Cabricidio
en el Gran Tabaibal (antes Gran Canaria)...
... aquí nos las matan, y en Venezuela, Cabo Verde...
(América y África...), nos las piden por favor, para mejorar a las propias. ¡Éstas
tenemos! Repito: aquí, nos las matan, y en el mundo quisieran tenerlas, de las
nuestras, como las nuestras. Y se las llevan al mundo y se las reparten porque
no las hay en el mundo como las de aquí. Y el ganado guanil, mejor todavía que
las del común y en general.
Pues aquí, los técnicos del miedo ambiente, como
les tiene miedo los topen y los enrisquen, ¡las matan! Y el morales, sigue de
presidente cuando solo por esto debiera volverse a su Agüimes del alma a seguir
con sus tabaibas. Y ya sin cabras, que nos traigan leche de asturias querida, y queso del fin del
mundo, que nosotros, a nosotros, nos matan las cabras. Las cabras son
inherentes al cannarii, llegaron a la par, son la quintaesencia de la
identidad, son nuestra riqueza, las vacas de los pobres, ¡cuántas en azoteas de
la capital, hasta hace medio siglo atrás! Y en el campo por miles y miles y las
millones y millones que han sido no acabaron con la fauna, sino que la han mantenido
y gracias a ellas, como científicamente está demostrado, y hasta por el mismo
cabildo y su miedo ambiente, que para preservar una zona de ellas, vallaron un
espacio y al cabo de unos años, dentro de lo vallado había desaparecido la flora,
mientras que en su entorno y por lo general por todas partes, por donde las cabras
toda la flora endémica y protegida. Esto es ciencia cabildicia ocultada, pero
los técnicos e ingenieros, agrónomos y peritos y personal del miedo ambiente del
cabildo, saben digo verdad, porque lo sé hasta por comentarios y diapositivas
expuestas o proyectadas por ellos, y no fui el único testigo de lo que digo:
las cabras favorecen la reforestación, y gracias a ellas tenemos lo que tenemos,
sin pérdida alguna de especie alguna, sino todo lo contrario: sin ellas, se
acabaría la biodiversidad y riqueza faunística que tenemos. Nos mienten como
bellacos (y tienen a los medios de su parte y mucha cobardía y miedo a
represalias, y de ahí el silencio de los que debieran gritar). Y lo triste de
todo esto es: que no hay en esta drogada isla con y por el fútbol quien diga ir
a los tribunales de justicia, y más aún sin ir tan lejos, lo más inmediato:
contra estos que burlan leyes natrales y nos hacen creer dos y dos son tres,
nadie dice, ni llama o convoca a una manifestación frete al cabildo y miedo
ambiente, Y me pregunto: ¿dónde la lucha por la clase ganadera y agrícola?,
¿por dónde el miserable sindicato que se arrime al sector primario y le ayude?
Cabras que dan: paisaje, trabajo, leche, carne, cueros, estiércol, reforestan,
etc., le pegan tiros impunemente. ¡Coja usted una escopeta!, y verá la que le
cae encima; ellos, las usan a diestro y siniestro y no pasa nada, y nos va en ello la identidad, el futuro, la
vida... (continuaré)...
El Padre Báez,
que no va a poder dormir, mientras no paren de pegar tiros a nobles animales,
que nada dañan, sino los intereses corruptos de una clase política que nada
aman a esta tierra sino a sus corroídos bolsillos. ¡Que repongan esas cabras!
¡Que respeten cuales sagradas las que quedan! ¡Por Dios, aunque sean ateos!
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