esos cochitos debían seguir, como si nada hubiera pasado, y que el pedir él una ambulancia de las del Rally, eso era denunciable y delito, y que lo echó a la calle dándole la espalda, no escuchándolo, ni atendiéndole, cual si agua sucia fuera. El único refugio fue contárselo a su párroco, a un servidor, cosa que hizo con otro lugareño, que sugirió se lo dijera a los periódicos, a lo que les dije: ningún periódico va a decir ni pío, porque los del Corte Inglés y políticos del deporte, si la prensa escrita dice lo más mínimo del gravísimo percance, les retiran la publicidad, y salen perdiendo, por defender a alguien que tuvo la desgracia, de tener un accidente en Cazadores, su pueblo, y no poder salir con urgencia -a pesar de haber ambulancias apostadas en distintos lugares, ni parar la carrera, ni bajar los helicópteros, para auxiliar a alguien que estaba sufriendo lo indecible.
Y, toda vez, que nadie ha dicho nada de esto, un servidor, lo va a poner además de en este medio (Correo electrónico, Facebook y Blog propio), en cuatro emisoras de Radio (Radio Las Palmas, Radio Faycán, Onda Canaria y en Radio Aventura Siglo 21), para que sepan la humanización de los organizadores de juegos de coches para adultos, que nada importa a toda esa parafernalia de protección civil cruz roja, guardia civil guardia de tráfico, policías, medios de comunicación, sanitarios, etc., etc., porque si no es alguien que pilote uno de esos bólidos (juguetes de mayores), no se le presta ayuda alguna. Y siendo así que van al campo a quitar la paz, a cortar carreteras, a molestar, a hacer daño con ruidos, con zumbidos, con gente que dejan basura, etc., etc. Si alguien del lugar se accidenta, por más que sea de pronóstico grave, pues, ¡que lo parta un rayo, que espere, que aguante, pero ¿y esto es así? Y encima ¿no te cogen la denuncia en ningún sitio? ¿A dónde acudir, solo al padre Báez? Pues un servidor cumple con darlo a conocer a la opinión pública, con una sola frase más: ¡ya está bien!
Parece mentiras, pero tan verdad, como Dios que está en el Cielo, en su Gloria.

El Padre Báez.

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