viernes, 1 de abril de 2011

(201): TEOTIHUACANOS Y GUANCHES

       Dedicado a Javier Gil Pérez, de Agaete, estudiando en Méjico.       
 Aztecas y guanches, comieron el mismo gofio. Posiblemente los guanches pertenezcan a la misma raza de gentes blancas que aparecen en las leyendas de México; y de ser así, se puede afirma que en América antes que Colón, hubo una presencia trasatlántica. El sello o marca llamado “pintadera”, también nos es común. Más allá de estas coincidencias –y otras- está la ciencia. Posible es, vincular las culturas de ambos lados del Atlántico, a un origen común; falta la evidencia, pero hay indicios; y ello, más allá de las pirámides y momificaciones, que también. En esto, como en la trepanación de los cráneos, hay mucho más que un paralelismo.


    Lo dicho refleja, que ambos pueblos –que pueden ser el mismo- eran portadores, de una gran cultura; y dejamos por descontado, la religiosidad que les unían e igualaban. En contra de lo que se ha dicho, eran unos grandes navegadores, y cruzaron mares (¿cómo si no llegaron aquí, y allá?). La similitud, está fuera de toda duda, más allá de bregar con los brazos, para nadar (¡que también!). Pasa, que repetidores, unos de otros, no salen de esa espiral, sin atreverse a dar pasos hacia adelante, y adentrarse en el pasado más remoto. Y todo esto, hay que abordarlo. Aquí, y ahora, unos pequeños pasos, que otros han de proseguir.
 
     Mapas hay, de 300 años a.d.C., que dibujan a Espakistania (antes España), África occidental, América del Sur, parte de la Antártida...; ¡hay que caminar, en búsqueda de la verdad! No cabe la menor duda, que las pirámides guanches de Tenerife, guardan un gran parecido y son similares a las México y otros países (sin olvidar, que amontonamientos de piedras, como resultado de limpiar los terrenos, para volverlos cultivables, los hay por doquier, sin que tengan esas formas, tan precisas; aquí en Telde [Gran Canaria, ahora Gran Tabaibal] –Valle de los Nueve- hay también estos amontonamientos, y no son, ni la sombra). Son muchos los paralelismos que hay entre los distintos lados del atlántico (aquí solo he apuntado algunos).

   Por lo pronto, no somos tan diferentes (pero esto a nivel general). De cuanto diga, Javier Pérez Gil que ha estado allí y allí sigue, donde estudia, y me manda imágenes del lugar, sabe muchísimo más, que lo que un servidor pueda decir. Por lo pronto, Dios, nos es común. Estamos en el Méjico primero, y allí, el culto a lo divino, como aquí (los guanches), lo impregna todo. Aquellas construcciones, desvelan –como las nuestras- una vida religiosa, un comercio, una política, una gran población, entre otros muchos factores. Población que manifiestan distintos orígenes –como aquí-. Allí como aquí, la arqueología tiene la palabra, y allí más que aquí, el turismo visita aquellos sitios.
 
     Teotihuacan, parece querer decir “el lugar de los que creen en Dios”, como los guanches. Localizado en un inmenso valle, rodeado de distintos cerros; las construcciones, cuentan con un volumen inmenso de materiales de relleno. Entre pastos y matorrales, están –como entonces- las encinas. Andamos entre el 200 y 700 después de Cristo, aunque hay una etapa anterior, como es lógico. Cuando la llegada de España, ya habían desaparecido hacía siglos (dejaron sus huellas, bien visibles por monumentales). Aquí los nuestros, entre barrancos y montañas.

Allí como aquí la cerámica habla. También las piedras. Y hay que remontarse a muchos siglos anteriores a Cristo. Hubo ganadería y agricultura. Hay o hubieron diversos asentamientos. Explotan la obsidiana, tienen grandes recursos acuíferos y están abiertos a rutas comerciales (exactamente como aquí). En torno al siglo VII de nuestra era, el pueblo teotihuacano ha desaparecido, sin saberse por qué, ni el de su origen. En esto sí que nos diferenciamos. Aquellos, dejan un urbanismo muy bien estructurado en dos ejes y construcciones de edificios, templos  y pirámides (cuyo uso se ignora). Aquí, de manera distinta, también ocurre lo propio.

    El Padre Báez, cuya tesina de Licenciatura en Historia de la Iglesia versó sobre el Perú en el siglo XVI; entonces toda la América del Sur, con muchas referencias (2.000 documentos citados) a México -la otra mitad de América-, y por aproximación Canarias (ahora Tabaibal) y los guanches; de los que (San) Francisco de Borja, entonces General de los jesuitas, escribió una carta a un grupo de sus hermanos que partían desde Cádiz, a misionar al Perú, y les dice: “...y digo a mis hermanos, que al pasar por las Canarias, tengan mucho cuidado, porque según tengo entendido, hay allí unos indios, que son muy fieros...”.

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