martes, 16 de septiembre de 2014

ahondar

Profundizar en las tabaibas…
 
“… que sacudan a los montes… el correr de las acequias…” (del salmo 23).
 
“… tierra reseca, agostada, sin agua…” (del salmo 62, 2-9).
 
“… defended al pobre y al indigente…” (del salmo 81).
 
“… ascuas de retama…” (del salmo 119).
 
… la isla, está a punto de un estallido de tal magnitud en el número de tabaibas, que al fin no va a ser posible -aunque lo permitan- erradicarlas de raíz. Han sido tiempos de grandes desgracias, tales como muertes, prisión, multas, prohibiciones, juicios, denuncias, visitas, idas y venidas, y todo por su defensa a toda ultranza, sin restricción por minúscula que a sido, profundizando en el dolor, aguante y sufrimiento de un pueblo que borreguilmente sometido solo calla y paga (a veces con sus propias vidas, y otras con sus propiedades). Y todo ello, gracias al cabildo que a tal fin cuenta con dos ejércitos y con los chivatos correveydilespremiadosporacusar, que organizados los tienen por todos los pueblos. Genocidio éste silenciado, pero real y vivo, que va camino de más de medio siglo, sin que se le vea ponen fin, frenan o reducen sino todo lo contrario: aceleran, lanzan y siguen en las mismas y en una más feroz campaña en defensa de una planta que nada nos da, porque hasta su sombra es mala. Y, en lugar de dar trabajo a tanto parados en el campo, solo dos ejércitos cabildicios pasean a todas horas y por todas partes la isla, buscando a quien multar. Y ello, sin que ningún pueblo, pueda contribuir a paliar el hambre dado que nada se les permite hacer, por más que la tierra sea de la propiedad de uno, porque si se nació -y dicen que ellos mismos (los del cabildo) lo siembra desde los helicópteros- y luego nace en lo de uno, y al ser plantas protegidas, según catálogo aprobado por europa, ya usted, no puede tocar dicha planta ni nada de lo suyo. Y dada la vitalidad y facilidad de la tabaiba, que a todo terreno y altitud se adapta, las vamos a tener hasta en la sopa, y es un decir, porque si al menos fueran comestibles, este pueblo no pasaba hambre, ni Cáritas existiría en nuestra Diócesis, pues del campo viene o no viene la comida, y es que no, no viene nada. No así antes cuando los camiones de frutas y hortalizas cruzaban la isla bajando a la capital (al mercado) el mejor fruto de tierra alguna y las mejores verduras y hortalizas que ninguna huerta fuera de aquí produjeran. Las malditas tabaibas se erigen en dueñas y señoras de la isla, que sometidas a ellas los del lugar, callan y aceptan órdenes reales venidas de fuera en Boletines Oficiales, que nos machacan y destruyen como raza, como pueblo, y como comunidad.
 
El Padre Báez.
 
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La confianza y la amistad, se nota:
 
Cura:

Estoy encantado de que cuente con alguna frase mía.
Yo también rezo por Ud. y seguiré.

Mucho, mucho ánimo, en su lucha; todos debemos comprometernos, o los problemas seguirán.

Cura, estoy con Ud.

Gracias cura!!!!

Un abrazo.

Pedro

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