martes, 10 de julio de 2012

San Rafael...

San Rafael, Arcángel.

El mismo que antes del Concilio, se celebraba el 24 de octubre –fecha en a que los recalcitrantes, siguen sin ponerse al día, toda vez, que al igual que con San Gabriel, que tenía su propio día, con San Miguel, los tres juntos, al ser los tres Arcángeles, y salvo la misión encomendada por Dios a cada uno de ellos, en nada –salvo también en el nombre- se distinguen. Por eso la unificación de las tres fiestas, en una sola, el 29 de Septiembre (hacen mal, los que celebrando a San Miguel, se olvidan de citar y nombrar a los otros dos, pero..., ¡que no venía con ánimos de dar una breve lección de liturgia y del santoral!, sino que convertido uno –sin buscarlo-, en paño de lágrimas –por la confianza que a algunos les merezco- soy depositario de hechos, noticias, quejas, etc., y seguro, que ustedes mis amigos, se habrán dado cuenta de ello, que así es: que me suministran ideas para luego, un servidor, darle forma y desarrollarlas convenientemente, sin repeticiones, sin omitir la mayor, etc.

Alguien, según lo dicho, y no hay que decir la comunicadora, pero sí lo comunicado. Muy preocupado o preocupada anda, la persona que me pide hable y diga algo de lo mucho y grave que me cuenta. Pues, ¡vamos al grano! Que –me dice (escribe un correo electrónico)-, la cosa hay que situarla en el Municipio de Telde, más exactamente en el Barrio de Caserones Altos (por la Higuera Canaria), y más exactamente todavía, de la Finca de San Rafael, a la que trata doblemente de “penosa” la del estado de la misma, y la de su ánimo al verla en el estado y en manos de quienes está.

Y ello, con no saberse bien, quién es el dueño (si Santana Cazorla, si el Ajunta y miento de Telde, o de quién). Dicha finca, según me informa, en otro tiempo estaba cultivada y llena de naranjos y plataneras dando trabajo a muchos jornaleros, mayordomo, boyeros, etc., ahora, ni unos, ni otros. Es decir, siempre fue su color el verde, por el cultivo y atendimiento. Y lo mejor –ahora en desuso, por lo general- con tres enormes estanques, a los que no les faltaba el agua, y de ahí el vergel y verdor de lo allí plantado –digo, en otros tiempos atrás-, que al presente, repite y repito, la finca está que da pena; pero no es todo; es que da hasta vergüenza –me dice-. Y quien me comunica estos datos, me cuenta, que aunque ha llamado muchísimas veces a la policía, a los que debe tener aburridos, de tanto como los llama, pero maldito el caso que les hacen; y, otro tanto ocurre con la Alcaldesa, a la que periódicamente y siempre que tiene oportunidad, le habla del caso (que todavía, no les he contado lo peor), y siguiendo con el argot usado por mi comunicante, les transcribo literalmente, dice que:

“... niñatos de aquí, de la zona, se meten y tienen todo destrozado: puertas, ventanas..., y lo más triste de todo esto: las puertas de la capilla de SAN RAFAEL -¡ESO ES LO MÁS TRISTE!-, la puerta abierta, metiéndose estos degenerados...”

 Añade y entresaco, lo que sigue, para que sin variar una coma, sepan mejor de lo que estamos hablando:

“... claro, la curiosidad de ir a ver, pero de paso destrozando también. Yo, no voy a cerrar la puerta de la capilla, porque tengo miedo, no sea que cuando esté allí, me llamen a mí a la policía. He intentado comprar un candado y ponérselo, pues los gamberros éstos, fumando y qué sé yo todo lo que harán ahí dentro, en esa casona y capilla, que tiene mucha historia...!”

Me quedo con esto último, porque sin conocer la finca, casona y su capilla, me imagino, debe ser patrimonio arquitectónico, además de histórico, y como tal debe ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC), y al margen de quién sea el dueño, hay un dominio público y los lugareños se sienten como herederos espirituales, y es el caso de esta persona, que habla en voz de muchas, la que quiere se respete –no solo lo ajeno, sino lo que es una riqueza de todos, por construcción tradicional canaria, por su valor etnográfico y otros, que desconozco, por no atreverme a ir –como hace mi comunicante, por miedo a ser multado por ello, al entrar en propiedad ajena, sin permiso-.

Quien me manda este correo que les comento, da tres muy buenas ideas –entre otras que se pudieran tomar-:

1ª.- que mande (la Alcaldesa) a cerrar esa Capilla.
2ª.- que mande a los parados a los que les dan la ayuda, a limpiar la finca y a plantar, en lugar de pagarles por estar en sus casas durmiendo, y rascándose los h....., y fumando porros, como hacen muchos. Que los ponga a limpiar la finca.
3ª.- que como no se sabe quién es el dueño, se va a dejar se caiga todo al suelo, todo destrozado...

Me añade el comunicado, que además de los tres estanques, la finca tiene un pozo, del cual todavía sacan agua. Se lamenta mi comunicante –y no le falta razón-, que:

“... cuanto peor estamos aquí, parece es lo mejor...”.

Me he dejado mucho en el tintero, por mor de la brevedad, pero no les privaré de la invitación que me hace, para que vaya un servidor, lo vea en persona, saque fotos, tome notas, etc. cosa que derivo a cualquier otro medio de difusión de mayor alcance, como pueden ser los periódicos, emisoras y televisiones, a las que diariamente, les envío cuanto escribo y pongo en mi Blog, en Facebook y por correo electrónico; que lo hagan ellos, que tienen medios, a no ser que teman molestar a la voz del amo, que como represalias, no se publiciten en su medio, por lo que mucho me temo, nos vamos a quedar sin el dicho reportaje, que debieran hacer.

Al menos, por mi parte he cumplido, y solo ruego, reenvíen a sus contactos y direcciones este comentario, para ver si la opinión generalizada de lo que es ya un atropello, y la pérdida de un patrimonio de gran valor, puede frenarse en su deterioro y reponer lo perdido, roto y robado.

Lo último que cito:

“... si los gamberros entran, creo que podamos también entrar nosotros...”

El Padre Báez.

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