domingo, 30 de octubre de 2011

POPURRÍ 38:


Sobre mi tesis (8):
OLAECHEA, J. B.: Cómo abordaron la cuestión del clero indígena los primeros misioneros  de México: Missionalia Hispanica, 1968, 95-124.
OLAECHEA, J. B.: Los Concilios provinciales de América y la ordenación sacerdotal del indio, en Revista Española de Derecho Canónico, vol. XXIV, Salamanca, 1968, págs. 500-502.
OLAECHEA, J. B.: Un recurso al Rey de la primera generación mestiza del Perú: Anuario de Estudios Americanos 32 (1975) 155-186.
RAMOS, D.: Historia de la Colonización española en América. Madrid, 1947.
RICARD: Le collège de Santiago Tlalteloloco au Mèxique. Compte rendu de la cinquème semaine de Missiologie de Louvain. 1927. Louvain, 1929.
RICARD: Le collège indigene de Santiago de Tlalteloloco en Méxique (XVI s.), en: Les Elítes en Pays de Missiòn. Lovaina, 1927.
RODRÍGUEZ, Vicente: El Clero secular de Sudamérica en tiempos de Santo Toribio de Mogrovejo: en Antologica Anna, V, Roma 1957...

La Isla está en silencio, callada...
... mientras el hombre no vuelva a las faenas del campo, vamos a seguir tristes, sin oír cantar a nadie, porque antes, cantaba: el pastor, el leñador, el agricultor, el ganadero, el segador, el que araba, el que iba de camino, haciendo el queso, ordeñando, etc., etc. Se acabaron las actividades del campo, y no se oye a nadie abrir la boca. Hay tristeza, pena, dolor..., ¡se acabó la alegría! Y volverá, cuando se vuelva al campo. Habrá vida, habrá paz, habrá gozo...
"... antes todo el mundo cantaba, ¡hasta con hambre!..." (Don Benito Felipe Rodríguez, de Anaga. Tenerife).

La mejor Escuela...
... aquella, en la que los hijos aprendían las faenas del campo, mirando y ayudando a sus padres; miraban cómo lo hacían, y los imitaban: ordeñando, sembrando..., tenían el mejor libro: la sabiduría de los mayores..., un verdadero patrimonio cultural y natural..., allí, estaban nuestros valores..., hay que conservar y transmitir todo eso..., es nuestra tradición..., son los mejores libros, son los mayores..., informándose, aprendían del padre, que aprendió del abuelo..., mirando se aprendía..., observando, se aprende..., se aprende al ojo..., hay que enganchar el relevo generacional..., hay que cuidar no se pierda el legado cultural natural..., son lecciones por aprender..., se están perdiendo muchos renglones..., y son fuentes de conocimiento..., se trata de la cultura oral (no escrita)..., sementera, legumbre..., no permitamos muera el campo..., no lo ridiculicemos haciendo de los aperos del campo, artesanía de adorno...

Cáritas...
... tanto aumenta el paro y con él el hambre, que Cáritas no da abasto a dar comida a familias que no tienen a ningún miembro y miembra trabajando, y mientras el campo cerrado, el mismo que daría trabajo a todos y a más, si vinieran (¡que van a seguir viniendo!), a la par que los nuestros buscan a dónde irse, en lugar de simplemente salir e ir al campo, que lo tienen vetado, todo prohibido: no se puede tocar nada... O esto cambia (mi cuñado dice “cambea”), o nos comeremos unos a otros, sí canibalismo para sobrevivir..., ¡ya lo veremos! Un tal Manolo Lajares dice que de la crisis salimos en breve: ¡¡¡Ja, ja, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!

Llevan la tira...
... haciendo obras públicas faraónicas: Guía, Mogán, La Aldea, Teror, etc., y se han olvidado de la que nos dan los garbanzos: la agricultura y la ganadería..., y ahora, ¿comeremos cemento y alquitrán?, ¿para qué las queremos (carreteras, túneles y puentes), si no podemos acercarnos a la estación de servicios a por combustible? ¡Ah, totorotas!

Y a todo esto:
El Gobierno de aquí, con una empresa propia, compitiendo con las otras, con todas: GESPLÁN, llenándolo todo de tabaibas, cardones, pinos...

Y la UD:
Endureciendo músculos, para que se les rompan mejor, en los gimnasios, sin optar todavía –que se sepa- por el yoga, la ciencia milenaria muchas veces, que flexibiliza y hace imposible la ruptura de ningún músculo..., y ahora, ¿quién será el próximo con algo roto?

De niño me lo dijeron:
Que el mar cada vía se tragaba a alguien. Me da la impresión, que de los mares del mundo, donde eso ocurre es en los del Tabaibal: todos los días cae uno. ¿No hay vigilantes en las playas?, ¿o sobra gente atrevida? Un servidor, cuando el agua le llegaba a la barriga, ¡p ´atrás!

Estamos de enhorabuena:
Que Rubalcabra (¡perdón!: “Rubalcaba”) probó el queso majorero, y dijo es el mejor de espakistania..., ¡tenemos –pues-, esperanzas, en que se potencie los ganados de cabras..., y la ganadería en el Tabaibal!

Dicen que...
... ¡lechugas canarias! ¿De dónde?, ¿dónde las plantan?, ¿las podemos visitar y ver?, ¿nos las muestran algún reportaje televisivo o periodístico?, ¿las vemos en cajas de aquí, pero, son de aquí? ¡A saber! No me fío...

También dicen que:
Si no voto, porque me abstengo en las elecciones, mi voto va al partido más votado. ¿Y a mí qué?, ¿me van a meter miedo con eso?

Lo último:
Que como en el Puerto nadan: calderones, zifios, ballenas, cachalotes, etc. etc., y demás fauna marina, van a desviar el tráfico marino a Agaete y a Arinaga, para no molestar a estos bichitos de Dios, que con tanto cruce de buques, pueden sufrir depresión y otros males psíquicos...

Los curas no mentimos:
Pasando una plancha de cabello por la aduana...
Una distinguida dama venía en un vuelo de Irlanda y pidió al cura que venía al lado de ella que le hiciera un favor:
 -Padre, ¿puedo pedirle un favor?
 -Por supuesto, hija. ¿Qué puedo hacer por ti?
 -Mire, Padre, compré una finísima plancha para el cabello para llevarle de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene en caja cerrada y sé que sobrepasa el valor permitido para la aduana, y tengo miedo de que me la quiten. ¿Será posible que usted la pase por la aduana por mí? Se me ocurre que quizás, debajo de su sotana... -Me encantará servirte, hija mía, pero debo advertirte: No puedo decir una sola cosa que no sea la verdad.
-No se preocupe, Padre, con su investidura nadie se atreverá a revisarlo.
 Al llegar a la revisión, la señora dejó que el padre pasara antes que ella.
Preguntó el oficial:
-Padre, ¿trae algo que declarar?
Dijo el sacerdote:
-De la cintura para arriba, no tengo nada qué declarar...
  El oficial de migración pensó que era una respuesta muy extraña, así que le preguntó:
- ¿Y qué tiene que declarar de la cintura para abajo? -Llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres, pero que hasta este momento permanece sin estrenar...
Soltando una carcajada dijo el oficial:
- ¡Adelante, Padre!..., ¡el  siguiente...!

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