Y
no solo el cabildo tabaibero mata cabras...
... que han vuelto al glifosato por las orillas de
las carreteras, veneno cancerígeno que alcanza a todo viviente que por él se
roce o toque, y es el caso que afecta a las plantas -a las que quema-, a los animales
(a los que matan), y a las personas a las que dañan en su salud, y hasta las
pueden también matar. Y les pongo un ejemplo: Sucedió que el sábado último para
mi asombro y sorpresa, al ir a celebrar las eucaristías en Cazadores y La Breña,
para luego regresar a Lomo Magullo para lo mismo, observo que a un metro de la
raya blanca de las orillas de la cartera hacia afuera, en ese ir y volver, está
todo quemado, y verde más allá de la distancia dada.
Y ahora heme aquí, ante el
mismo cabildo matacabras, que no conforme con deshacerse de las cornúpetas van
a por todas, porque como se sabe y he dicho, ese producto es cancerígeno y veneno,
mata todo lo que toque y así caen sin vida al suelo donde viven toda clase de
lagartos, lagartijas, lisas, lisitas y demás parentescos de reptiles menores;
que alcanza -además- a -como es lógico- a cuanto conejo por la zona se cruce,
sin olvidar a todas las aves, y más allá de los pájaros, perdices, palomas, y
cuanto alas tengan que por esas zonas buscando semillas mueren o las mata también
-como a las cabras el cabildo- pero que no queda ahí la cosa, porque toda clase
de insectos o invertebrados son pasto de dicho veneno -¡y mira que me dijeron
que gracias a mí (un servidor), en parte habían decidido no volver a echarlos
por las orillas de las carreteras!, donde se han dado caso de más de una oveja
y cabra de rebaños -no guaniles- que en el trasiego de ir y volver al redil o
corral, encuentran la muerte al mordisquear, o ramonear -como gusta decir al
miedoambiente cabildicio, lo que dejan envenenado a orillas de las carreteras,
y digo alcanza a los humanos toda vez que: tuneras, higueras, manzaneras,
olivos, etc., alcanzan también el dicho glifosato al estar junto a las orillas
estos árboles frutales, apetecidos por la gente, ya sean castañeros, nogales, u
otros, etc., por añadir un par de ellos más, y no están todos, que comidos sus
frutos las van a pagar muy caro, y todo esto y más, junto con el hacer de las
cabras, es lo que hace un lúgubre y tánato (muerte en griego) cabildo, que no
conforme con matar cabras, mata todo lo que se mueva en la isla ya sea humano,
vegetal o animal. Simplemente si suben a La Cumbre por la carretera citada
tomen nota y vean si exagero lo más mínimo, como en todo lo anterior y lo que
queda, pues mi alma la quiero para Dios, y me muevo en la más estricta y pura
verdad. Pero véanla, para que vean cómo me quedo corto, por no hacer leña, del
árbol caído (me refiero al cabildo [el que debe desaparecer o como mal menor
sufrir un drástico cambio, pero ¿qué presidente en su día lo hará?).
El Padre Báez, que fue engañado, y es posible que
por un tiempo me hicieran caso -como me dijeron no hace un año los del
miedoambiente en correo que conservo- tal vez para callarme, ¿o es que han
vuelto sin más a las andadas? ¡Eso tenemos, y a las pruebas me remito! Esto,
¡ya es demasiado! ¡Y está bien de soportar esta clase dañina que acaba con
todo.
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(al cabildo):
“... escucha... mira: inclina el
oído...” (salmo
44). / “... me escuchas... soberbio, insolente... atentas sin
tener en cuanta...” (salmo 85).
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