jueves, 14 de julio de 2016

la delicadeza...

La delicadeza del cabildo para con los animales...
... es tanta, que este asunto de la fauna (los animales), le preocupa tanto, que para el 18 al  22 de este mes, el cabildo -repito- va a dar un curso acerca de la comodidad, el bienestar, el disfrute y la felicidad de los animales, antes de sacrificarlos, y por tanto nos va a explicar, cómo hay que transportarlos, y tratarlos,  y protegerlos de sustos, de golpes, de stress, de hambre, de ir de pie , etc., etc. para que tengan una muerte feliz, dichosa, bienaventurada, gozosa, en paz, sin sobresalto y tal (después de todo esto, el golpe de gracia, ¡y fuera!
Pero, ¡ojo!, no solo en el transporte hay que tener estas delicadezas y atenciones para con el animalito de Dios, para que no sufra hasta el golpe final, que sensible el cabildo cual madre amorosa de los animales, cual si el espíritu de san Francisco de Asís, se hubiera encarnado -si creen en la re-encarnación- en ellos, los del cabildo, que no solo en el transporte hay que tener esos detalles animalescos o animalísticos y más, que hay una charla el 27 de este mes, sobre el bienestar de los animales -ya no solo en el transporte, que debe tener aire acondicionado, moqueta, hierba fresca, etc., etc., que una vez en el matadero, también allí, antes del tiro de gracia (perdón que eso es solo para las cabras libres, para las cuales nada de esto se ha de tener en cuenta, pues son, al ser libres, peor que los gitanos en el orden humano en otros tiempos), que las cabras, ya en el patíbulo, o en las puertas de la muerte o del sacrificio han de tenerse en cuenta una serie de detalles del bienestar de los animales a matar, como ponerles música, hierba fresca y tierna, un masaje para que se relajen, y así uno se sorprende tantas delicadezas para las que matan en el matadero, y ningún detalles para las libres. ¿Por qué a unos animales tanto bienestar ante mortem y hasta después de la muerte, y a las libres, al trancazo?, ¡tiro que te pego!, ¡coja que te dejo!, ¡balando y chorreando sangre, para que muera!, ¡sabe Dios cuándo y con cuántos dolores! ¿Es o no cachondeo, hipocresía, burla, tomadura de pelo, idiotización, aparecer como “hermanitas de los animales desamparados”, a la par que para las cabras libres, nada de nada?
El Padre Báez, que asombrado de tanta hipocresía, se da cuenta hay -para el cabildo- dos clases de animales: cabras de corral o/y cabras en explotación y las malditas y putas cabras libres, para éstas cuanto peor mal trato mejor, pero a las otras, toda delicadeza es poca, y haga usted un cursillo y vaya a una charla de cuatro (4) horas para que no haga sufrir nada a los animales que hay que comer, pero a los que se los comen las alimañas -cuervos que ya no hay-, por tanto los gusanos, a éstas: ¡que las parta un rayo!, y cuanto peor y mal maltrato, mejor. ¿No te digo, cabildo? Eres la monda, la repera, la... ¡me callo!
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¡Chacho, viniendo del gran periodista (Director que fue de LA PROVINCIA entre otros cargos fuera y dentro de la isla, magnífico conferenciante, maestro de periodismo, etc.), que viene, como para creérselo uno! Casi nada el alago y agradecimiento, que humildemente agradezco:
Padre Báez: gracias por sus certeros razonamientos en defensa de lo nuestro. Un abrazo. Antonio Cruz Domínguez.
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“... se encolerizaron las gentes...” (Ap 11, 17-18; 12, 10b- 12a). / “... no me satisfacen...” (salmo 15). / “... reproche...” (1Ts 5, 25).

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