miércoles, 13 de abril de 2011

CENCERRAS SIN CABRAS:

    
    No hace mucho, alguien –no diré quién, por aquello de; “que se habla de la doncella, sin decir quién es ella”-, que me urgía a que un servidor diera nombres –como podrán comprobar a continuación, que les pego, lo que me decía, y que por supuesto, no le hice –ni voy- a hacerle caso; pues él (ellos), lo saben igual que yo, y no hace falta, porque siempre “denuncié” a instituciones; ¡nunca a personas! Si así lo hiciera, me llevarían a los tribunales, justo –lo que pienso- quiere o querrá el que me mandó, el siguiente correo:
 
    “Hombre, Padre Báez, al menos denuncie, con nombres y apellidos, a quienes han llevado a la agricultura y a la ganadería canaria a esta situación de abandono. Denuncie partidos, organizaciones, Instituciones, Gobiernos, personas concretas, con nombres y apellidos. ¡Mójese de una vez, Padre Báez! Déjese de lanzar indirectas y "tire al blanco". Ejemplo: no es lo mismo decir que hay muchas personas asesinadas, a decir que hay muchas personas asesinados por fulanito, menganito y por el de mas allá… ¿comprende?
    ¿Usted cree que con este sistema social y con este modelo económico que tenemos desde hace siglos, se puede cambiar algo?
    Usted sabe mejor que nadie que, hasta Jesucristo tuvo que coger una vez el látigo para echar a los mercaderes del Templo. Y a estos mercaderes de la época en que vivimos, si no cogemos entre todos el látigo para echarlos de la corrupción, el latrocinio, y las "mamaderas" de lo público, lo político y de lo social, no hay nada que los arranque de las poltronas,  y tampoco a ciertos importadores, consiguen a costa de que se hunda la agricultura y la ganadería canaria, grandes beneficios, todo ello llevado a cabo con la complicidad y el apoyo de los que nos "gobernaron" en el pasado y de los que nos "gobiernan" en el presente. ¡Sea usted un cura, o mejor, un sacerdote, revolucionario!
    De todas formas, se agradece sus escritos, porque aunque con las deficiencias que arriba le expongo, se aprenden bastantes cosas de ellos.
    Salud, y que la paz de Dios sea con usted.”
   
   Hasta aquí, el correo que alguien me envía, y aunque dije no le iba a hacer caso, dando –como me pide- nombres y apellidos, voy a hacer un excepción, y les voy a dar nombre y apellidos. Se trata, de: Rafael Báez Santana; no se si se habrán dado cuenta, se trata de mi propio hermano; aunque en la familia, vecinos y amigos, lo conocemos, por “Falo”, nombre, que –no lo recuerdo- le puse yo mismo, al ser él 18 meses menor que un servidor, y que no acertaba a llamarlo por “Rafael”, cambiándolo o reduciéndolo a “Falo”; pues, que si hoy hablo de él, citando su nombre, sus dos apellidos y hasta el “alias”, es porque en La Lechuza natal, donde no vive, pero tiene como el resto de los hermanos (somos seis), su herencia, cada fin de semana, puentes, festivos, y hasta días entre semana, se libera de su Supermercado, para escaparse a sus tierras, que por ser distintos cercados o cadenas, y toda vez, que están escalonadas, y bajando hacia el barranco, cada vez que su mujer –mi cuñada- lo llama, porque es la hora de almorzar, o para cualquier otro menester, y el aire del barranco se lleva la voz en sentido contrario, cuesta dar con el aviso, a riesgo de que la comida se enfríe, amén de los gritos, llamándolo, a veces sin éxito, teniendo que desplazarse, para mas cerca dar el aviso consabido u otros...

    Pues, que este último Domingo, después de Misa –ellos van a San Mateo, y un servidor en Lomo Magullo y Tecén- me sumo a la familia, que en los terrenos familiares, nos damos cita, y heme aquí, a mi cuñada, que me manda a la esquina del cercado donde tienen el “bungaló”, voy y me dice active (mueva) aquello, y para sorpresa mía, el artilugio aquel, cual palanca, manivela o freno, lo muevo, y toda vez, que está conectado y atado a un largo alambre, que cruza el cielo, pasando por un tubo, y que mueve una larguísima liña, de la que penden o cuelgan, a cada trozo de dos o tres metros una cencerra, y así varias, que al ser tiradas por medio de este artilugio, comienzan a sonar cual si de un rebaño de cabras y ovejas, pasaran corriendo por aquello andurriales, con lo cual, mi hermano se da por citado, y acude a la llamada...

    Cuando llega, comentamos el asunto, y me dice, son unas “cabras” que no tiene que ordeñar, pero están ahí. Esa música, que además movidas por el viento, suavemente, es como una constante ese sonar de cencerras, que evocan un pasado; me comentó, que dormir y despertar con esa música, es algo muy bonito o hermoso... Y hablamos, y hablamos (y no es el caso contar aquí, intimidades y afectos familiares; pero al respecto, quiero añadirles a ustedes mis amigos algún comentario):

    ¡Qué pena, que no se oiga una cencerra en toda la isla, al no verse por ningún lado, un ganado de nada!; y que las cencerras, sean objeto de venta, como algo típico o de artesanía, y que en despachos de médicos o abogados, hayan cencerras de adorno, como que están fuera de su sitio, que no es otro que el pescuezo o cuello de los animales, para dar así  noticia de su paso o estadía o ubicación. Da pena, que las cencerras, que uno escuchaba de niño, cuando los rebaños pasaban junto a la casa, y que a sus sonidos, uno chiquillo, corría para ver sobre todo los corderos o/y los baifitos (no tanto a sus madres), y también nos llamaba la atención la cornamenta de carneros o/y machos...; y hasta hace pocos años, todavía se oía allá por las lomas que bajan de Camaretas, La Hoya del Gamonal, por La Chapa y demás -ya ahora desaparecidos-, los ganados con sus cencerras, poniendo esa nota bucólica y campestre, ya terminadas, de una economía tan rica, que ha llevado al paro a tantos ganaderos como habían, para traernos leches, quesos y carnes de fuera, al tiempo que el sol ahora se come la hierba, y no quiera Dios en verano los incendios, precisamente, por no haber animales que se la coman.

    Pues, ¡qué bien, que mi hermano, haya tenido esa feliz idea: al menos así, se oyen las cencerras, aunque sin cabras ni ovejas que ordeñar...!

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