martes, 23 de septiembre de 2014

todo (omnia)

Todo para las tabaibas…

 

“… el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su cosecha… no volverá a haber muertos de hambre… ovejas de mi rebaño…” (del libro del profeta Ezequiel 34, 1-6. 11-16. 23-31).

 

“… andamos siempre entre las manos de los ladrones y los dientes de los lobos feroces…” (del sermón de san Agustín, obispo, sobre los pastores).

 

“… un novillo… una cría…” (del salmo 28).

 

“… que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan…” (de la segunda carta que san Pablo escribió a los Tesalonicenses 3, 10b-13).

 

“Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajáramos de tal forma que, cooperando unos con otros, alcanzáramos éxitos cada vez más logrados, ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres…” (de la oración de Tercia, del lunes I).

 

“… dueño de la viña y de los sembrados…”( de la oración de Sexta del lunes I).

 

“... a lo que sembramos dale crecimiento...” (del himno de Vísperas del lunes I).

 

 

… que es usted dueño de un terreno, comprado o heredado y no es suyo, porque no puede tocar nada en él, salvo que te busques la ruina. Y ello, porque sentados en sus oficinas medioambientalistas, con rotulador y mapa delante de sus narices, pasan rayas por donde les sale de donde ustedes saben, les ponen colores al mapa y declarando las distintas coordenadas y arco iris de nombres rebuscados, de si zona tal, zona cual, etc., como usted toque algo dentro de los suyo -se lo repito-, se busca la ruina. Que con lo del helicóptero sembrador de semillas aprovechando nadie hay por la zona, y por el mapa de colorines declarando distintos espacios de máxima-máxima protección, usted a lo suyo no puede ni entrar, mucho menos plantar algo o arrancar algo, y ello, porque lo suyo, que ya no es suyo, es de y para las tabaibas y cuanta maleza Dios haya creado, que se te llena todo de basura, y usted -repito de nuevo- ¡ni se atreva a tocarla! Con lo cual lo suyo es suyo de derecho, pero no de hecho, que de hecho es del cabildo que ha declarado lo suyo intocable y ellos lo destina todo-todo a la basura y a la lechosa tabaiba, que dueña y señora de la isla la va copando de su mala leche, que si le pringa le deja ciego, y si le mancha la ropa, ¡tírela!, porque no hay detergente que la vuelva a su estado primigenio. Y estas son las que tenemos, que si tienes tierra, no es tuya aunque es tuya, pero como si no la tuvieras, porque te la siembra el cabildo y declarándola “x”, “z” o “y”, ya no la puedes ni pisar, porque como pises una de sus basuras, te espera cara multa, cárcel o la soga si imitas a los que se han ido de este mundo huyendo del seprona y del miedo ambiente, que aunque no te los cuentan como los que se ahogan o por carretera, los míos (los que se suicidan), les gana a unos y otros, y todo porque el ladrón cabildo se hace con esta estrategia con y de toda la isla. Más que ladrones, y sobre esto el silencio cómplice de los medios de no comunicación social a no ser que te cuenten el último peo del peor de los jugadores sean de fútbol, o ahora ya más de, balón cesto, también del hijo del del cabildo. Es, que esto no hay por dónde cogerlo. Acabaremos todos en un campo de deporte porque lo que son los otros, habrá que verlos de lejos, y entre otra porque las tabaibas no te dejarán caminar por él.

 

El Padre Báez.

 

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Este correo me encanta. Léalo y verá tiene miga:

 

“Fernando, un buen día y después de un rato de oración he leído con gusto tu narración. Hoy te has portado como un santo y has sido un buen clarinete... méteme en tu oración y a seguir hasta que el Maestro nos cambie de sitio que estaremos mejor... marcho para... sabes que… ¡Buen día! (P)”.

 

Nota: hay cosas que son personales, por eso lo dejo en puntos suspensivos; les pido disculpas

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