lunes, 26 de marzo de 2012

Preparando la Pascua...


Y antes la Pasión y Muerte de Jesús, nos fuimos a una necrópolis, donde Pedro (11 años), nos dijo: “¡Este (túmulo), tiene el número 1259!”, y meditamos y reflexionamos sobre la muerte de los guanches, y supimos no enterraban a sus muertos –cuyos huesos y polvo de sus cuerpos, es visible en todas las deposiciones- y cómo para cada uno, había una especie de pequeña pirámide, y quedaba clara las dimensiones de sus cuerpos rondando los dos metros, por medición evidente y más que clara.
Fue un paseo por entre el pasado (no señalado por ningún cartel en ninguna parte de la isla, y por tanto casi imposible su visita); visita que nos llevó a a un perfecto oasis de desierto pétreo, donde la sombra, con las mejores frutas y hortalizas, música de pájaros y zumbidos de insectos (guayabos, nísperos aguacates, etc., supusieron el mejor postre). Recuperadas las fuertes, nos desplazamos hasta un poblado imposible averiguar su ubicación, por estar con sus casas de más de dos metros de altura, camufladas entre tuneras, pitas, beroles, tabaibas, etc., y en número casi incontable, con piedras que hacían de “tablón de anuncio”, o “libro de contabilidad”, con rayas múltiples de distinto grosor, y dirección (tal vez contando muertos, ganado, o planos), que hicieron decir a Don José (70 años), no haber visto en su vida nada igual, y siendo como fue maestro de obra, dijo no haberlas visto mejor en su vida; pero no sería este el fin de un Domingo al sur siguiendo la huella de nuestros antepasados, pues acompañados de varios jóvenes con 16 a 17, de 18 a 23 años, con otros mayores, y señoras que se unen a estas aventuras domingueras en torno a nuestra cultura, visitamos el tercer yacimiento (el único que se tenga conocimiento que conserva su base cruciforme, y dio paso a una casa castellana, donde se aprecia la transición, cambiado la cruz de bases –que queda en el piso como primer cimiento- en rectángulo, con ventana, y con los ya sabido dos metros y medio de altura desde el suelo al techo. Justo ahí nos preguntábamos por qué lo nuestro no se enseña, ni muestra, habiendo varias respuestas, pero ninguna como la del que dijo: para que no surja un sentimiento nacionalista, y sigamos votando al pp y al pesoe...
Y regresamos, llenos de canarismo, de guanchismo, con ganas de seguir descubriendo nuestro pasado, con la alegría del compartir comida, amistad, experiencia, y preparación para el paso (pascua), después de pasar, como el pueblo de Israel, su paso por el desierto, donde no nos faltó el agua, y tampoco el café en la casa de Mary Pino...

El Padre Báez.

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