jueves, 5 de julio de 2012

Jueves pre-mortales:

Me cuentan y me piden diga algo, sobre lo que no sabía, sino un leve rumor, que los jueves niños con carné de conducir, juegan a pilotar y a ver quién lo hace mejor y más rápido, y con coches, preparados para meter ruido, andan como locos –y locas sus madres sabiendo que le pueden traer muerto al hijo o herido, o peor: para o tetraplégico ya de por vida-.
Que los amiguetes, o guetto privado de buenos conductores-corredores de por libre, andan sueltos con grave peligro para los que madrugan o por cualquier otra razón se cruzan con estos ases del volante, que roncando sus coches a esas altas horas de la madrugada (no llegan a casa antes de las cinco de la madrugada), y tienen sus rutas trazadas o se convocan en ellas, como ha sido las de Fataga-Arteara..., o la de Las Goteras-El Palmital-La Higuera Canaria..., y todo esto, saltándose normas, preceptos, reglamentos, leyes, controles, etc., y lo peor, que avisada la policía, la alcaldía, y todas las ías, habidas y por haber, la cosa sigue, hasta que si alguien se mata, como tienen prohibido decir se suicidan, callan la forma y manera, para que no los imiten y copien; pues, ahí están y siguen. Cierto que huyen de la ía citada, pero son auténticos buenos conductores, y a pesar de la corta edad, engañan y camuflan sus coches de tal manera, que sus perseguidores, los pierden de vista, y no los cazan, salvo alguna vez, que se llenan de luces la carretera, y multas apartes, retiradas del carné, etc., pero las  menos veces. De día persiguiendo a cualquier camionero trabajador, al que al cien por cien paran y multan, pero a estos muchachos, locos del volante, los jueves, como que la ía pertinente, se acuestan a dormir, y ese mínimo retén de guardia, nada hacen, ni bando sale de alcaldes, y de gente de más alto cargo y carga, que dicen no molestan –y no dejan dormir y despiertan al que duerme- que como los que venden de noche tienen derecho a vivir, estos son sus clientes, y como que se hace la vista gorda. Y el caso es, que se saldrán de la carretera, como de la ley y norma, y darán con sus huesos en la tumba o crematorio, sin que estas locuras, no haya nadie que las pare, y de ello, nada diga o dice la prensa, que con su silencio son cómplices de este no dejar dormir a los ajenos y menos a sus familiares, que saben andan por esas pistas alejadas y lejanas, cual si estuvieran en el Oeste americano, donde las carreteras se pierden en el horizonte y en líneas rectas; que contrario, aquí: curvas, viviendas, otros desgraciados que se puedan cruzar, y alcancen por tropezar con estos vándalos de las carreteras. Un ía, dijo a la madre de uno de estos chóferes de película, que si lo llaman –los jueves los móviles echan humo (¡como los coches!), citándose- es porque conduce bien y se retan a ver quién es el mejor. Sucede que son gente que rechaza el estudio y la única carrera que hacen es la de la carretera, sin más futuro, que saber de mecánica un montón, y cuales médicos de coches auscultan el solo ronquido del motor y saben cual es la patología, y manitas que son, dan con averías y hacen mejoras. Todo un fenómeno, que tiene sus reales en la ciudad de los sacerdotes (en guanche: faycanes), o séase: Telde. Ya es hora, se ponga freno, para que estos noctámbulos, dejen de acelerar como locos, y competir en el peligrosísimo juego de la carretera, donde la muerte, les acecha, o una silla de ruedas.

El Padre Báez.

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