miércoles, 22 de abril de 2015

el pastor Manolo

Telde tabaibero...
“... acallo y modero mis deseos...” (del salmo 130).
“... el protocolo que nos condena(ba)... en nosotros toda clase de esclavitud...” (de las preces de Víspera del martes III del tiempo pascual).
“... me persigue(n) a muerte... empuja(n) mi vida... me confina(n)... recuerdo los tiempos antiguos... el camino que he de seguir...” (del salmo 142).
“... estad alerta, que vuestro enemigo... como león rugiente, ronda buscando a quien devorar...” (de la primera carta de san Pedro 5, 8-9).
“...una violenta persecución contra... todos...” (del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 1-8).
“... soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida...” (del salmo 85).
“... traman mi daño... se ríen de mí...” (del salmo 69).
“... salió humo... el humo de un gran horno, y con el humo... se oscurecieron el sol y el aire... del humo saltaron a la tierra... daño a la hierba... a los hombres...” (del libro del Apocalipsis 9, 1-12).
“... vigilad: pues no sabéis cuándo...” (Jesucristo, en el Evangelio de san Marcos 13, 33).
... por donde el pastor Manuel o Manolo, que paso a su vera y lo veo con el viejo tractor -sucedió ayer día 21 de abril de este año 2015-, cogiendo tierra de un lado y echándola al otro, en acción sin sentido, y a la altura suya ambos paramos para el pertinente saludo y petición de estiércol a la vuelta pues subo a almorzar a casa de un matrimonio amigo y que al regreso cargo en sendos cacharros estiércol, a lo que me dice:
“¡todo el que quiera Padre Báez!”, y le pregunto qué hace y malhumorado me dice le acaban de poner los guindillas de Telde una multa de mil euros (1.000,00 €), le pregunto por qué y me dice que echaba humo, sin llamas los rastrojos que ardían en brasas,  limpiando algunos restos de comidas del ganado, y que les dijo que echándole tierra se apagaba todo, y le dijeron la multa tenía que pagarla, se fueron y al rato se les presentó después -ya apagado todo- los bomberos, cuando -repito- ya ni fuego había, ¡ni humo, ni señales de fuego alguno (con lo que tendrá que pagar también el paseo de éstos)!, pero que dada la fecha y en aquel paraje sin vegetación alguna, la tierra limpia -por la acción de cabras y ovejas- y ni un pajullo que pueda arder en explanadas y riscos limpios ,como el escoplo y a la redonda por más de un kilómetro, por la acción de cabras y ovejas, y ¡multa al canto a quien pasa miserias y calamidades para sacar adelante su rebaño y familia, y a duras penas! Pues, ¡estas tenemos amigos! Así estimulan y ayudan al pastor, a la ganadería, que no sacan para vivir, y tiene que pagar multas severas, por un poco de humo. Juro por lo más sagrado, que intenté ver de dónde el fuego -a la vuelta- y se me saltaron los ojos, porque -tal vez por la acción del tractor que tapó totalmente el lugar donde ardía algo, que ni señales pude encontrar o restos del fuego. Y es así, como tratan a los pocos pastores que quedan; menos quedarán y es justo lo que buscan o pretenden: amargarles la vida, aburrirlos hasta que cansados abandonen, y dejen el campo libre, sin ovejas, sin cabras, sin pastores, sin vida, porque a todo lo que se mueva, ¡palos! Pues, pobre Manolo, el pastor del Barranco de Silva, que en lugar de ayudas, le dan palos de muerte. Fuego, para limpiar de maleza la explanada sin nada que pueda arder, que por otra parte, dada la época en la que estamos, nada arde al estar todo verde, pero es que ni hierba, ni arbusto, ni nada, sino las omnipresentes tabaibas que cuales vigías se enseñorean por los perfiles altos y laderas de la zona, que sabido es las pezuñas de cabras y ovejas arrasan con todo y solo dejan la tierra colada e imposible nada arda, sino que limpiando el lugar de palos, leñas, ramas, restos de comida, etc., que se enredan en la lana de las ovejas, y con el fin de limpiar, y sin posibilidad alguna, y ni remota de que algo arda, ¡mil euros de multas por parte de los guindillas!, y cuando llegan los bomberos, ni fuego, ni humo, pero la salida y vuelta, la tiene que pagar el pastor Manolo o Manuel, al que en lugar de premio y ayuda, le dan palos de muerte y castigan por limpiar su terreno, para que los animales no se enreden entre palos y ramas secas, y sin verano encima y con solo la tierra seca y vacía sin posibilidad de que algo arda salvo la amontonada de restos de ramas secas, ¡multa y castigo que te pego! ¿Qué futuro le aguarda con este panorama a la profesión de pastor? Tejeda, Moya, Telde... ¡van a por todos, a por todas! Se han subido y son como el macho de las cañadas, y ¿quién para a esta gente?, ¿quién se ocupa de este tema en Medio alguno?
El Padre Báez.
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Viniendo de un gran periodista -como el que firma-, como que alienta y anima a uno a seguir por este camino de verdades, que otros de su misma profesión, ignoran y no ven, y de ellas nada dicen. Al menos Don Antonio Cruz Domínguez hace suyas las mías; que otros, ni me citan ni reproducen; pues, ¡les costarían el empleo y sueldo!:
¡Qué gran verdad, amigo y hermano Padre Báez; qué gran verdad! Un abrazo. Antonio Cruz Domínguez.

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