sábado, 28 de mayo de 2011

RAÍCES DE LOS GUANCHES:

 
   
 
    Son muchos, los que creen los guanches, eran unos salvajes e incultos, gente pobre y primitivos; cuando ocurre todo lo contrario. El equívoco es posible, cuando sabiendo de donde vinieron (o venimos), al presente una zona pobre, miserable, sin cultura y asilvestrados; pero no entonces, cuando el Imperio romano dominaba toda aquella área, con su influencia cultural, derecho, justicia, arquitectura, filosofía, etc.
 
    De aquellas fuentes bebieron nuestros antepasados hace 17 o 23 siglos atrás. Precisamente, por ser un pueblo culto, ávido de descubrimientos y pobladores de otros territorios, a la fuerza o no, llegaron hasta estas nuestras islas, y se quedaron; y aunque sin la vestimenta y ajuar de época y lugar de venida, mantuvieron la esencia de la mejor convivencia, legislando, adorando, cultivando, pastoreando, etc., que hace de los guanches, el haber sido el pueblo más culto, que jamás haya existido.
 
    Así lo reconocieron los cronistas de Bethencourt, que recogen en su más que famoso “Le Canarien”, repetidas veces esta misma frase: “... irán al mundo entero, y no encontrarán a gente de más lindo entendimiento...” Inteligencia ésta, que ha dado al mundo desde estas islas a los hombres más preclaros en todos los órdenes. Pongamos solo algunos ejemplos en distintas facetas de la vida: un presidente para España; un presidente de la Conferencia Episcopal, un Kraus, un Galdós, un Manríquez, un T. Morales, etc.
 
    Inteligencia y astucia, que le costó a los invasores casi un siglo, sin poder doblegarlos; una sabiduría que manifestaron en sus costumbres y vida, y que antes de venir a las islas, se llenaron de las inquietudes propias de su época, sin serles ajeno el mundo religioso imperante, y ello como una respuesta a la búsqueda filosófica.
 
    Tan encumbrados estaban en todas las artes del saber, que lo que los conquistadores les ofrecían no les atraía lo más mínimo, teniendo en tan alto valor la libertad, que antes de perderla, preferían perder la vida, cosa que hacían ofrendándose a Acorán (Yahveh en guanche), sabiendo resucitaban a una vida mejor.
 
    Y, si siglos atrás, ya se habían bautizado, fue éste un rito que mantuvieron, justo cuando el pariente San Agustín argumentaba en sus obras el bautizo de los niños, acciones que encontraron hacían todavía, desde el más ancestral recuerdo por ininterrumpido, con los recién nacidos y así lo vieron los cronistas del siglo XV y XVI.
 
    El Padre Báez, que sigue empeñado en que nuestro pueblo, conozca la verdad de nuestra Historia.

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