martes, 3 de julio de 2012

Corral...

Corral ajardinado

¡Vamos, que me lo dicen y no lo creo! Lo creo, porque lo vi; mejor, tengo la certeza y la verdad, de lo que me parece un absurdo y un ridículo, está ahí, a la vista. Que por ser privado, no les doy la foto en público, para que también ustedes, mis amigos, la vean, y se “jarten” de reír, o se asombren de tamaña cursilería.

¡Va de pastores! Pues, que no le legalizaban el corral, si antes no plantaba flores en su entorno, para mejor camuflarlo. Es decir, que el que pase por allí no vea las  cabras, sino flores en su entorno. Como si el olor de los machos, y las mismas cagarrutas, no delataran allí hay un corral, con 500 cabras.

Y uno se pregunta, y no encuentra respuesta. ¿Es que hay que disimular, esconder y ocultar una granja, detrás de plantas con flores, cual si aquello fuera un parque?, ¿Qué razón hay, y que ley es esa, que manda poner flores y así que pase desapercibida la granja o explotación de unos animales, más limpios, que muchos políticos?

Menos mal, que el pastor dueño de la explotación, tenía un amigo, que mandaba mucho en la granja del cabildo, y le proporcionó las dichosas plantas para adornar su explotación o corral; que si no, se hubiera tenido que gastar un pastón en viveros –¡pero no de frutales!- de flores. Cuando ya de por sí, con las higueras del entorno, olivos, y millo, con cañas, pitas y tuneras, tiene una decoración de p... madre; pero ¡no señor!, le mandan la mariconada de poner flores en derredor de la granja, que es, ¡una pasada!

Claro, que no es fácil dar con ella, salvo que el olfato no le funcione, y aún funcionándole, porque con tantas flores, más cree usted está ante un chalet de gente rica, que ante la cuadra-corral-explotación (o como quieran llamarla) pobre de un pobre pastor, que vive entre flores, por mandato de quienes ustedes ya saben. Porque si encima, hubieran sido árboles frutales, como que está bien (pero que tampoco, puesto que ya los tienen y allí están!

Pues, asombrado quédeme, y ese es el retrato de los políticos que nos gobiernan, que no soportan un corral, y hay que esconderlo detrás de las flores. Como si la cabras, no fueran ya decoración y belleza por sí mismas, que haya que ponerlas dentro de un recinto ajardinado, tan alto que supera con creces las tapias, y se adentran cuales árboles gigantes con ramaje, que cae hacia el interior de la granja, y que abonada por tales orines y estiércol, no hay botánico que se le compare. Pero, a pesar de todo, no deja de ser una cursilería, una majadería, un sin sentido, un mal rollo...

De tal forma y manera, que si usted, para salir del paro, crisis, hambre, suicidio y de la que está cayendo –a pesar de los goles- y piensa en poner una ganadería de cabras y ovejas, lo primero que tiene que hacer es plantar flores. Busque geranios, rosales, claveles, etc., para que nadie adivine dentro de ese jardín, hay ovejas, cabras, vacas, conejos, cochinos, gallinas...

Una nueva ley o norma medioambientalista y sepronil: plantar flores en torno a cualquier explotación ganadera. Si no, no hay legalización alguna.
Comprende ahora lo de tantos y solo cursos de jardinería. ¡Ah cabritos (por no decir: “cabrones”)!

El Padre Báez.

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