sábado, 9 de julio de 2016

entonces, no...

Entonces, no las había canelas...
... me refiero a las gallinas, que éstas -las canelas- eran de granjas, que por entonces se pusieron de moda y poco a poco, porque dicen eran más ponedoras, todo el mundo comenzó a tenerlas, con lo que se generalizó esta gallina de fuera, contra las nuestras, que ofrecían una gama de preciosos colores, con sus mezclas, pero sobresaliendo las jabadas (como grises), las negras y blancas.
  Tal y como pretenden con las cabras cuyo objetico conseguirán, también desaparecieron los milanos, unos como águilas, que revoloteaban en torno a alguna gallina con pollos, y si no andaba uno listo con un palo o caña, para ajuliarlo, se llevaba a algún pollo, mientras la gallina se acurrucaba enfadada y debajo de ella los pollos a esconderse. Escenas éstas de gran belleza, al tiempo que de pérdida, por lo que las gallinas, aparte de que se fueran a lo sembrado, había que cuidarlas, y sacarlas  del gallinero en horas contadas y sobre todo por las tardes, cuando pronto ellas se recogen para dormir, al irse el sol. Por descontado, nunca faltaban las kíkaras y siempre el gallo, que las guiaba y defendía, dejando de comer él, para entregarlo a las gallinas (el gusano, el saltamontes o el grano por él cogido: ¡todo un gentil caballero!).
El Padre Báez, que junto con las cabras, está recordando su vida junto a las gallinas, las mismas, que difícilmente si sueltas, se separaba de las cabras, pues en sus pesebres y sobretodo en sus estiercos, siempre encontraban qué picar y comer, escarbar y revolver. En ello, las cabras, siempre en su hábitat, donde les es propio, y donde el cabildo está empeñado en quitarlas, porque dicen hay endemismos, sin darse cuenta que las endémicas son ellas, las cabras, y nos las matan, desapareciendo así lo mejor de las cabras, lo mejor de la fauna. Una lástima y el abandono de la justicia de su función, al igual que el seprona, que no multan ni castigan a que según ley, cometen delito, de mal trato a los animales, y sin embargo, con una doble vara de medir, el cabildo queda indemne.
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Aunque solo sea esto, anima un montón, y es de agradecer:
Muy interesante. Buen  sábado y feliz Domingo,
Juan Antonio Santamaría Alonso – Sacerdote.

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