Nos enseñan en El Tabaibal a crear huertos en la
ciudad…
“...
este es el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Aleluya...”
“... mejor es
refugiarse en el Señor, que fiarse de los hombres...” (del salmo
117).
… en seis pasos, con lo fácil y solo uno, que se hace en
el campo. Y nos animan a plantar hortalizas entre coches y cemento, malos olores
y orines y mierdas de la ciudad, y nos lo prohíben hacerlo en el campo.
Y nos
guían con 6 pasos (no pasos de Semana Santa), para que comamos nuestra propia
mierda, ¡y dicen eso es ecológico! Será
más oloroso, pero ¿ecológico?:
Primer
paso: ponga su huerto en el pasillo que le lleva al retrete,
así tiene el abono más carca.
Segundo
paso: Plante usted en la bacinilla, en un cardero viejo,
también se puede valer de una sartén, o cualquier cacharro o barde viejo; eso
sí, échele tierra del campo-campo (pero
que no lo vean) y ábrale algunos agujeros al recipiente para que no se ahogue
solo en la mierda lo allí plantado.
Tercer
paso: para que no se le encharque toda esa porquería por los
pasillos y camine por toda la casa el agua regada, ponga unas mangueritas que
salgan por el balcón, y joda usted al vecino de abajo, y diga: “¡soy hortelano en la ciudad! ¿A mí qué?,
¡allá usted (al vecino de abajo)!”
Paso
cuarto: Puede usted plantar en su casa, en la ciudad: trigo, un
pino, zanahorias, acelgas, rábanos, un naranjero, arroz, berros, papas, tomates,
etc., es decir, ¡plante usted lo que quiera! Eso sí, tenga en cuenta lo que
corresponda a cada estación o mes.
Paso
quinto: usted, agricultor o agricultora de ciudad -porque nos
prohíben cultivar en el campo, donde la tierra, el sol, la lluvia, el aire,
etc.- puede plantar directamente en las vasijas o vajilla vieja, o plantar
semillas en los vasitos de plástico de yogurt,
y después ya los planta o replanta donde definitivamente
va a crecer esa basura de hortalizas o arbolitos (también el de para la
Navidad). Eso sí, recuerde las papas no se replantan, sino se plantan
directamente.
Y ahora ya, el Paso sexto y último antes de comerse su
propia mierda: Puede usted regar toda esa miseria de plantas con una
manguera enchufada al grifo de la cocina o del mismo retrete o ducha, a no ser
que tenga una regadera (no digo que esté usted como una regadera, sino que use
una regadera si así lo estima oportuno, más y mejor que una manguera). Le
reitero, no eche demasiada agua, no sea se encharque y se pegue usted un zarpazo
y se parta la columna, y no olvide darle salida al agua, aunque caiga encima del
balcón del vecino (el vecino de abajo, naturalmente).
Pues, después de estas
recomendaciones, solo me queda animarle a que monte usted su huerto en su casita
de la ciudad, porque como miedo ambiente y el sepro, le vea hacer eso en el
campo, ¡prepárese para la multa!, y si no paga le quiten la tierra y metan en la
cárcel, pues lo dicho: ¡huertos en casa de la cuidad, donde el aire es puro, el
agua es pura, la sombra es buena, la cosecha es
ecológica…
El Padre
Báez.
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Lo dicho por este amigo-lector, hay que tenerlo en
cuenta; es una explicación -en parte- de lo que pasa, sin más:
Estimado Padre Báez, desde hace algún tiempo, leo sus
correos en defensa del agro canario y de sus pobladores. Permítame decirle que
todo es inútil, mientras ese mismo pueblo siga votando en favor de los mismos de
siempre, es decir, a los que ponen a la tierra canaria en manos de las
corporaciones transnacionales, globalización, que lo único que quieren es traer
sus mercaderías de allá ende los mares, donde por salarios de miserias explotan
el hambre de otros más pobres, para luego vendernos a los de acá esas baratijas,
producto del sufrimiento y, en ocasiones incluso de la sangre (BANGLADESH y
otros lugares afines), eso sí, a precio de oro. La globalización es lo que
podríamos definir como desvestir a un santo para mal vestir a otro. Los
poderosos y sus protegidos cada vez más ricos y el resto de la humanidad cada
día más pobres. En fin, los adoradores de Moloc, al igual que los cainitas,
están exultantes. Pero a no mucho tiempo, caerán en las garras del que ahora
adoran, que les hará pagar un alto precio, sus almas, quedando atrapadas en el
Hades. Salud. (Juan Francisco Ramírez)..
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