jueves, 13 de octubre de 2011

POPURRÍ 23:


PAC o “Por Acabar la Cultura del campo”
Excuse me!, que lo que quiere decir PAC, es “Política Agraria Comunitaria”. La misma debiera cambiar, porque de lo contrario vamos de mal a peor; que respeta las peculiaridades de cada región o país, y  se dejen de apoyar y ayudar a nadie. Que se dejen de normas generales, y deje que cada cual desarrolle su propia agricultura y ganadería como siempre se hizo, sin que se inmiscuya nadie en asuntos propios y de cada zona o región.

Cocineros:
Antes eran los menos vistos, por sus pringues, siempre sudando al calor de los calderos, encima gordos de tanto probar, y comer, y que hasta a uno, les daba pena, y sabiendo que no valiendo para otra cosa empezaban de freganchín o friegaplatos, para luego ir ascendiendo en el observar, ver y mirar, y tratar de imitar, sin que de por medio hubiera Universidad, Instituto o institución alguna, que les enseñaran las combinaciones de proteínas, con las vitaminas, si pescado mejor que carne de cerdo, y que el mejor postre no es un helado o algo sacado de la nevera, sino fruta, y fruta del tiempo, y más si es de aquí, y más que un simple platanito, un par de ellos y otras frutas complementarias, pues no señor, más bien sin gran cultura, salvo la culinaria, que no es para despreciar, y que siempre uno, la relacionó con la cocina de la abuela y la de toda madre, porque la única vez que un servidor vio a mi progenitor acercarse por la cocina -salvo para comer en ella, sin comedor, como todos y todas las generaciones anteriores- fue o era cada año una vez, y ello cuando mataba un baifo, y él, procedente de Tirajana y del mundo pastoril aunque era caminero, guisaba, lo que mi madre no sabía preparar, y que él le daba su punto, y que a un servidor le daba asco aquella carne blanda y fofa, prefiriendo los jaramagos, coles o arroces con leche que preparaba mi madre como manjares y platos suculentos. Y viene toda esta introducción, a un hecho, que últimamente me llama la atención, y es que casi es imposible leer una revista, un periódico, un programa de radio o tele, en el que no esté como invitado especial un cocinero; pero ello, con amplia entrevista y larguísimo interrogatorio, sobre los temas más dispares -menos de comidas o platos- y ya sea teología, filosofía, moral, política, sociología -repito: filosofía- y otras ciencias. Los cocineros, son hoy por hoy los que tienen la palabra. Y uno piensa -no sé si equivocado- cuando un cocinero o los cocineros son los que marcan las pautas de comportamientos, y son los que se las saben todas, y callan el resto, piensa uno que muy atrás se queda un país, cuando los que deben hablar callan, y hablan los que debieran callar. Porque en la cocina está bien estén los que de cocinar sepan, aunque yo lo refiera al mundo femenino, pero que con gorro de cono, con camisa blanca y pajarita, sudando por la gordura, y respirando que se asfixia, que nos den lecciones de todo, me parece una pasada. Y es, que llegados a este punto, ya hay que concluir algo, y es lo siguiente: cuando en un país el éxito es ser cocinero, y éstos los rectores de la sociedad, a la par que universitarios mudos, y expertos y especialistas, doctores, licenciados, masteres y estudiados, investigadores, científicos, etc., se callan y que triunfen los fogoneros es que algo no funciona. Recuerdo ahora lo de aquella carmelita que cocinera ella, quería ir al coro a rezar, en lugar de andar entre los pucheros, y a la sazón, se fue a la reformadora, a Santa Teresa y le manifestó su deseo, a lo que la doctora mística le dijo y reveló, que también entre los pucheros andaba Dios, pero no veo que hablen los cocineros doctos del presente de alta teología, sino de todo lo demás, menos darnos recetas. Algo funciona mal, y andamos en un mundo al revés. Cocine el cocinero, y zapatero a tus zapatos, pero que den lecciones -como no sean las del arte de cocinar- no me parece bien, pues es degradar a profesionales y aupar a gente que han ocupado el puesto de los que históricamente han estado las mujeres, y no va nada contra ellas, muy al contrario, pero es que ¡ya está bien, aparezcan en entrevistas sabelotodos, simples hombres que solo saben cocinar y que nos dan lecciones de todo y sobre todo. Y, si antes hice referencia a la Orden del Carmelo, sé cómo entre la de los distintos monasterios y conventos de varones, los cocineros son los hermanos donados, o legos, es decir los no sacerdotes. Pues hasta ahí tenemos bien claro, cual es el puesto de un cocinero, pero no que nos estén marcando el paso y dando soluciones de todo, ya sea política, economía, ética, etc., porque si de chisme se trata, bien está, digan para los curiosos a quiénes sirvió de comer, pero de ahí no pasen, creo. Porque si además quisieran decir algo, sea de la calidad y el bien que proporciona a la salud, el producto que cocina o presenta en un plato, y que es el del lugar del que lo come, y cómo eso que viene de fuera, enferma y mata, por el rechazo de lo que no es de aquí, ¿o acaso es lo único que ignora y si lo saben lo callan? Por supuesto, que no los excluyo, y como todo hijo de vecino, tienen derecho a hablar y a tener su opinión sobre todo, pero de ahí a ser los únicos, los que más y mejor, que no o veo claro a no ser que el periodista se busque y gane una comida gratis. Pues, no creo, que andar entre fogones y calderos, de tanta sabiduría, y tanta que sean los únicos que enseñan y hablan subidos en cátedras de restaurantes y hoteles, por más populares y famosos que sean, cuando la verdad es que casi siempre, tienen una servidumbre que hacen el trabajo y ellos solo supervisan, al subirse en los grados de chef o jefes de cocinas. Al fin, ¿no se presenta ninguno para presidente de algo o alcalde? ¡No estaría mal, si tanto saben! Y es curioso, que ninguno en su tanto saber, hay escrito libro alguno, ¿será para no desvelar sus secretos en los guisos? Pues, si ni eso dicen, que callen y cocinen. Y en tertulia familiar y de amigos, hablen hasta por los codos, pero desaparezcan del ámbito periodístico, porque cuando los vea, verá a un periodista con hambre, que se busca una invitación gratis. Porque que me hablen de la carta, o cómo les va el negocio, que hablen de hostelería, del picoteo, de la demanda, la clientela, carnes, pescados arroces, sus platos fuertes, el menú diario, demandas, etc., pero que un chef, supla a los pensadores, ¿es que entre guisos y guisos anda también la universidad, la filosofía, la alta política...?

El correo de un padre (y gran amigo):

Ahul,  en los comentarios siempre se debe de insinuar que no hay otra solución que la independencia. Hay que decir que la solución de los ACP, es la única que conviene a Canarias, los ACP, (AFRICA, CARIBE Y PACIFICO),  es la única solución para exportar todos nuestros productos a Europa entera sin pagar aranceles de entrada. Los plátanos canarios se venderían en todos los países europeos y los tomates y todos nuestros productos.
NO LO OLVIDES.
saludos   y a trabajar para la movilización del 20 N, a ver cuanta gente vas a llevar a la manifestación.

a.cubillo

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