jueves, 4 de septiembre de 2014

apartheid

El apartheid tabaibero…
 
“… os alimenté con leche, no con comida… yo planté…” (de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios: 3, 1-9).
 
“… pastor que… va delante del rebaño, guindo su marchar por buen camino…” (del himno del Oficio de lectura del común de pastores).
 
“… germinen como hierba… y florezcan… crecerá… se alzará… plantado… crecerá… seguirá dando fruto… lozano y frondoso…” (del salmo 91).
 
“… bendiga la tierra al Señor… montes y cumbres… cuanto germina en la tierra… ganados…” (del Cántico de Daniel: 3, 57-88. 56).
 
“... pastor de su rebaño... hambrientos... de pastos abundantes... apacienta...” (del himno de II Vísperas del común de pastores).
 
… en el que han convertido a esta pobre isla, para llenarla de tabaibas, y para ello con la violencia de las fuerzas paramilitares del cabildo (sepro y miedo), sin que denuncia alguna contra ellos, y sí las muchas de ellos contra todo aquel que mueva algo en el campo. Denuncias que son robos a mano armada, y sin defensa posible ante leyes pensadas para continentes y aplicadas en esta pequeña isla. Faltan observadores que describan la realidad tapada con tanto deporte embobecedor, que nos ha robado la libertad y con él el trabajo y la comida dando toda la tierra a las tabaibas. Lo único que ha conseguido la extensión total de tabaibas en la isla ha sido: romperla en pedazos. Han roto la tradición agrícola y ganadera, para dejarlo todo repleto de tabaibas, sin más, olvidando el poder debe preservar la vida y facilitar su logro con la alimentación adecuada, y que en nuestro caso, se prohíbe y castiga el cultivo tradicional, y si no respeta una de sus plantas basuras, protegidas y desconocidas por el hombre del campo ese listado, les caen multas que los dejan tiesos y sin resuellos. Hace medio siglo y una década (sesenta y cuatro años exactamente), comenzó la lucha callada y soterrada que iría minando la producción y la desaparición del sector primario, cosa ya casi conseguida, a excepción de unas minúsculas pruebas de supervivencia terminal. Hoy reina la tristeza y la nostalgia, mezclada con el miedo y la apatía de los pocos que aún perduran en el campo, al no poder salir de él, ni a él. Vivimos pues, bajo un régimen brutal, llamado democracia, que anula la agricultura y desaparece todo vestigio de ganadería (salvo la perruna o cínica por decirlo a lo griego). El actual baremo económico nos pone fuera de juego, pues difícilmente conseguimos un 1 %  del 50 % que deberíamos producir, y que nos pone mucho más allá de la pobreza, en lo paupérrimo del vivir. Se calcula, que un 90 por cien de la tierra, está en manos del cabildo y que nada se cultiva en ella, salvo el huerto que tienen o granja de gallinas en bañaderos (arucas). Ya, ni transmisión de la tradición, ni salud en un sentido amplio. Y ello, sin un plan de volver a lo de siempre: el sector primario, el único que nos dará trabajo y comida de inmediato, pero… si lo haces te caen con la ley encima y te parten por el medio. Grande ha sido el paso hacia atrás que se ha dado, sin que se vea el más remoto deseo de volver al sector primario, único eje económico capaz de sacarnos de ésta, donde hemos caído o nos han tirado.
 
El Padre Báez.
 
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Alguien (muy importante, del cabildo) me dice, lo que un servidor, con otras palabras:
 
“… en lo que no estoy de acuerdo es lo de anteponer la tabaiba a la agricultura y ganadería; tabaibas, hay por todos los lados. Si la normativa lo dicta, habría que cambiarla. Saludos: C.

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