lunes, 16 de mayo de 2011

(247): VOLUNTARIOS ARQUEOLÓGICOS

   

    Amigos míos, si así como los hay en orillas de las carreteras o plantando cardones, dos por día por cada miembro de una cuadrilla, con los hoyitos abiertos previamente por un pesadísimo tractor, los mandaran como trabajadores a los yacimientos arqueológicos, ¡otro gallo nos cantaría!, pero es que piensa uno, que hasta gratis irían muchísimos más y a trabajar con más entusiasmo e interés.

    ¡Cuántas excavaciones se pudieran hacer, si se estimulara -en una crisis que introduce a tantísimos en la depresión, y en lo que es peor- si se los llevaran a los yacimientos, para limpiar, excavar, preservar, etc., nuestro patrimonio! Seguro serían incontables, los que optarían por un servicio impagable.

    Por ello, debiera ser este, uno de los proyectos a crear. Ahondando en el mismo -y que otros lo sigan- los voluntarios -como en Cáritas- deben participar en las excavaciones de distintos yacimientos, siempre -como es lógico y preceptivo- en un proyecto arqueológico, sin presupuesto -a lo sumo comida y viaje- para lo cual con unos pocos euros, se basta y sobra.

    Por descontado, se debe contar con un director, que puede estar al frente de un yacimiento y contar con un ejército de hasta quinientos voluntarios (igual número de bocadillos y diez guaguas). Y, yacimientos como el de las Cuevas del Rey, quedaba limpio antes de mediodía, ¡y lleva medio siglo con estiércol que no es arqueológico! 
 
    De forma tan económica -que no abusiva-, porque es terapéutica y preventiva, se excavaría y se recuperaría yacimientos que yacen en el olvido y en la ignorancia por desconocidos o inexistentes; yacimientos que duermen desde los siglos III antes de nuestro Señor Jesucristo, hasta el siglo XV y XVI, después de nuestro Señor y Dios.
 
    Lo dicho, tendría la novedad de la participación en las investigaciones de amplios sectores de la sociedad, en las excavaciones arqueológicas y acercar así al gran público algo que está en las manos de un gueto minúsculo, que además lo tienen parado o a ralentí.
 
    En gran medida, se evitaría así el expolio al cual se ven sometidos nuestros yacimientos, por falta de excavación, y por el abandono generalizado de cuanto tenemos, y más por aparecer. No se olvide, que las piezas y los yacimientos, hablan más que los libros y discursos que se puedan dar o escribir.
 
    El Padre Báez, que lucha por poner en valor nuestro patrimonio, y oferta mano de obra interesada, para resolver un problema enquistado cual cáncer que carcome y destruye un cuerpo: la arqueología. Un ejército por aparecer de inmediato, si se les diera la oportunidad y suelta, que recorrería la geografía insular, que repletaría de piezas a los distintos Museos por abrir.



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