sábado, 16 de julio de 2016

llamemos (3)...

Llamemos las cosas por su nombre (3)...
... no deben volver a matar una sola cabra más. No hay ni que recogerlas, sino dejarlas donde están. Las cabras están en su medio y quieren convertir en medio forzado unas plantaciones que no prosperarán. Las cabras no comen endemismos, porque es que no hay endemismos (es una falsa justificación). Las cabras no desforestan, contrariamente forestan. Las cabras no son el problema, el problema es el cabildo. Con la palabra “técnicos” se les llenan la boca a estos inútiles.
No te forestan ni reforestan un frutal, están contra toda producción: sea arbórea o animal. Los únicos defensores de la matanza es la de los que las debieran defender, pero les pagan para que digan lo contrario de lo que piensan y desean (biólogos, naturalistas, conservacionistas, y gentes del ramo y trabajadores del cabildo). La pérdida de las cabras no tiene precio. Maten el rabo gato y a los gatos (que acaban con pájaros azules y de todos los colores). Precisamente el pisoteo de las cabras favorece la biodiversidad. Sencillamente ejercen el mal trato animal. Yo, tú, él, nosotros, vosotros, no mates un animal; ellos (los del cabildo) todos los que quieran y más. Protejan el paisaje, con las cabras incluidas, sin ellas es menos paisaje. Los grandes y únicos conocedores de estas verdades, son la gente del campo, los que no saben hablar, ni escribir, y callan, porque hasta tienen miedo. Callen los técnicos de oficinas y universidades, que lo de ellos son otras cosas, la tierra del que la vive. Los únicos capacitados para hablar de esto, son gentes del campo, no de la ciudad y estudios o títulos (especialistas y técnicos que no lo son, porque no lo han mamado, sino que lo han estudiado), ¡y es bien diferente! Con decirles que saltadores de palos han querido coger las cabras, y ¡ni una! Más de media isla sin una sola cabra; pero, ¿están locos?, ¿y las que hay van a acabar con todo lo verde?, ¿dónde la cordura y sensatez?, simplemente hay gatos escondidos. Y una pregunta a todo esto: ¿hubo aquí en el tiempo alguna vez sabinas? Respeten la voluntad del pueblo, que se opone a la matanza, sin más. Prácticamente no existen cabras, no se las ven, ¿y matan las pocas que son o están, quedan y hay? ¡Ya hicieran un referéndum y se iban a dar cuenta dónde y de qué parte está la razón y la lógica!
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Sí señor, así es; lo he visto. Pues que lo sepa todo el mundo:
Padre Báez, a un pobre que tenía sus cabras a vistas a la carretera de su Parroquia, de La Breña a Cazadores, le obligaron a esconder las cabras y a encerrarlas, de tal forma que sube usted o baja, y no las ve, cuando antes era hasta bonito verlas, pues si tienes una cabra, tienes que tenerla escondida, que no la vea nadie. A esto han llegado esos a los que usted tan acertadamente llama matacabras, y manadecabrones.
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“... ¿dónde están los tribunales de justicia?... estamos sin paz, sin seguridad...” (salmo 121). / “... grito... pero no me escuchan, no me atienden...” (salmo 129). / “... no nos prestan atención...” (2P 1, 19-21). / “... ¿hasta cuándo nos van a ultrajar?...” (salmo 4).

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