morales
y los suyos matacabrastabaiberos, se autoengañan...
... nos engañan y se creen sus propias mentiras. Y
ello, sobre las cabras. Les cuento, lo que le pasó a Manolillo el pastor, que
aburrido de tocar la flauta, un día comenzó a gritar: “¡el lobo!”. “¡el loboo!”, “¡el
lobooo!”, y tanto gritó, y tan desesperadamente gritó, que todo el
pueblo se hizo al monte a dar caza al lobo y librar a las cabras de Manolillo
de tan gran peligro, pero toda vez que era mentira, Manolillo comenzó a gritar:
“¡les
engañé!”, “¡les engañéé!”, “¡les engañééé!”, con lo cual el pueblo
regresó, cabizbajo a sus casas, mientras Manolillo reía.
Sucedió, que pasando
el tiempo, y esta vez con mayor desesperación, Manolillo comenzó con su ya
vieja canción, y de nuevo engañó a todos sus vecinos, que esta segunda vez ya
volvieron a sus casas con la firme decisión de no volver a ser engañados y no
hacer de nuevo caso a Manolillo; pero, sucedió, que esta vez, sí fue cierto,
que una manada de lobos atacaba a los baifos y a las cabras de Manolillo el
mentiroso, y henos aquí, que ante los aterradores y desesperados gritos de
Manolillo, el mentiroso, nadie se movió de su casas, creyendo sería una nueva
mentira, tal y como los tenía acostumbrados, y los lobos, dieron buena cuenta
del rebaño del mentiroso Manolillo, que perdió todo su ganado. Moraleja es: si mientes una vez, puede que pases, y hasta dos, pero
ya tres, no se lo cree nadie. Y es eso es lo que pasa con nuestro cabildo
tabaibero y además matacabras, que aunque diga verdades -¡que no las dice!- ya
nadie le va a creer, porque ¡mira que decir, las cabras se comen los pinos,
cipreses, eucaliptos, cedros y demás, es para engañar!, y solo pido por favor,
que si al salir al campo, por casualidad se tropezara con un pastor, les
pregunten si eso es cierto. El cabildo miente, y Manolillo y el miedoambiente,
el cabildo y Brito, y morales y sus secuaces, todos mienten. Y un cabildo
mentiroso, “¡y tanta culpa tiene el que la hace como el que ayuda a hacerla!”,
ya no tiene razón moral de seguir, al menos con esa cuadrilla de mentirosos al
frente, pues cuando nos digan una media verdad -nunca la dirán entera- no se
les va a creer, y ello, porque el cabildo matacabras y demás, ha perdido toda
credibilidad, y un hombre o entidad sin palabra, no vale nada, no nos sirve de
nada. Así que, mentirosos, todos: ¡váyanse!, y dejen vivitas y saltando por los
riscos a las ricas cabras guaniles.
El Padre Báez, que hoy, les ha contado un cuento,
que en nuestro cabildo tabaibero y matacabrero, es una triste realidad: ¡son
todos, una pandilla de mentirosos!, y a las pruebas me remito: ¡mienten!, o lo
que es lo mismo: ¡nos engañan!
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“... rebaños, bendigan al Señor...”
(salmo 83). / “... higueras o cualquier otro árbol (frutal)...” (Jesucristo: Lc. 21, 29-33). /
“... los campos no dan cosechas...
se acaban las ovejas... no quedan vacas...” (ha. 3, 2-4.13a. 15-19). /
“... se ha agrietado el país... se
desmorona... un desastre... ¿quién nos guiará?... ¿quién nos conducirá?...”
(salmo 59). / “... hombres sin principios...”
(II Pe. 3, 1-18).
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