jueves, 14 de julio de 2016

si no...

Si no cuidamos cabras...
... cuidamos perros. Perros que cuidaban cabras, y no entraban a casas ¡ni por equivocación!, es que ni las conocían, porque esas, no eran sus puestos, sino fuera, en la choza, en el corral, en la cueva, cumpliendo con sus misiones.
Nos matan las cabras, se acaban las cabras, y nos llenamos de perros. ¿Ordeñaremos a las perras?, ¿tomaremos sus leches?, ¿haremos quesos con ellas? Curioso, que el que comía suero -los perros- , ahora comen leche y pan, arroz con carne, y sus amos o dueños, yendo a Cáritas para que les den de comer a ellos. ¡Y no toque usted al perro! El perro, se ha convertido -en un mundo ateo- en el nuevo dios, un dios que apesta, lo llena todo de pelo y de baba, enseñando siempre la picha, cagando y ladrando, y pegándote las patas en los muslos, por más que lleves pantalón de estreno, o de fiesta (te lo hace una mierda, anta la indiferencia del dueño del puto perro, al que no ataja, cual dios que hace lo que quiere). Una desgracia grande, cundo la sociedad ha perdido el norte, cuando se ha quedado con el perro, y ha abandonado a la cabra, y ello, inducido por una política asquerosa, que busca dinero para veterinarios y para los grandes almacenes o áreas comerciales, donde no falta el stand de comida para perros, cuando la gente pasa hambre, ¡y menudo negocio para unos y otros! A la par que de las cabras, el recuerdo, lo que fueron, la nostalgia, los tiros por si queda alguna rezagada en esos riscos -que son de ellas en exclusiva-, y donde tampoco quieren verlas o estén. Simplemente: exterminarlas, por nada (¡bueno, sus chanchullos de por medio!).
El Padre Báez, amigo del hermano lobo de san Francisco, también de los hermanos perros, y de todos los animales (incluidas las hermanas serpientes y culebras, y de las hermanitas ardillas, que son muy listas, y no te dejan una castaña o nuez), pero sobretodo amigo y defensor de las hermanas-madres cabras.
Nota.- Así vea los ojos de Dios: esta mañana visité a un enfermo, y me encontré en su casa tres perros. Le dije: “¡mientras no quite los perros, no vuelvo a su casa!”; ¡qué asco de casa! Tres perrazos que jadeaban y ladraban sin parar. Tenía compañera, pues, ¿no le basta?
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Mayor mérito tiene viniendo de un profesor (C. N.):
Una nueva de mis hijas, Padre Báez:
"Papi: ¿sabes qué me preguntaron hoy?, ¿ cómo es mi familia?” Me dijo que pensó decir: deportista, religiosa, divertida, unida... pero, contestó: “¡le gusta la cultura!”
Sobre esa pregunta añadió su amiguito: ¿te gusta la serie “La Que Se Avecina”?  Mi hija contestó algo rotundamente, pues respondió: "¡Yo no veo series de macha..., yo veo al Padre Báez, que es la bomba!".
Casi me estalla de risa. Ella también, pues está claro que buscaba la aprobación paternal que, por supuesto, recibió. Toda la conversación mientras veíamos el abrazo del Sr. Guanche con su primogénito. Casualmente coincidíamos en complicidad y no es de extrañar: la familia con valores cristianos de bases es más sólida que una roca, pura como el agua que la "purifica"... es preciso consolidar la comunicación familiar y " compartir experiencias con nuestros herederos" aún hoy con la era de la comunicación, muchos precisan de aparatos para hablar con su familia, exceptuando dificultades espaciales o temporales.
No hay nada más hermoso que esa complicidad de proyecto: los hijos. Nuestras pequeñas han estado en casi todos los museos de la isla con nosotros, nos falta el de la Fortaleza, así mismo en muchos yacimientos de los antiguos, museo de Domingo Rivero, Tomás Morales... de esta manera es algo normal, natural... la sensibilización por lo propio se despiertan en la familia, al menos eso me enseñaron y confirmo que tenían toda la razón.
Este comentario se lo hago llegar porque sé que sonríe con la manera de los niños de simplificar con su naturalidad, las cosas. De todas formas, la sonrisa llega a los niños y los atrae, por lo que ése es el camino. Algún enfado se entiende, pero no le vaya a dar... de tanto acordarse de la nefasta gestión del patrimonio. Indique a los jóvenes,  niños y por qué no, también a sus padres qué hacer en el medio si se ve algo que resulta de los guanches, por mi experiencia creo que sumamos gentes responsables más que saqueadores. Le veo la próxima semana con una fugaz visita.
Un abrazo.

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